El juez interrogará a un testigo de la conversación entre Vilda y el hermano de Hermoso

Se trata de un paso instado por la defensa de Jennifer Hermoso ante las contradicciones entre el relato que prestó Vilda, imputado por un presunto delito de coacciones, en la Audiencia Nacional, y el que trasladó el hermano de la jugadora en la causa que se sigue contra el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, por agresión sexual y coacciones. Este testigo presenció la conversación y podría arrojar luz al respecto.

Mientras Rafael Hermoso señaló que Vilda le insistió en que sería «bueno» para su hermana que apareciese apoyando a Rubiales durante el vuelo de vuelta desde Sidney a España, el seleccionador lo que explicó es que la vio «agobiada» en el avión y como la conoce, en lugar de ir a preguntarle a ella, prefirió acercarse a su hermano para saber cómo se encontraba. Negó ningún tipo de coacción o presión para torcer la voluntad de la jugadora, como también descartó haber recibido instrucciones de Rubiales al respecto.

No es el único testimonio vertido hasta ahora que se someterá a contradicción. También a instancias de la representación de la jugadora, el juez ha convocado el 30 de noviembre una diligencia de careo entre la amiga de Hermoso que viajó con el grupo de jugadoras a Ibiza en una expedición para celebrar el título de campeonas del mundo y el responsable de Marketing de la Federación, Rubén Rivera, que está imputado por las presuntas coacciones.

En este caso, se trata de contraponer el relato de ambos en presencia de las partes. Ella, como testigo, declaró que él la había estado presionando durante aquellos días en la isla para que convenciese a Hermoso y que ella aguantó su insistencia para proteger a la jugadora. En concreto, según su testimonio, Rivera le estuvo insistiendo en que su amiga debía declarar públicamente en favor de Luis Rubiales, cercado ya por el escándalo tras haberle propinado un beso en los labios durante la entrega de trofeos del mundial.

El responsable de Márketing, por su parte, lo que explicó ante el juez es que él era un mero «recadero cualificado» y que su posición era la de gestionar las necesidades de las jugadoras durante el viaje, desde entradas de discotecas hasta ropa en algunos casos, y trasladar los mensajes que a él le llegaban para ellas de la Federación.

En este sentido, reconoció que insistió a Jennifer Hermoso para que atendiese llamadas telefónicas del director de la selección, Albert Luque -imputado igualmente por coacciones- y del entonces responsable de Integridad, Miguel García Caba, que estaba realizando un informe cuya última versión exoneraba a Rubiales. Negó órdenes de aquel así como coacción alguna y subrayó que él se limitaba a trasladar los recados.

Rivera de hecho, aportó una batería de whatsapps para apuntalar su versión de que tenía buena relación con Hermoso y que no hubo coacciones, así como su papel de solucionador de problemas. En esos mensajes, que habrían tenido lugar en el contexto en que se supone que él estaba ejerciendo presión sobre ella, la jugadora le pide una serie de gestiones, como el acceso de seis personas en dos discotecas o un bikini.

Esta es su principal punta de lanza para rebatir la imputación, tal y como argumenta en un escrito al juzgado al que tuvo acceso ABC y en el que subraya que «una persona que se ha sentido o se siente coaccionada por otra, por haber ejercido esta violencia o intimidación sobre la primera, no tiene ningún interés en escribirla y menos encargarle recados entre risas».

En el escrito, la defensa de Rivera, tras recordar que Hermoso no le denunció y que fue imputado por decisión del juez a petición de la Fiscalía, incide en que hubiese estado «persiguiendo a doña Jennifer para que, con violencia o intimidación, ésta hiciera algo en contra de su libertad, no tendría sentido» que ella le hubiera escrito «durante y después de ese supuesto ataque con total normalidad».

Lo mismo alega en relación con las testigos Alexia Putellas y Misa Rodríguez, quienes concedieron ante el juez que Rivera se encargaba de la logística y de las que también aportó conversaciones a la Audiencia Nacional recogiendo, entre otros mensajes, aquellos en que ellas le daban las gracias por la organización del viaje.

«Lejos de que fuera 'enviado' para presionar a nadie, acudió como Director de Marketing y Comercial a desarrollar las funciones propias de su cargo y reconocidas por todos los declarantes», señala el escrito, que pide el sobreseimiento porque considera que «no existe ningún indicio» de que cometiese un delito de coacciones.

Incide en que Rivera «no iba en el autobús en el que estaba doña Jennifer del que le hicieron bajarse para que leyera y suscribiera el famoso comunicado, no estuvo en ninguna reunión con el Sr. Rubiales ni con los directores de comunicación ni con doña Patricia Pérez, ni con nadie encargado de redactar comunicados, viajaba en el avión en clase turista (fila 30) con los patrocinadores, alejado del Sr. Rubiales y de las jugadoras que viajaban en business y continúa en la actualidad en su puesto de Director de Marketing y Comercial de la RFEF». «No pinta nada» en esta historia, añade.

El juez ha dado traslado al resto de partes en la causa del escrito para que se pronuncien sobre la petición, mientras la agenda de la instrucción sigue su curso. Este martes declara Luque, que lo hará por videoconferencia desde Tarrasa, donde reside, pese a estar investigado,

Asimismo y también a instancias de la representación de Hermoso, el juez ha oficiado a la RFEF para que aporte el comunicado que publicó en su página web el 26 de agosto y que fue eliminado pocas horas después de ver la luz tras generar un aluvión de críticas. Solicita a la institución que identifique además a la persona que se encargó de su redacción y publicación. Para la defensa, «ayuda a documentar la presión sobre la voluntad y manifestación» sobre la jugadora.