Turismo ruso: «Bienvenido mister Petrov»
Cataluña concentra el 60% de los visitantes procedentes de Rusia, un fenómeno en puntos de la Costa Brava y Dorada
Ya forman parte del paisaje de numerosas localidades turísticas españolas: blancos de piel, camiseta de tirantes y cadena de oro, ellos... ropa de marca, bien maquilladas y siempre sonrientes, ellas. Más allá del tópico, el turismo ruso se está convirtiendo en un fenómeno al alza en nuestro país, y en numerosos destinos, sobre todo de playa, ya se les señala como los grandes animadores de un sector que, en medio de la atonía general, disfruta de una salud relativamente envidiable.
En Cataluña concretamente, el incremento en el número de visitantes procedentes de Rusia está tomando visos de acontecimiento, y en destinos clásicos de la Costa Dorada (Tarragona) y la Costa Brava (Gerona) ya hay quien bromea con lo del «Bienvenido mister Petrov» . No es para tomárselo a guasa. Con una capacidad adquisitiva cada vez mayor, el turismo ruso crece año a año, y sólo entre enero y julio de 2013 ha aumentado un 30% con respecto a 2012 . En temporadas anteriores el crecimiento ha sido similar. Si bien en el conjunto de España aún representan solo el 2,5% del total de 34 millones de visitantes llegados a España en la primera mitad del año (frente al 23,5% de británicos, el 16,1% de alemanes o 15,1% de franceses), su concentración en determinadas comunidades autónomas he hecho del turismo ruso un fenómeno local.
Así, se estima que el 60% del total de turistas de este país que vienen a España se quedan en Cataluña , lo que ha llevado a que por ejemplo en la Costa Dorada ya sean el tercer país emisor. En localidades como Salou, Cambrils o Calafell ya es práctica habitual que los restaurantes tengan la carta en ruso, Diario de Tarragona ya tiene una edición semanal en este idioma y las televisiones locales también tienen programas especiales. De igual forma, desde este verano el santuario de la Mare de Déu de La Pineda ofrece misas ortodoxas para los turistas rusos cada domingo por la mañana, ante la gran demanda existente.
«Son gente generalmente muy educada, familiar , que se interesan por el sitio donde están», explica una guía turística de Tarragona, que como muchos otros de sus compañeros se ha tenido que poner las pilas con el idioma. Si dominan el ruso trabajo no les falta. En l'Ametlla de Mar, donde una empresa ofrece la posibilidad de poder nadar entre atunes, reconocen que muchos días los turistas rusos llenan todos los turnos, y es que, a diferencia quizás de otras nacionalidades, que solo buscan sol y playa y no se mueven de la hamaca, al turista procedente de Rusia también le gusta realizar otras actividades, reconocen desde el sector.
Tanto en la Costa Dorada como en la Costa Brava su llegada está siendo un factor de dinamización económica , y no son pocas las inmobiliarias que han visto como sus ventas se animaban gracias a compradores rusos que han conocido la zona después de un periodo de vacaciones. Del mismo modo, en poblaciones como Calafell, algo deprimidas por la caída del turismo nacional, numerosos comercios, sobre todo de ropa y calzado, han visto como el gusto, se diría pasión, de los rusos por las marcas les está arreglando la temporada.
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