Un errático Betis Baloncesto sucumbe en Santiago (71-67)

Lo mejor del equipo se dio en la apertura. De lo más ilusionante resultó la puesta en escena del Betis Baloncesto, la de un equipo armónico y en estado de gracia. O eso parecía entonces. Frente a la estructura de tres grandes del Obradoiro, el equipo bético, de azul en Santiago, afinó su puntería perimetral transformando cuatro triples en menos de siete minutos con los que dobló la ventaja (10-20). Con Balvin, que no jugó mucho en el primer tiempo, el Obradoiro respiró, pero gracias a otra diana exterior, de Rubén López, el Betis se marchaba con ventaja al primer toque de campana (18-23). Había jugado mejor con Renfroe que con Cvetkovic y pronto encontró problemas para generar desde el bloqueo y continuación central.

Necesitaba más recursos al margen del triple para mantener el control del partido porque el Monbús Obradoiro ya había ajustado y endurecido la defensa. Kasibabu erraba dos libres y los gallegos tiraban por la borda los dos primeros ataques. Desesperado en la banda, Gonzalo Rodríguez, el técnico local, agitaba el banquillo, cambiando jugadores y estructuras. Era el momento de las defensas. Paladas de cemento y cierre de filas. Las canastas, como goles. Episódicas. Un ritmo bajo en el que se mueve el Betis como pez en el agua. Pasaron dos minutos sin un solo tiro de campo convertido. DeBisschop rompía la dinámica, pero no quebraba el partido el Betis, que se dejaba triples y tiros libres en el limbo.

Stephens atizaba desde el perímetro y Quintela, desde la misma suerte, igualaba el encuentro culminando un 8-0. El Betis ya no tenía el control y se había congelado. Una cosa es desacelerar y otra, quedarse frenado. La respuesta del Betis, inmediata, con puntos de DeBisschop y Radoncic. Micovic ajustaba de tres (29-30) y Fontes dos Sar pedía una antideportiva de Hughes que los árbitros negaron. Que al Betis Baloncesto le faltaba picante era ya una realidad. Su segundo cuarto, la antítesis del primero. Ni anotaba ni agarraba el rebote (33-30). Radoncic recortaba en una canasta apoyándose en la tabla tras finta y Benite gastó aún un par de tiros sin enchufar. Los manantiales verdiblancos se habían secado: sólo nueve puntos convertidos en el segundo parcial. Había crecido la defensa gallega, pero fueron muchos los lanzamientos cómodos errados por el Betis (33-32).

De vuelta del descanso, una mala noticia: la tercera falta de Hughes. Renfroe se asociaba con DeBisschop, una alianza que da resultados, pero el Betis necesitaba que más jugadores asumieran tiros. Benite consolaba su sequía desde el 4.60 (33-36), Hughes encendía sus muñecas y Renfroe, con su particular mecánica, ampliaba el parcial en un tiro liberado sin rivales en al menos dos metros a la redonda. El acelerón del Betis se reflejaba ya en un 0-10 que silenció el bullicioso Fontes do Sar (33-42). Balvin, tras regalo visitante, y Micovic despertaban a su equipo (37-42). Cvetkovic, apagado y errático, se estrenaba desde la personal (37-44) cuando DeBisschop, que estaba jugando a gran nivel, cometía la segunda falta y Cvetkovic, una dudosa antideportiva por bracear mientras conducía el balón. Maneras de complicarse la vida. El Betis le insuflaba vida al Obradoiro (44-44, tras triple de Davison). Todo volvía a empezar con los invitados en el túnel de la intermitencia, sin continuidad. Alternaban fogonazos con apagones mientras Benite ampliaba su colección de fallos. No producía nada el Betis, yerro tras yerro, seco y anárquico. Con el equipo desconocido, el Obradoiro se fue seis arriba cuando tronó la bocina del tercer parcial (52-46). Desde el 0-10, parcial de 19-4.

No reaccionaba el Betis, que por errores técnicos desperdiciaba ataques (54-46). En un partido de mínimos, naufragaba. Stevic, al que le sobra picardía, picaba piedra, sacaba faltas, anotaba y ponía a su equipo con nueve de ventaja (57-48). Que fueron diez tras triple de Davison (60-50) a falta de 5.37. Gonzalo García pidió tiempo, mas parecía utópico que el Betis, a ese nivel, le diese la vuelta al partido. Kasibabu asumió entonces la responsabilidad anotando siete puntos seguidos (60-57) para generarle de nuevo muchas dudas al conjunto gallego.

Vivo estaba el Betis a falta de tres minutos. Benite replicó a Davison desde el arco (63-60) y Hughes ajustaba aún más el marcador (65-64) a 1.52. Kasibabu, objeto de falta por Davison, se encaró con su rival y los árbitros castigaron al bético con la técnica. Luego, desconcentrado en congoleño por mucho que Renfroe trató de calmarlo, erró uno de los tiros libres de la personal (66-65) y Quintela no fallaba desde el 4.60. Hughes erraba el triple del empate y Micovic sentenciaba el duelo desde la esquina (71-65). Ya no había nada que hacer. Tras tiempo muerto, Renfroe perdió la pelota y el Betis apuró el tiempo para, pensando en el duelo particular, que la derrota fuera desde el punto de vista contable lo menos gravosa posible.