Yolanda Díaz cocina un alza del salario mínimo hasta al menos 1.000 euros

Fuentes del Ministerio de Trabajo aseguran que la cifra no está aún cerrada , pero en el diálogo social se da por descontado este montante e incluso se preparan para un planteamiento inicial que incluya un cifra mayor de cara a tener margen de bajada en las negociaciones. El objetivo previo a la pandemia del Gobierno para este año era haber alcanzado ya los 1.000 euros mensuales , pero la intensa negociación y rechazo frontal de los empresarios hizo que se recortara hasta los 950 euros actuales .

Este fue, precisamente, el primer acuerdo del diálogo social de esta legislatura y puso de manifiesto la importancia estratégica que la ministra de Podemos le confiere a este mecanismo . Ahora bien, el momento decisivo se plantea de aquí a final de año, pues el visto bueno de los empresarios ante un encarecimiento de los costes de contratación se antoja muy lejano. Y está por ver si la titular de Trabajo daría luz verde a este alza saltándose el tan valioso acuerdo de los agentes sociales. Fuentes cercanas a la CEOE tachan de «implanteable» acceder a un alza del salario mínimo en un contexto como el actual, en el que la pandemia ha dejado muy tocado a parte del tejido empresarial.

«Estos planes demuestran el poco conocimiento que tiene el Ministerio de Trabajo de la realidad empresarial española», asegura Francisco Aranda, presidente de Uno, la patronal de logística y transporte. Este denuncia además que la subida llegaría en un escenario de ausencia total de ayudas para hacer frente al nuevo envite del Covid-19. «En la primera ola de la pandemia se cerraron 100.000 empresas y estamos haciendo frente a la segunda sin absolutamente ninguna ayuda más allá de los ERTE. Esta es u na decisión suicida que atenta especialmente contra los trabajadores más precarios y los sectores más afectados por la propia crisis», remarca Aranda.

En la misma línea apunta el presidente de los empresarios madrileños y vicepresidente de CEOE, Miguel Garrido, que recomienda al Gobierno «centrarse en intentar mantener los empleos que actualmente existen y no añadir más fuego a la hecatombe empresarial que vive el país» . Asimismo, remarca que «las fuertes subidas experimentadas en los últimos años han tenido un efecto muy perjudicial en el empleo de los más jóvenes y los trabajadores con menos formación». Lo cierto es que la evolución de esta retribución acumula una subida del 30% en apenas dos años , tras crecer un 22,3% en 2019 y un 5,5% en 2020, desde los 735 euros de diciembre de 2018 hasta los 950 euros actuales.

Cualquier subida de este indicador -en este caso supondría un 5%- tiene impacto directo en la cotización de los sueldos más bajos , y en las bases mínimas de cotización, dado que están referenciadas. Son las que proporcionan mayor recaudación a la Seguridad Social y afectan de lleno a los autónomos, dado que la mayoría cotizan por este tramo más bajo. Una nueva vuelta de tuerca a este colectivo tendría unos efectos dramáticos, aseguran las fuentes consultadas por ABC.

Frente al rechazo de los empresarios, el Gobierno cuenta con el apoyo de los sindicatos en esta negociación . El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, abogó ayer mismo por un acuerdo que suba el salario mínimo hasta el entorno de los 1.000 euros mensuales en 2021. Este, además, defendió que subir el SMI «no va en contra de las empresas ni de la economía» y que, por el contrario, ayudaría a mejorar la situación.

Un alza del 5% como el que supondría elevar el salario mínimo de 950 a 1000 euros supone un fuerte incremento en un contexto de fuerte depresión económica como el actual y que incrementaría directamente los costes que soportan las empresas. Contrasta, de hecho, con las mejoras que se han planteado para otros colectivos, como los pensionistas y los funcionarios, que verán incrementados sus sueldos el 0,9%. Esta subida, pese a ser sensiblemente menor a la barajada para el salario mínimo, ya ha sido criticada por instituciones como el Banco de España o la Airef , tanto por su carácter generalizado y su impacto en las cuentas públicas, como porque probablemente los precios terminen el año en el terreno negativo, lo que ofrecerá una ganancia de poder adquisitivo para estos colectivos y no solo se protegerá su actual nivel.

El diálogo social afronta una auténtica carrera de obstáculos hasta final de año. Actualmente está sobre la mesa la reforma de los llamados «riders» , también les queda por abordar la negociación de la prestación para desempleados que agotaron la suya y cambios en la reforma laboral , otra de las grandes banderas de Unidas Podemos, junto con el salario mínimo. Con los cambios laborales Iglesias lo tendrá difícil dado que fueron demandados por Bruselas en la crisis de 2008 y sus efectos han sido destacados por todos los organismos internacionales estos últimos años.