¿Y si la nota no me alcanza para el grado que quiero?

En el momento del rechazo en una determinada carrera se pueden analizar otros grados similares y de esta forma «se pueden ampliar solicitudes a grados que al principio no habían considerado», explica la docente. También existe la opción de «estudiar en otra comunidad y luego pedir el traslado» e incluso «seguir estudiando y repetir la EBAU», añade. Aunque reconoce que hay alumnos que no barajan otras alternativas. «Si realmente lo que quieres es hacer un determinado grado, existe la posibilidad de invertir un año en otras formaciones complementarias, como pueden ser los idiomas, y mejorar el nivel competencial. Se pueden volver a solicitar los estudios un año después, puede que la nota de corte baje un poco», resalta la orientadora. Silvia Martínez pone en valor la figura del orientador ya que ayuda a que los estudiantes sean más realistas a la hora de solicitar los grados, conforme a sus capacidades, y sobre todo «les ayuda ampliar las áreas de interés».

Quedarse fuera de la universidad conlleva a veces problemas de autoestima, sobre todo si se es el único amigo del grupo en esa situación. «El rechazo cuestiona la valía personal. Pero no hay que compararse, hay que entender que es algo coyuntural o estructural», apunta la orientadora de Deusto. Además, existen casos en los que las bajas notas en Bachillerato pueden haber coincidido con problemas de salud o dificultades para estudiar. «Luego vemos a estos jóvenes que cuando entran en algo que realmente te gusta, repuntan y logran notas muy altas», indica Martínez.

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Isabel Fernández Solo de Zaldívar, profesora del Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), habla de la necesidad de tener una estrategia. «Quieren ser algo y hay que centrarse en qué quieres hacer para de esta forma tener un plan B. Muchas veces los alumnos no han hecho buena elección de las optativas y no tienen claro cuáles puntúan más», comenta la docente. De ahí que recomiende mirar bien la oferta de grados, tener varios planes y no cerrarse a nada. «Si trabajas con ellos pueden encontrar opciones que no conocían», puntualiza.

Las notas de corte son orientativas por lo que puede haber alguna sorpresa en el ingreso si dicha nota baja con respecto al año anterior. O en el caso de aquellos que estén en lista de espera, «pueden ser llamados una vez iniciado el curso por lo que se puede esperar un poco». Eso sí, Fernández recuerda que en cada universidad hay que saber cómo proceder cuando estás en lista de espera. «En muchos grados, incluso en septiembre, sigue entrando gente. Hay una pega, tienes que pagar las tasas y puede que no te devuelvan el dinero», cuenta la profesora de la UNIR. Algunos estudiantes por eso piden la beca para ganar tiempo. En cuanto a la opción de elegir un grado de la misma rama es interesante cuando te convalidan algunas asignaturas y un año después se puede intentar cambiar. La profesora de UNIR anima a que cuando un alumno no entra en una carrera sirva de reflexión. «Como padres y sociedad puede verse como pérdida de año, pero también hace falta reflexionar durante un tiempo en el que recomiendo que se haga algo más», como un idioma o un voluntariado «que te aporta un crecimiento», asegura.

La docente de UNIR habla también de la presión existente entre las familias y los propios compañeros. «Tu tribu está en la universidad y si tú sigues repitiendo la EBAU algo pierdes. La ansiedad de los jóvenes es por perder el carro de la gente», subraya. Para quienes opten por estudios en la enseñanza privada anima a no relajarse una vez que no piden nota de corte sino que la entrada está condicionada a aprobar el examen. Sin embargo, «hay muchos cambios en la vida y tener una mejor nota te da más opciones de elección».