La última frontera: tipos negativos para particulares
«Cuando estudiábamos finanzas nos enseñaron el valor del dinero en el tiempo y aprendimos que no eran lo mismo valores actuales que futuros»
Carmelo Tajadura
La referencia actual del mercado es el tipo de depósito del BCE , el que aplica a las entidades por su exceso de liquidez, situado en el -0,40%. Es una palanca que tira de toda la estructura de tipos de interés hacia abajo, ... ayudada además por la QE (compra de bonos por parte del BCE mediante creación de dinero), que pronto puede reanudarse incluso en términos netos. Es algo inédito. Nunca antes habíamos visto los tipos nominales en niveles negativos (aunque sí que habíamos asistido, en algunas ocasiones, a tipos de interés reales negativos). Cuando estudiábamos finanzas nos enseñaron el valor del dinero en el tiempo y aprendimos que no eran lo mismo valores actuales que futuros. Pero ahora hay referencias fundamentales que parecen en cuestión.
El Euribor a un año, relevante para fijar el precio de muchos activos, se encuentra cerca de ese -0,40% y todo apunta a que se irá aún más abajo este mismo mes, en cuanto el BCE reduzca otra vez el tipo de depósito. El mercado espera como seguro un recorte de 0,10 puntos en la reunión de septiembre y también otros 0,10 puntos antes de fin de año.
«Es obvio que la eficacia de la política monetaria resulta deficiente»
Es una vuelta de tuerca más para hacer frente al enfriamiento económico que se detecta, particularmente en Alemania. Sin embargo, es obvio que la eficacia de la política monetaria es decreciente y, además, creo que, a estas alturas, dosis adicionales de tipos negativos no sirven de mucho e incluso apuesto por una elevada probabilidad de que predominen los efectos negativos. Por ejemplo, el daño al sector bancario, que el BCE niega contra toda evidencia; o la proliferación de empresas «zombies» , ineficientes (que sobreviven sólo por lo fácil que resulta hoy en día estar endeudado); o la falta de ajustes y reformas en Estados manirrotos, como España, porque el dinero no cuesta nada (como ha ocurrido en julio, cuando el coste medio de la deuda emitida ha sido negativo por vez primera en la historia).
Obviamente los más beneficiados de esta situación son los deudores. La teoría nos dice que los tipos de interés aplicables se forman por la suma del interés libre de riesgo más la prima correspondiente al nivel de riesgo de cada uno y al plazo. En la medida en que el primer sumando llegara a ser más negativo que positivo el segundo, el demandante de crédito cobraría en lugar de pagar por el mismo. Es lo que ha ocurrido ya a los Estados de un número creciente de países y en plazos cada vez más largos. Es también lo que sucede en las empresas más solventes y mejor valoradas por el mercado. Y es lo que podría ocurrir, en su caso, incluso a los particulares, aunque hay disposiciones legales, sobre todo en las hipotecas, que lo limitan.
«A quien tenga en cuenta saldos de cierta importancia, le acabarán cobrando»
Pero, quizás, la gran cuestión es si la ola de los tipos negativos podría alcanzar a los depósitos y las cuentas de las familias. Por ejemplo, a usted querido lector. ¿Llegarán los bancos a cobrarle por su dinero? Por ahora hay bastantes dudas y a las entidades les cuesta dar el paso, pero mi opinión es que, desde luego, a quien tenga en cuenta saldos de cierta importancia, antes o más tarde, le acabarán cobrando, igual que a las empresas y a los organismos públicos. Porque, hoy en día, la liquidez no es un problema del sector bancario mientras sí lo es la rentabilidad . Así que las entidades se verán obligadas a repercutir los tipos negativos crecientes que a ellas las aplica el BCE por depositar su excedente.
Otra cosa son las cuentas transaccionales y de pequeños importes, donde el ruido podría ser excesivo por lo que quizás no lleguen nunca a aplicarse tipos negativos, si el BCE no va mucho más allá. Aunque me temo que la búsqueda de rentabilidad por parte de los bancos, quizás podría llevar a endurecer los esquemas de comisiones.
Y es que, al final, las decisiones del BCE afectan a todos.
Carmelo Tajadura es economista
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