Wimbledon
Kyrgios derriba a Nadal
El australiano de 19 años atropella con saques directos y descaro al balear, que no encontró soluciones
Laura Marta
En la sacralidad de la pista central de Wimbledon deslumbran siete rayos amarillos coronados en gorras verdes. Gritan, jalean, animan, se divierten. La bancada más ruidosa de un por momentos sepulcral recinto tenístico se enorgullece de que el mundo descubra a uno de los suyos, ... promesa convertida en realidad bajo el sol londinense, con apariencia de jugador de baloncesto al que no parece afectarle la grandiosidad del escenario ni tampoco del rival. Es Nick Kyrgios un tenistarecién llegado al mundo de los adultos que choca por su adolescencia retrasada: porte desgarbado, ropa demasiado grande, actitud despreocupada, cascos rosas al salir a la pista. [ Narración y estadísticas ]
Juega en Wimbledon por invitación, y como tal se lo toma, como un juego y como un invitado a un deporte donde su contrincante es ejemplo de lo contrario: concentración, dedicación, esfuerzo, constancia, seriedad, el tenis como trabajo y no como hobbie. Un Rafa Nadal que pertenece a otra Liga muy distinta de la que circula Kyrgios. Y jugar con los mayores tiene el riesgo de que puedes aprender mucho, y ellos de ti. En Londres continúa haciéndose un nombre y un hombre después de acribillar a saques directos al número 1 del mundo, que no encontró resquicios al resto y tampoco la mirada agresiva con la que derrotó sin miramientos a sus rivales en las primeras rondas.
Wimbledon mide la diversión de los partidos mediante los aplausos. Hubo pocos en la pista central durante un primer set en el que apenas hubo intercambios de más de tres golpes. Un espectáculo de saques directos se comió los golpes ganadores marca de la casa Nadal, o las voleas o todo lo que no fueran servicios e intentos de restos. Aplaude el palco de Nadal con más fuerza que de costumbre en esta semana de tenis sobre hierba en la que el español, a pesar de perder el primer set en todos su encuentros anteriores, era capaz de hallar la solución y enlazar los tres siguientes sets y dejar el primer parcial en contra como un accidente. No se veía tan fácil ante el australiano de 19 años que sumó trece "aces" en la primera manga, algunos de ellos hasta de segundo saque.
Las piernas no estuvieron tan rápidas como en partidos anteriores, tampoco hubo casi opciones de usarlas porque a Kyrgios no se le acababan las pilas de los buenos primeros saques. Y tampoco de los estupendos reveses que abrían ángulos y desequilibraban al número 1 del mundo. Con uno de ellos tuvo bola de set al resto, pero Nadal aguantó hasta el tie break. Fiel al guión que ha establecido en este Wimbledon 2014, el de Manacor cedió la primera manga después de salvar otras dos pelotas de set. Caras largas y ánimos redoblados en el palco de los Nadal. Ensombrecido se veía el horizonte porque, al contrario que contra Klizan , Rosol y Kukushkin , el rostro de Nadal no ofrecía la mirada intensa con la que arrolló a sus rivales tras el primer patinazo.
La cabeza lleva mucho tiempo muy bien amueblada. No por nada es el número 1 y lleva nueve Roland Garros en diez años. Siguieron los misiles al servicio del australiano, pero también en la raqueta del español, consciente de la frescura con la que llegan los jóvenes que juegan sin presión. Comenzaron a alargarse los puntos que ganó la experiencia, pero seguía atascado al resto, y eso que Kyrgios bajó su porcentaje de "aces" a ocho. A la hora y media de encuentro llegó la primera oportunidad de romperle el saque por fin. Se le escapó a Nadal, pero se construyó otra para no alargar la segunda manga a otro agónico tie break. El "vamos" evidenciaba el mal trago por la que estaba pasando el número 1 del mundo.
Apenas varió el guión en la tercera manga. Caras apesadumbradas en los Nadal y destellos de viveza en el australiano, capaz de lo mejor con su servicio y su revés, pero también con fallos de júnior. Pero no demasiados. Se redoblaron los ánimos para el balear cuando el set ya caía, de nuevo, hacia la lotería de la muerte súbita. No hubo posibilidad de modificar nada en un plan que parecía establecido como en una película de suspense, como es el mismo tenis: incertidumbre, temblores inoportunos, errores de bulto, saques impecables... Y otra vez Kyrgios que celebra con saltos que lidera el partido por dos sets a uno.
El suspense dejó paso al miedo en la mano de Nadal, incomprensibles sus errores a pista vacía, como de incomprensible era el aguante del rival. Ni se inmutó a pesar de las tres horas de partido. Más saques indescifrables y todavía mejor su tenis despreocupado en aparciencia, pero muy bien medido hacia las líneas y los ángulos que dejaron sin piernas y sin respuestas al balear. Tanto, que el desajuste llegó por parte del zurdo en el cuarto juego del cuarto set: primer break para Kyrgios en todo el partido que logra apuntarse para desequilibrar la balanza a su favor. No hubo manera de revertir la situación que se había dado durante todo el encuentro. Nadal aguantó su saque, pero no el del rival, que levantó los brazos al cielo para abrazar la mayor historia de su corta carrera. "He jugado un tenis extraordinario, he demostrado un buen nivel durante todo el partido y he podido romper el servicio en el cuarto set. Ahora voy a disfrutarlo y a intentar descansar para el siguiente partido. Lo estoy haciendo muyu bien en hierba", aseguraba la sorpresa del torneo tras el partido.
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