El dudoso plan alemán para alcanzar el Dorado del litio

El año pasado, la empresa china Ganfeng Lithium adquirió la argentina Lithea, propietaria de los derechos de dos lagos de sal de litio en Argentina, por 962 millones de dólares. Hace tres meses, Tibet Summit Resources anunció que invertirá 2.000 millones de euros en dos proyectos de exploración de litio en Argentina. En Chile, China aseguró una participación del 24% en SQM, el segundo mayor productor mundial de litio por capitalización de mercado. BYD se adjudicó el contrato para extraer 80.000 toneladas de litio en Chile en 2022 y Ganfeng Lithium tomó el control en agosto por 253 millones de dólares de la británica Bacanora Lithium, que está construyendo la mina de litio más grande del mundo (8,8 millones de toneladas) en el desierto mexicano de Sonora. Esta omnipresencia china es un peligro para Alemania, donde solo entre el 5% y el 19% del carbonato de litio requerido para la planificada fabricación de celdas de batería puede cubrirse con el litio nacional, según la revista 'Grundwasser-Journal of the Hydrogeology Section'.

Para empezar a poner remedio, el canciller Olaf Scholz ha visitado este mes Argentina, Chile y Brasil, donde ha prometido ayudas económicas para favorecer el procesamiento local del litio a cambio de acceso a la materia prima. «En la competencia global del siglo XXI, no basta con transportar materias primas, sin tener en cuenta el medio ambiente y las condiciones de trabajo razonables, sin valor agregado local», dijo Scholz en Chile, donde firmó un acuerdo de cooperación en el sector minero y donde mostró los europeos como socios más atractivos que los chinos.

Noticia Relacionada

Hierro, aire, madera, arena... la tecnología ilumina nuevas alternativas a las baterías de litio

Alexia Columba Jerez

El alto coste ambiental y económico de un recurso que se va agotando obliga a la ingeniería a arriesgar con soprendentes 'planes b' de almacenamiento

Cornelia Sonnenberg, gerente general de AHK en Chile y asesora de Scholz, ha explicado a Wirtschaftswoche que «implica una fuerte participación e inversiones locales» y que «Alemania no tiene que convertirse en el propietario mayoritario, pero sería apropiada una cierta participación en la extracción y procesamiento local de litio». El nuevo gobierno chileno se ha comprometido a crear una empresa estatal de litio con la que empresas alemanas puedan asociarse, pero «la participación en este tipo de proyectos es un riesgo demasiado alto que muchas empresas no están dispuestas a asumir», comenta Michael Schmidt, de la Agencia Alemana de Materias Primas, «no existe una estructura clara ni un marco legal claramente definido».

El gobierno alemán percibe estructuras más fiables en Argentina, país con el que Scholz firmó un memorando de entendimiento que garantiza el acceso alemán al litio. Tras la reunión con el presidente Alberto Fernández, Scholz sugirió la pregunta: «¿No es mejor dejar el procesamiento de esos materiales en los países de donde proceden y donde pueden dar lugar a miles de puestos de trabajo?». Pero la situación económica argentina, con inflación del 95%, frenará sin duda las inversiones.

La entrevista más difícil fue la de Scholz con el brasileño Lula, al que prometió 200 millones de euros en ayudas contra el cambio climático y al que sacó una declaración de «confianza en que el acuerdo entre la UE y Mercosur pueda cerrarse a mitad de año». Pero la rueda de prensa conjunta mostró los inconvenientes de depender de semejante socio en materias de importancia geoestratégica como el litio. Durante esa comparecencia conjunta, para sonrojo de Scholz, insistió en que «Rusia ha cometido el clásico error de invadir otro país, pero sigo pensando que dos no discuten si uno no quiere».