Bellingham, nacido para jugar en el Madrid

Estuvimos todo el verano preguntándonos cómo sería el Madrid sin Benzema. Error. La pregunta es cómo es el Madrid sin Vinicius. Y es algo parecido a una mesa sin cuchillo y con tenedor de plástico. Al menos, así fue en la primera mitad ante el Getafe, el mejor equipo de LaLiga a la hora de defender los espacios interiores, justo lo que explota este nuevo sistema de Ancelotti. Menos mal que ha llegado Bellingham para disimular cualquier carencia, también la de la falta de colmillo sin Vinicius.

Carletto eligió a Joselu para sustituir al '7' blanco, pero es complicado imaginarse una buena temporada del único '9' puro de la plantilla. El Madrid ha convertido dos autopistas conducidas por Vinicius y Rodrygo en dos conatos de páramo. Carvajal y Fran García son generosos, pero tienen más obligaciones y responsabilidades que mirar hacia adelante los noventa minutos. Y la gasolina no es infinita. Sin juego exterior y sin balones aéreos, Joselu está vendido.

Como ante el Almería y el Celta, aunque en Balaídos el tanto fue anulado, el Madrid recogió el balón de la red demasiado pronto. Gol 'made in Getafe'. Saque de puerta, un par de toques de cabeza, un grave error de Fran García al ceder el balón a Alaba y Mayoral, más listo que ninguno, para el 0-1. Recorte hacia su pierna buena en el mano a mano con Kepa y balón a la porteria. Rudiger estuvo cerca de evitarlo, pero a pesar de llegar a tiempo no llevaba sotana y el balón se le coló entre las piernas. Como Arribas en Almería, otro canterano le daba un mordisco al Madrid. La maldición de los ex.

El enfado por el gol en contra se transformó en rabia y frustración por la poca llegada al área rival y las decisiones de Melero López. Puntilloso con cada balón dividido más choque del Madrid, permisivo en el caso contrario. Carvajal, desesperado, hizo dos agujeros en el césped al darle repetidamente con sus puños. Realmente, el cuerpo le pedía impactar contra otra cosa, pero entonces hubiera sido boxeo, y no fútbol.

El penalti señalado a Bellingham, y rectificado luego por Melero, tras ser llamado por el VAR, intensificó el enfado de los de Ancelotti, y de la grada, que no tardó mucho en afinar la garganta y entonar el canto de moda: 'corrupción en la Federación'. Ancelotti se tapó la cara, mientras se desfogaba con una sonrisa sarcástica y una airada charla con su hijo.

El ejercicio de impotencia del primer acto lo intentó solucionar Ancelotti con la entrada de Nacho y Kroos por Fran García y Camavinga. Al exlateral del Rayo, señalado en el tanto del Getafe, lo remató Carletto con el cambio al descanso. Alaba a la banda y el capitán de central, acompañando a Rudiger. Eduardo, con poca presencia ofensiva, concepto en el que debe echar horas extra, tampoco había hecho méritos para seguir en el campo.

El cambio de cromos vino acompañado de lo que pedía a gritos la presencia de Joselu, autor del empate en el 47. A centro de Carvajal. Ahí es donde de verdad hace daño el ariete. Gol de cuñados, con regalo incluido de Djené, blando en el despeje. Tuvo otro en su pie izquierdo, otra vez tras un mal despeje del Getafe. Su trallazo lo sacó abajo Soria, mano dura para evitar el doblete de Joselu.

A la mejor versión del portero azulón, le ayudaron los palos. El izquierdo, en un disparo desde la frontal de Kroos, el derecho en un centro chut de Carvajal y el larguero en un zurdazo de Rodrygo. Y ese otro fútbol del Getafe que logró frenar sigilosamente una buena segunda parte del Madrid. Más movilidad, más balón pegado a la cal, mayor velocidad en la circulación, pero 1-1 al noventa. Hasta que apareció el '5', en el 93. Como Ramos en Lisboa. Como tantas otras veces ha hecho este club. Hay alumno nuevo en el cole del Bernabéu, y va sobrado de belleza, inteligencia y carisma. Cinco goles en cuatro partidos y el Madrid, líder al parón de selecciones.