¿Una botella a 90 euros? El jugoso negocio del agua 'de lujo' que viene del frío

Este producto tiene sus adeptos, en un sector ávido de agua, donde incluso se habla de cazadores de icebergs. El vaso de agua premium resulta ser un nicho en auge. Sin embargo, otros ven con temor una fiebre por el H2O de los glaciares que podría causar problemas medioambientales. A la vez, que el control de fuentes de agua dulce y escasa se traduce, a futuro, en poder estratégico como es el caso de los glaciares del Nepal o el agua del lago Baikal, en Rusia. Principalmente porque solo el 2,5% del agua del mundo es agua dulce, y el 68% está congelada en los casquetes polares. Y es que tenemos una idea con múltiples caras y el agua embotellada de lujo es solo la punta del iceberg.

Así, la marca de agua Svalbardi es un ejemplo y un referente de este negocio desde que naciera en 2013 de la mano de un bróker de Wall Street. Sin embargo, no es la única propuesta que ha conseguido eco, y nos descubre un abanico de posibilidades a precios solo aptos para unos pocos. Auk Island Winery es un vino que tiene como base el agua de iceberg. Asimismo, tenemos Canadian Iceberg Vodka, Iceberg water o Quidi Vidi, que usa el agua de estos hielos para fabricar cerveza.

Noticia Relacionada

España aspira a ser la meca del nuevo 'oro líquido' que destrone al petróleo

Alexia Columba Jerez

Pero Greenpeace recuerda la huella de carbono que supone el proceso de recogida, refrigeración y venta de este tipo de agua, especialmente si empezamos a ve un aumento de la especulación de los glaciares. Sin embargo, por nueva que parezca la idea, la compañía Nukissiorfiit ha suministrado agua a los groenlandeses a partir de icebergs desde hace décadas. Y Greenland Ice Cap Production comenzó a exportar hielo a Europa en 1997, según The New York Times.

La idea que gira en torno a todas ellas es obtener agua pura con un contenido bajo de minerales. Y un producto que se abre paso, entre todas ellas, es Svalbardi con un precio superior a los 90 euros. Vendida como el agua más septentrional del mundo y galardonada como la de mejor sabor. Jamal Qureshi como su fundador explica a ABC que «recolectan pedazos de iceberg del mar después de que ya se hayan desprendido naturalmente del glaciar. Alquilamos un bote, luego los sacamos del agua con una red y una grúa. Y hacemos todo lo posible para reducir las emisiones en nuestras operaciones diarias».

Extraen 30 toneladas al año, y actualmente hay lista de espera. Detalla que «debido a la dificultad y los costos de obtener agua de iceberg, sabíamos que tenía que ser parte de la parte ultra premium del mercado de alimentos y bebidas. Nuestros clientes son una combinación de personas que lo compran en línea como un regalo especial, y clientes de restaurantes y hoteles de lujo».

Francisco Navarro, glaciólogo de la UPM que ha trabajado en Svalbard, la Antártida o Groenlandia, explica que «el agua de glaciar es un agua normal y corriente, indistinguible de cualquier moda del agua de lujo para excéntricos. No tiene sales minerales especiales. Y en cuanto a los problemas medioambientales, el efecto vendría más por los barcos que pescan los icebergs que usan diésel y dejan una huella de carbono, especialmente si fueran numerosos. Pero no hay ningún problema de que cambie el equilibrio del sistema de los océanos con el flujo actual. La huella es bastante residual. De hecho, tienen más impacto los barcos de turistas o los pesqueros de Svalbard».

La otra cara abusiva en torno al agua embotellada de glaciares la encontramos en el agua de Baikal que cuenta con una marca del mismo nombre. En 2016 el precio del petróleo en rublos cayó por debajo del precio medio del agua embotellada. Y surgieron comentarios de explotar una de las mayores reservas de agua dulce del mundo, el lago Baikal, considerado la perla de Asia. La empresa Aquasib, del que el 99% de su capital es chino, planteó esa posibilidad que ahora está detenida. Sin embargo, Baikal lleva sufriendo desde hace años la presencia masiva de fábricas que han afectado al entorno, aunque eso no ha impedido que podamos seguir encontrando en la web la venta de agua embotellada del Baikal.

Otro ejemplo de hidrominación que tiene por detrás agua embotellada VIP es el Tíbet. En 2015 su gobierno aprobó 28 licencias para que empresas chinas pudieran obtener un producto de lujo de los glaciares himalayos y forjar una industria de 6.300 millones de dólares para 2025.

Tíbet 5.100 es la marca de agua para los que vuelan en primera clase y la que se sirve en los eventos del Partido Comunista chino. Otras compañías como Qumolangma o Sinopec son directas competidoras. Especialmente porque China posee el 20% de la población, pero solo el 7% de los recursos hídricos, según la IEEE. Sin embargo, estos planes hídricos pueden afectar en gran medida al Tíbet, una de las zonas más vulnerables al cambio climático. Por su gran presencia de agua pura, se le conoce como el tercer polo que en realidad se está derritiendo porque las temperaturas están aumentando tres veces más rápido que la media global.

La avidez podría dejar fuera a otros países como Vietnam, Camboya, Tailandia, India, Nepal, Bután o Pakistán entre toros a los que actualmente también el Tíbet provee de agua, ya que es la fuente de diez ríos de Asia. La gestión de estas aguas es una cuestión crítica. De modo que el agua de lujo es una apuesta de futuro expuesta a especulación y excesos haciendo de este recurso un verdadero producto para elegidos.