Un derbi sevillano de muy diferentes necesidades

En su cancha y ante su gente, con la atmósfera propia del ambiente festivo que ha preparado el club esta semana para convertir el último partido de 2024 en una fiesta del baloncesto sevillano (la recaudación por venta de entradas es récord de la temporada), el Betis Baloncesto aborda su séptima cita del mes de diciembre. Un auténtico 'rompepiernas' que está poniendo a prueba su fortaleza tanto física como mental y en el que ha perdido hasta a dos jugadores por el camino, todos lesionados: Cvetkovic y DeBisschop, a quien se ha intervenido quirúrgicamente al tener afectado el menisco externo de la rodilla derecha. Una baja muy sensible, que debilita la estructura interior, ya que el pívot de Oregón estaba creciendo en su juego y se había convertido en el cinco titular de este Betis al que, se lamentan en el seno del club, parece que le hubieran echado un mal de ojo.

Con la de Bisschop, que ya se había lastimado en el choque copero contra el Naturavia Morón, son nueve las lesiones que suma el plantel verdiblanco en esta temporada de lo más accidentada, nada tranquila desde el punto de vista médico. Siempre hay por lo menos algún inquilino en la enfermería. En este momento son tres. Todos ellos jugadores de jerarquía en la estructura del equipo. No se refugia el técnico verdiblanco, Gonzalo García, en el parapeto de las lesiones, pero es cierto que los niveles de competitividad del grupo se resienten obligatoriamente porque esos agujeros han de ser rellenados por otros jugadores que acumulan más minutos y fatiga en las piernas. Lo cual se nota especialmente en un tramo de la temporada tan escarpado como éste. Porque, superado el Rubicón de final de año, el ritmo de partidos no bajará. Enero se las trae, mucho más si el Betis superase el cruce copero el 7 de enero y se plantara en la Final Four de los días 24 y 25.

Ya en Oviedo se comprobó que el depósito de combustible del equipo está algo justo. Porque empezó a toda pastilla, estableciendo diferencias importantes en el marcador, para luego, en los últimos minutos, agarrarse a la pista, sufrir y vivir de las rentas, llegando muy apurado al tramo final. Suspirando de alivio. En estas circunstancias, con la plantilla tan mermada, cada victoria vale su peso en oro. Aunque el club aspirase a lo máximo a principios de temporada, los acontecimientos invitan a rebajar las expectativas pensando en estabilizarse en la parte alta de la tabla sin obsesionarse con el liderato, que ahora mismo se ha alejado y parece cosa de tres equipos: San Pablo Burgos, Flexicar Fuenlabrada y Movistar Estudiantes. La temporada, no obstante, es larguísima. Quedan 21 partidos, demasiados para dar por sentado que los cosas se quedarán tal como están.

Debe ser ahora mismo el Betis Baloncesto un equipo cortoplacista enfocado única y exclusivamente en el siguiente partido. El que lo mide a este Naturavia Morón que por ahora no encuentra en la probeta la fórmula de la victoria en esta Primera FEB, categoría en la que se estrena el club sevillano. Un regalo de momento envenenado porque las derrotas siempre duelen a los profesionales, especialmente cuando se convierten en incómodas y habituales compañeras de viaje.

Quien piense que el Morón se ha quedado de brazos cruzados, sin hacer nada mientras los reveses se acumulan, está muy equivocado. Dentro de sus limitaciones económicas, las del presupuesto más bajo de la categoría, ha agitado la plantilla. Respecto al partido de Copa, ya no están en su plantilla cinco jugadores: Duke, Serrano, Alain Bernard, BJ Mack y Tumba. Elementos que la dirección deportiva liderada por Pepe Reina ha suplido con los fichajes de Santana, Giedraitis, Norris, Da Silva y Pape Badji. Además, Luis Parejo causa baja por lesión. Media plantilla es nueva. Ha crecido en calidad, especialmente en el juego interior, pero la victoria se le sigue resistiendo aunque la ha tenido muy cerca. Como hace tres jornadas, en el Alameda frente al Estudiantes, cuando gozó de suculentas ventajas que no pudo conservar hasta acabar fulminado por Granger en la prórroga.

Su MVP es el exterior costamarfileño Kouadio, con promedios de 16,5 puntos, 5,8 rebotes y 1,2 asistencias. Un jugador al que no conviene perder de vista porque parece preparado ya para retos de mayor envergadura. El Morón tiene el tercer ataque menos prolífico de la competición (72,6 puntos con un 25% en el triple) y la tercera peor defensa por puntos encajados: recibe 85 por encuentro con un 36,7% en el tiro exterior de sus rivales. Números discretos que lastran sus posibilidades pero también ocultan su creciente competitividad. En la Copa de España, el Betis Baloncesto sólo pudo hacerle 70 puntos.

Sin DeBisschop, y a la espera de que la dirección deportiva pueda atar a algún sustituto, sea temporal o no, Domenech tendrá que cuidarse mucho más de las faltas que en Oviedo a fin de ser la segunda alternativa cerrando el tablero junto a Kasibabu y Radoncic. Benite tendrá ganas de reencontrarse con su mejor versión tras dos actuaciones muy discretas y Hughes de prolongar su idilio con la canasta rival. Será además el tercer encuentro que juegue Atencia, sustituto de Cvetkovic. Un partido cargado de alicientes en la víspera (el club verdiblanco ha preparado la fan zone desde las 10.30 para que los aficionados de ambos equipos disfruten) y de emoción e interés una vez el balón se ponga en juego. Porque el Morón sueña con estrenarse en un día muy señalado de la temporada y el Betis, siempre obligado, tiene el deber de salvaguardar su fortín para mantener al menos la distancia, si es que no puede rebajarla, con los tres fugados del pelotón.