entrevista
«Si controlamos los desfalcos no habrá nuevos impuestos»
Pavlos Yeroulanos, ministro griego de Cultura y Turismo, es responsable de una cartera clave para impulsar la maltrecha economía
IGNACIO FARIZA
—¿Cómo ha afectado al turismo la crisis de imagen que vive su país?
—Los turistas no relacionan la crisis con el hecho de visitar Grecia. Son los sectores que se oponen a la unidad europea quienes tratan de asociar la imagen de Grecia ... con la del socio más débil de la UE.
—¿Ve posible que Grecia finalmente se vea abocada a salir del euro?
—Somos conscientes del debate social suscitado en Alemania y en otros países de la UE en torno al futuro del euro, y lo valoramos. ¿Realmente quiere Europa estar unida? Si queremos una Unión fuerte debemos profundizar en la cohesión interna, reforzando las estructuras institucionales. Los órganos europeos, tal y como están diseñados hoy, no tienen capacidad para encarar los problemas de los mercados, por lo que Europa debe crear estructuras capaces de lidiar con los problemas financieros. Un euro fuerte es esencial para el futuro de la UE.
—Cree que los líderes europeos han apoyado suficientemente a Grecia?
—Sí. El apoyo ofrecido por la UE hasta el momento ha sido muy fuerte. El acuerdo de julio —en referencia al segundo rescate griego— ha sido el más importante respaldo a uno de los socios desde su creación. La UE sabe que la ayuda no es únicamente en apoyo de Grecia, sino que es un punto clave para el futuro del euro. Pero para que el euro siga siendo ese instrumento tan útil del que nos hemos servido todos los europeos, además de apoyar financieramente a los países en problemas, la UE debe acometer un verdadero cambio estructural.
—¿Considera que su país está abocado a la quiebra?
—No. No contemplamos en absoluto ese escenario. Desde el Gobierno hemos puesto en marcha un amplio programa de ajustes y reformas y vamos a seguir en esa misma línea. Además, habría que preguntarse qué ocurrió entre 2004 y 2009, cuando el déficit era, aproximadamente, el doble que el actual. Algo se hizo mal en ese periodo; los griegos somos conscientes y la UE también. Por ello, el trabajo que debemos acometer ahora es mucho mayor del que esperábamos inicialmente y disponemos de menos tiempo para llevar a cabo las reformas estructurales pendientes. La crisis actual es consecuencia de desajustes pasados. Pero los que ahora tenemos responsabilidades de gobierno debemos acabar con las ineficiencias de la economía griega y ajustarnos el cinturón por muy doloroso que sea. Así, cuando la inversión vuelva a fluir, el país estará en condiciones de aprovecharlo al máximo y retornar a la senda de crecimiento.
—¿Cuándo espera que los inversores vuelvan a Grecia?
—Los primeros en llegar serán, previsiblemente, aquellos que buscan alta rentabilidad y están dispuestos a asumir riesgos, como pueden ser rusos o israelíes. Pero, para que la inversión fluya, primero debe llegar la calma a los mercados internacionales. No es que no haya interés por invertir en Grecia, es que no hay interés por invertir internacionalmente, los incentivos son bajos por la incertidumbre, y se exigen retornos elevados. Ningún gobierno ni institución internacional predijo una crisis de este calado.
—Merkel ya ha previsto un plan para minimizar el impacto que una posible quiebra helena tendría sobre su banca. ¿Cómo puede Grecia inspirar confianza en sus bonos?
—Desde el comienzo de la crisis, muchos han sido los rumores sobre la situación real de países y entidades financieras. Todos hemos hablado más de lo que deberíamos. Demasiados pronósticos, demasiados escenarios complejos, demasiadas amenazas. En una situación como la actual, hasta la afirmación aparentemente más insignificante, en especial si es pronunciada por una autoridad pública, es suficiente para sembrar el pánico en los mercados. Debemos evitar al máximo la rumorología que, como ya hemos visto, puede hacer mucho daño. Es el momento de la calma y de la prudencia si no se quiere dar al traste con la moneda única.
—¿Hay margen para más recortes?
—Definitivamente, sí. Hemos reducido en un 20% el gasto público y el reto actual está en la eficiencia del sistema: hacer lo mismo con menos dinero. Ahora, la pregunta que debemos hacernos antes de acometer un gasto es si ¿es realmente necesario? Cuando llegamos al Gobierno, heredamos estructuras del pasado que tenemos que actualizar. La duplicidad de administraciones es una lacra que debemos eliminar. Además, el Gobierno está decidido a aplicar medidas de control del fraude fiscal. Si logramos contener los desfalcos, no será necesaria la aplicación de nuevos impuestos. La cultura de evasión fiscal está presente en todos los niveles de la Administración. No es fácil, pero sí imprescindible para el futuro del país.
—Grecia falseó sus cuentas para acceder a la UE. ¿Qué opina al respecto?
—Prefiero no entrar en análisis de este tipo. Muchas han sido las historias y rumores en este y otros casos similares. Considero que el tema va más allá de este asunto, va más allá de Grecia, de Irlanda y de Portugal; lo principal ahora es salvaguardar el futuro del euro y, por extensión, de la economía mundial. Debemos plantearnos cómo queremos que sea la eurozona para los próximos 25 años. Creo en una Europa unida con un liderazgo político y económico común, pero si seguimos el camino actual, al euro no le queda mucho tiempo de vida. Creo también en una gestión política y económica única siempre y cuando se incluyan estructuras más democráticas. Uno de los problemas actuales es que la UE es una unión de gobiernos, entre los que es necesario llegar a consensos, y debería ser una unión de personas.
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