El viento de cola del petróleo en España empieza a perder fuerza

Este incremento de la cotización del petróleo reducirá considerablemente el famoso viento de cola que empujaba las economías occidentales, especialmente la española, ya que nuestro país se ve obligado a importar el 99,9% del crudo y del gas natural que consume.

Esta situación, que rompe una tendencia que dura más de dos años, se ha visto agravada en los últimos días después de que la Reserva Federal estadounidense (Fed) subiera los tipos de interés. Esta medida ha fortalecido el dólar, que ha llegado a rozar la paridad con el euro. Como el mercado del petróleo se negocia en dólares, supone un encarecimiento del crudo.

Además, las perspectivas no son muy halagüeñas para 2017 porque, por un lado, los expertos apuntan que el petróleo seguirá su tendencia alcista hasta por lo menos los 60 dólares el barril y, por otro lado, porque el billete verde podría seguir revalorizándose si la Fed cumple su promesa de elevar de nuevo los tipos a lo largo del próximo año.

Hay que subrayar que cuando el petróleo costaba unos 35 dólares el barril, la economía española se ahorraba entre 15.000 y 20.000 millones de euros al año en su factura energética y elevaba el PIB entre tres y cinco décimas.

Así ha sucedido desde el verano de 2014, cuando el Brent empezó a bajar tras alcanzar un máximo de 115 dólares. Ese año ya acabó en 56,82 dólares, lo que representaba un desplome de más del 50% en tan solo seis meses.

En 2015, se movió entre los 66,89 dólares de mayo y los 36,17 de diciembre, con un precio medio de 54 dólares. En 2016 ha oscilado entre los 27,88 de enero y los 55,72 del pasado día 13 de este mes.

Aunque el precio medio de 2016, hasta hoy, es de 45 dólares, es un dato engañoso porque, como decíamos al principio, el crudo se mantiene todo este mes cerca de los 55 dólares después de que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y otra docena de países productores acordaran reducir la oferta de petróleo en casi dos millones de barriles a partir de enero para hacer subir su precio.

Este objetivo lo están logrando de momento, aunque los expertos no creen que el crudo se dispare. Entre otros motivos, porque la mayoría de los países productores han hecho gala siempre de una enorme indisciplina y casi nunca cumplen con las cuotas pactadas. Esta situación se repetirá una vez más porque hay países como Rusia, Venezuela, Irán, Argelia y Nigeria que han sufrido gravemente en sus economías el impacto de la caída de los precios desde el verano de 2014, ya que sus presupuestos dependen casi exclusivamente de los ingresos del petróleo.

Otro de los motivos por el que los expertos piensan que el crudo no se disparará es que el crecimiento económico de los países emergentes y de Europa sigue ralentizándose y la demanda continúa estancada. Ante este panorama, cualquier encarecimiento del petróleo frenaría la recuperación.

Las primeras consecuencias del incremento del precio del crudo en nuestra economía serían el encarecimiento de los carburantes y, consiguientemente, de los precios en general, así como un alza de la inflación.

En España ya estamos notando la subida de los combustibles, que se encuentran actualmente en máximos del año. El gasóleo de automoción se ha encarecido un 15% desde que comenzó 2016 y la gasolina sin plomo de 95 octanos un 7,5%. El precio medio del gasóleo al comenzar las Navidades era de 1,106 euros el litros, mientras que el de la gasolina era de 1,216.

Por su parte, el último boletín del Banco de España subrayaba que de mantenerse la senda más reciente de precios del crudo, la inflación en nuestro país podría situarse holgadamente por encima del 2% en los primeros meses de 2017. En todo caso, según este organismo, en la medida en que este repunte de la inflación viene motivado por los cambios en el precio del petróleo, cabe esperar que sea "fundamentalmente transitorio".

Los precios de consumo han registrado en los últimos meses un repunte significativo , pasando a mostrar tasas positivas a partir de septiembre. En noviembre, la tasa interanual de variación del IPC se situó en el 0,7%. Esta evolución, según el Banco de España, ha reflejado el impacto de la trayectoria del precio del petróleo sobre el componente energético.