Las ventajas y los riesgos económicos de unos precios bajos

La principal ventaja de la contención de los precios es el aumento de competitividad de los productos del país, que se venden mejor en el exterior. En un entorno de contención de salarios y pensiones, la moderación del IPC es un alivio para trabajadores, pensionistas y ciudadanos en general, que ven mitigada la previsible pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, tal y como publicaba en un informe el banco de inversión Goldman Sachs, una inflación baja puede tener riesgos para una economía como la española «altamente endeudada y con demanda interna muy débil».

Sobre todo a quien está endeudado, tanto a personas físicas como a empresas e incluso a administraciones y estados. Una elevada inflación hace que las deudas se diluyan. También Hacienda recauda más cuando los precios suben mucho, ya que el IVA o los impuestos especiales se aplican al precio de los productos, por lo que cuanto más alto es ese precio más impuestos se pagan y más ingresos recibe la Administración.

Sin duda una moderada subida de precios. El BCE ha fijado como objetivo de estabilidad el 2%, una línea roja que en España se ha superado con demasiada frecuencia, con la consecuente pérdida de competitividad. Pero el BCE considera peligrosa una inflación por debajo del 1%, como la actual que de hecho es negativa. El escenario más peligroso, aunque también poco probable según los analistas, es el de deflación. Una caída prolongada de precios, consecuencia de un desplome de la demanda, se puede traducir en caída de beneficios empresariales, e incluso en pérdidas, lo que a su vez provoca destrucción de empleo y recesión. Pero esto no es lo que se espera para España.

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) prevé que en el promedio del ejercicio la tasa de inflación se situará en torno al 0,2%, con lo que será notablemente inferior a la registrada en 2013 (1,4%). En un comunicado, la patronal explica que las previsiones apuntan a que la inflación se desacelerará en lo que queda de verano y que en los últimos meses del año puede comenzar a repuntar, aunque siempre con tasas moderadas si no se producen tensiones en el precio del petróleo. Asimismo, advierte de que, «en estas circunstancias, cualquier deterioro de la competitividad supondría una limitación para la recuperación de la economía española».

Por su parte, en el informe del consenso de analistas publicado el pasado mes de julio por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), en el que se calcula la media según las estimaciones de diferentes institutos y organismos, se apunta a una subida media del 03% en 2014 y del 0,9% en 2015. Para la propia Funcas, la previsión para la tasa media anual de 2014 se mantiene en un 0,1% en el escenario central de previsiones y para para 2015 del 0,7%.