fútbol

El vestuario se apropia del Madrid: futbolistas caprichosos, comportamientos tóxicos y vicios irreconducibles

Los jugadores blancos, con la connivencia del club, acumulan un año y medio de máximo poder que ha llevado al equipo a una deriva nociva y peligrosa que puede provocar otro año sin títulos mayores

Ancelotti ya detectó y avisó de lo que pasaba, pero el cambio de entrenador no ha solucionado nada. Desde el caso Vinicius, Xabi se siente solo y sus futbolistas se están aprovechando de su debilidad

Xabi ignora un posible despido ante el City

El Real Madrid vive su momento más complicado en años. Y, quizás, de toda la segunda era Florentino Pérez. Hace 18 meses que el equipo consumó un doblete histórico en Wembley, ganando su Champions número quince. Antes había logrado su Liga número 36. Y, ... entre medias, había anunciado el fichaje de Mbappé. Todo era wonderful. También la comparativa con el otro lado del puente aéreo, con un Barça en demolición, sumido en una crisis deportiva, económica e institucional que hacía presagiar un dominio blanco para bastante tiempo. En España y en Europa. Año y medio después, nada de eso ha pasado. Y, lo que es peor, no tiene pinta de que vaya a suceder.

La caída libre del Madrid desde junio de 2024 tiene unas cuantas explicaciones, pero la de la mayor profundidad e impacto es la apropiación del club por parte de un vestuario rebosado de egos que primero devoró a Ancelotti y ahora está haciendo lo mismo con Xabi Alonso. Ambos casos con la connivencia del club, que ha entregado las llaves, la cerradura y el pomo de la puerta a un grupo de jugadores que viven en un mundo absolutamente irreal y cuya actitud conduce peligrosamente al Madrid a una segunda temporada en blanco.

La planta noble tiene mucha responsabilidad en lo que está pasando en un equipo donde los problemas se acumulan conforme los caprichos de los jugadores aumentan, a la vez que desciende su compromiso y sus ganas de jugar al fútbol. La pregunta es qué sería del Madrid sin los goles de Mbappé y las paradas de Courtois. La pasada temporada. Y la actual. Solo ellos dos se salvan de una última temporada y media de pena que evidencia una alarmante falta de calidad en unos cuantos jugadores a los que la camiseta del Madrid les queda grande; y a los que no les queda holgada, les falta el compromiso, el sudor y el orgullo que exige el escudo del club blanco.

En estos seis meses de la era Xabi, el vestuario del Madrid no ha congeniado con Alonso. Llegó para subir el nivel de exigencia, tanto de entrenamientos como de partidos; para imponer disciplina y orden en un vestuario mimado, viciado y, en bastantes momentos, tóxico; y para modernizar futbolísticamente al equipo. Todo eso duró dos telediarios. El del Mundial de Clubes y el del primer mes de esta temporada. Con el paso de las semanas, los jugadores han ido poniendo malas caras por sus exigencias tácticas, su presión alta, su línea adelantada, sus vídeos interminables o sus pocos días de descanso. Y Xabi, sabedor de que se le iba el vestuario, ha ido cediendo poco a poco hasta entregarle la mano, el brazo y lo que le pidan.

Dos días libres sorprendentes

El último ejemplo es reciente. La victoria en San Mamés tiene un antes y un después que muestra el poder del vestuario. Viajar el martes y no el mismo miércoles enfadó a una buena parte de los jugadores y, tras la victoria ante el Athletic, Xabi les concedió dos días libres, cuando solo estaba previsto uno. La preparación del partido ante el Celta contó con un solo entrenamiento, el del sábado. Es solo un ejemplo de los muchos que han sucedido desde el estallido del caso Vinicius.

Una polémica que abrió los ojos a Xabi. Hasta entonces, Alonso no sabía realmente lo que era entrenar al Madrid. Y eso que fue jugador durante cinco años, y vivió en primera persona cómo hasta un entrenador como Mourinho se quedó sin el apoyo de una gran mayoría de sus jugadores cuando empezaron a venir mal dadas. Ahora es el propio Xabi el que experimenta en primera persona el peso que tienen los jugadores en el Madrid, pero no entiende para qué se le trajo si en la primera curva el club miró para otro lado, como sucedió con Vinicius. Ahí es cuando Xabi entendió que debía gestionar 25 egos y dejar a un lado su faceta de entrenador. El principio del fin.

Una derrota ante el City sentenciaría a Xabi. Solo le podría salvar las pocas opciones B que hay, con Zidane como candidato favorito

Desde entonces, Xabi ha pasado a ser un entrenador político que ha intentado acercarse al vestuario ofreciéndole concesiones: vídeos más cortos, estrellas intocables, más días de descanso, menos obligaciones tácticas… Decisiones todas ellas contra su modo de pensar. Xabi ha creído que entrenar de rodillas en el Madrid iba a catapultar al vestuario y, normalmente, es justo lo contrario. Todo lo que ha sucedido en las últimas semanas ha sido cultivo para lo que parece inminente: su despido. Como contó este periódico, Xabi se la jugaba en San Mamés, ante el Celta y frente al City, y así va a ser. Una derrota contra Guardiola este miércoles le dejaría prácticamente fuera del Madrid. Él no lo quiere admitir y el club ha vestido públicamente de paciencia estos tres partidos con aire de ultimátum, pero Florentino, Xabi y los jugadores saben que, en un contexto así, el que sale por los aires es el entrenador.

Incluso aunque el plan B no esté claro, como no lo está. Los nombres que se manejan o no convencen (Raúl o Arbeloa), o no son posibles (Klopp o Conte), o es volver a lo mismo que con Carletto (Zidane). Ese es el riesgo y el daño de demoler en apenas año y medio a entrenadores tan distintos como Ancelotti y Xabi, y entregar el club en bandeja al vestuario.

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