Las farmacéuticas extienden sus recetas de I+D frente a la crisis

«No somos un sector de grandes volúmenes, pero entendemos que somos ejemplo del modelo productivo de alto conocimiento en el que se debe basar la sociedad», afirma Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, quien se muestra convencido de la importancia que va a tener el sector para salir de la crisis sanitaria y para la reactivación económica de España. No esconde su orgullo al ver cómo esta industria ha respondido a los grandes desafíos que ha supuesto la pandemia. «Hemos respondido tal y como la sociedad podía esperar de nosotros. Siendo muy responsables. Garantizamos el suministro de medicamentos de manera continuada tanto en las UCIs como para que los 25 millones de españoles que se medican y a quienes no les faltó su medicamento», recuerda Arnés. Además, España es el primer país europeo y el cuarto a nivel mundial en ensayos clínicos y tratamientos para el Covid.

La industria farmacéutica agrupa en España a 200 empresas y da trabajo a 42.500 personas de las cuales 5.000 se dedican al I+D. Además, hay que sumar 170.000 puestos de trabajo que genera de forma indirecta e inducida. El volumen de negocio en 2019 fue de 15.200 millones de euros (un 24% de toda la alta tecnología) y se exportaron 12.100 millones de euros. Es el sector líder en I+D industrial, invirtiendo 1.211 millones de euros, el 19% de toda la industria. Y al hablar de empleo, el 94% de los puestos de trabajo son indefinidos, un 52% de los empleados son mujeres y el 28% de las nuevas contrataciones son jóvenes con menos de 29 años. «Hay sectores que son estratégicos y vitales, y el farmacéutico es uno de ellos», puntualiza el director general de la patronal.

Desde la consultora Deloitte destacan también el papel de la industria farmacéutica como uno de los sectores de mayor carácter estratégico en cualquier economía. «Primero, por su evidente papel en la mejora de la salud de la población y, en particular, de su esperanza de vida, así como en la eficiencia y calidad de los sistemas sanitarios», indica Jorge Bagán, socio de consultoría responsable de Life Sciences y HealthCare de Deloitte. «En segundo lugar por su contribución social, económica e industrial. Y en tercer lugar, por su fuerte peso en investigación, desarrollo e innovación», añade. Son todos elementos fundamentales «para conformar una economía sólida, competitiva y sostenible estructuralmente».

En un momento en el que la vacuna se ha convertido en la gran esperanza para la sociedad y para reactivar la economía, el papel de la industria farmacéutica española es clave. «Hablamos de operaciones muy sofisticadas porque las vacunas son medicamentos biológicos con dificultades de producción muy elevadas y unos niveles de exigencia muy altos», comienza por señalar Humberto Arnés. «Participar en cualquier fase de la vacuna es muy complejo y requiere una importante capacidad tecnológica. Y están participando cuatro empresas españolas. Se desconocía el potencial del país en este campo», puntualiza. Recuerda que el gran reto del sector era escalar industrialmente para poder fabricar las dosis necesarias de vacuna. A nivel mundial estamos pasando de tener una capacidad de producción de 1.000 millones de dosis de vacunas para la gripe al año a 10.000 millones de dosis de vacunas para el coronaviru s. «Por eso se ha buscado la participación de todos aquellos preparados para participar», añade el director general de la patronal quien recuerda igualmente que lo normal es que una nueva línea de producción se prepare entre un año y año y medio y en esta ocasión, «en tiempo récord se han dotado de maquinaria adicional para poder incorporarse a la producción. Ha sido un esfuerzo tremendo que las personas desconocen». Sin olvidar tampoco la difícil logística de la distribución de las vacunas de ARN mensajero, donde «no se pueden improvisar, se requiere experiencia y estamos orgullosos de haber respondido».

«Es uno de los sectores con mayor componente de empleo estable, cualificado y diversificado en términos de género. En este sentido, muestra de forma histórica ratios muy superiores a la media española de los diferentes sectores de actividad tanto en empleo estable (contratos indefinidos a tiempo completo), cualificado (licenciados universitarios) y diversificado (empleo femenino general y porcentaje de mujeres en comités de dirección)», señala Jorge Bagán. «Es un sector muy atractivo para los jóvenes. Realizan mucha formación, no solo en el campo de la farmacia sino también en el de la salud y el papel del paciente. Es una industria muy dinámica en la que se forma mucho al personal, también en gestión y organización», destaca Paloma Alonso, profesora de IE Business School.

Desde FarmaIndustria creen que el sector ofrece uno de los empleos más atractivos en España, «cualificado, joven, diversificado, estable y basado en el conocimiento que da perspectivas de crecimiento profesional a nuestros jóvenes», resalta su director general. El economista Antón Costas sostiene que «cada euro invertido en salud e innovación tiene un multiplicador en términos de crecimiento económico y de empleo muy superior al de la inversión en cualquier otra actividad económica». Es uno de los autores del libro «Innovación sanitaria para salir reforzados de la crisis del Covid-19» donde participan expertos en economía, gestión sanitaria, medicina e investigación. Costas cree que la pandemia « nos ha hecho ver que teníamos las prioridades equivocadas; que invertir en salud pública e innovación sanitaria mejora, por un lado, la equidad de un país y, por otro, aumenta la eficiencia económica de ese país».

Conceptos como la innovación, I+D o el conocimiento forman parte del ADN de esta industria, de su cultura y de la normalidad de su agenda estratégica y operacional. «Independientemente de que cada sector presenta contextos y dinámicas particulares, sí que hay ciertos elementos de la cultura y de los modelos de negocio del sector farmacéutico vinculados a la innovación y al I+D que pueden ser aplicables a otros sectores», considera el socio de Life Sciences y HealthCare de Deloitte. Es en la investigación biomédica donde España está marcando las diferencias, y además de ser un componente económico «mejora la asistencia sanitaria del país y permite que muchos pacientes puedan encontrar alternativa a otros tratamientos para curar sus enfermedades», matiza Arnés. Cree que después de haber perdido muchos trenes de revoluciones tecnológicas, «en este España tiene que subir».

A la hora de hablar de retos del sector, Jorge Bagán recuerda que, desde una perspectiva de contexto sectorial, la industria farmacéutica debe hacer frente a la evolución del sector sanitario hacia modelos con mayor presión presupuestaria, más basados en resultados en salud y con mayor foco en ámbitos como el diagnóstico precoz y la prevención.

Paloma Alonso, quien es también directora del programa Nuevos Modelos de Colaboración Público-Privada en el Entorno Sanitario del IE Business School, tiene claro que son esenciales «las alianzas público-privadas, acuerdos a largo y medio plazo. Así saldremos de la crisis». Destaca todo el buen funcionamiento que se da en España en la industria farmacéutica en donde tienen también un papel esencial las empresas de logística para garantizar el almacenamiento y la distribución de los medicamentos, algo que no pasa en muchos países.

El pasado mes de enero Farmaindustria presentó ante el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo la ‘Manifestación de Interés del proyecto Medicamentos Esenciales y Capacidades Industriales Estratégicas para la cadena de valor de la Industria Farmacéutica Innovadora en España’. Se trata de una iniciativa liderada por esta organización en la que reúne de inicio a 14 laboratorios farmacéuticos nacionales y multinacionales pertenecientes a la asociación y 21 empresas auxiliares, y supone una inversión inicial de 500 millones de euros. «Hicimos un llamamiento a nuestras compañías para en tiempo récord conocer las inversiones para elaborar medicamentos esenciales y desarrollar capacidades industriales estratégicas», explica el director general de la patronal. «Estamos seguros de que se van a incorporar nuevas compañías para duplicar la oferta presentada. Queremos generar seguridad nacional y empleo», añade Arnés. Los objetivos del proyecto son aumentar las capacidades estratégicas de fabricación para disponer de mayores garantías en el abastecimiento de medicamentos estratégicos para nuestro país y mejorar la competitividad productiva de la industria farmacéutica en España a través de su capacitación en conocimiento, tecnología y digitalización.

Desde la patronal recuerdan el efecto tractor del proyecto ante el desafío de la reactivación económica y social que afronta España. No sólo por el impacto favorable en el crecimiento y consolidación de compañías farmacéuticas estratégicas que fabrican medicamentos sino también por las nuevas contrataciones que cada una de las empresas necesitará realizar para acometer este proyecto.