Vilda niega coacciones a Hermoso y asegura que habló con su hermano para ayudarla a «bajar el suflé»
El director de Marketing de la Federación se define ante el juez como un «recadero cualificado» y apunta a Luque
Hermoso, ante la Fiscalía: «No me merezco haber vivido esto»
Madrid
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Iniciar sesiónEl exseleccionador nacional femenino, Jorge Vilda, ha negado este martes en la Audiencia Nacional haber coaccionado a la jugadora Jennifer Hermoso y ha asegurado que su intención cuando habló con su hermano durante el vuelo de vuelta desde Sidney era ayudarla para que «bajase ... el suflé» porque la veía mal, «agobiada»
Vilda estaba citado como imputado ante el juez que investiga al expresidente de la RFEF Luis Rubiales por agresión sexual y coacciones a Hermoso, igual que el responsable de Marketing de la Federación, Rubén Rivera, que ha comparecido a renglón seguido y se ha desmarcado de los hechos.
Según informaron en fuentes presentes en la declaración, el interrogatorio de Vilda, que se ha extendido más de una hora, ha sido tenso. En varias ocasiones la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, le ha llamado la atención para que se centrase en las respuestas, con frases como «no hemos venido a hablar de usted».
Ya había empezado la sesión enrarecida: el juez Francisco de Jorge ha subrayado ante los abogados presentes que está investigando la filtración de vídeos de la causa, visiblemente molesto por la emisión ayer en Telecinco de la declaración íntegra de Jenni Hermoso ante la Fiscalía, después de que hace una semana se publicasen los audios de la comparecencia de Rubiales.
El testimonio de Jennifer Hermoso ante la Fiscalía: «No me merezco haber vivido esto»
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Durante su declaración, Vilda ha negado haber recibido instrucciones de Luis Rubiales para hablar con Hermoso, como también que su intención al hablar con el hermano de la jugadora fuese ejercer presión. Ha subrayado que la veía «agobiada» durante el vuelo, donde el ambiente estaba enrarecido respecto del jolgorio en el estadio, y no quiso dirigirse a ella, dado que la conoce «de toda la vida» y la aprecia.
De ahí que en los paseos que, según ha asegurado, daba para soportar las 20 horas del trayecto y visitar a su mujer y a su hija que se sentaban en la parte trasera del avión, hablase finalmente con el hermano de la jugadora. Él, como testigo, lo que dijo es que Vilda le conminó a convencerla para que saliese en un comunicado conjunto con Rubiales cuando el equipo hiciese escala en Doha, pero el exseleccionador nacional rebaja el tono.
Que diera «su versión»
Asegura que se interesó por el estado de Jenni con intención de ayudar y que no pidió nada a Rafael Hermoso, aunque sí reconoce que le recomendó que su hermana diese su versión o hablase con los medios por eso de «bajar el suflé». La fiscal le ha preguntado a qué versión se refería y él ha insistido en que su intención es que la jugadora diese la suya, sin más.
Y de Rubiales, Vilda ha afirmado que estaba sentado delante de él en aquel avión y que a lo largo del trayecto presenció varios corrillos en los que él y la gente de su confianza hablaban todo el rato de la repercusión del beso en los medios. Sin embargo, ha sostenido a preguntas de la fiscal que no intervino en esas conversaciones. Considera que no es del círculo de confianza del entonces presidente de la RFEF y por eso escuchaba, pero no aportaba.
En el interrogatorio, Vilda ha aclarado además que no vio en directo el beso porque estaba el último en la fila al medallero y también ha asegurado que no fue consciente de que en el trayecto del estadio al aeropuerto se pidiese a Hermoso bajar del autobús. Estaba, conforme ha declarado, de acuerdo a las fuentes jurídicas consultadas por ABC, concentrado en su mujer, su hija y la celebración.
«Sólo daba el recado»
En cuanto a Rivera, que el viernes aportó una batería de mensajes de whatsapp intercambiados en los días objeto de la investigación con la propia Hermoso, su amiga y otras jugadoras para tratar de evidenciar que él no emprendió coacciones, ha sostenido ante el juez Francisco De Jorge que Rubiales no le encomendó ninguna gestión al respecto y no le dio ninguna instrucción.
El papel de Rivera se incardina en la expedición a Ibiza que hizo la selección para celebrar el título. Hermoso, ante la Fiscalía, señaló que la estuvo persiguiendo para que hablase por teléfono con el que era director de Integridad, Manuel García Caba y el director de la selección nacional Albert Luque, que está investigado. Ella se negaba, según dijo, porque quería que la dejasen en paz. No quería más presión sobre la necesidad de salvar a Rubiales en público.
El director de marketing lo que ha explicado es que ese era su trabajo, que a Ibiza acudió «como intermediario de la Federación» y que eso le convirtió en una especie de «recadero» o «correveidile cualificado» porque todo el que necesitaba algo recurría a él, que solucionaba. Ha puesto como ejemplo de esa función de solucionador que hubo de comprar bikinis y ropa de verano para las jugadoras o entradas para las discotecas, según las fuentes consultadas.
Con la amiga, por las cosas en común
En este sentido, ha puesto la presión en Luque porque, asegura, él se limitó a transmitir a Hermoso que estaba intentando hablar con ella y que estuviera atenta al teléfono: toda la intención, así, era del director de la selección masculina y él, según su declaración, se limitaba a avisar de que estaba llamando. Y le parecía normal, porque se conocían desde hacía tiempo y tenían confianza.
Tampoco le extrañó, en este sentido que Luque se presentara en Ibiza y ha reiterado a preguntas de todas las partes (menos las acusaciones populares) que lo suyo era transmitir el mensaje, sin saber siquiera para qué querían hablar con ella ni por qué razón.
En cuanto a las conversaciones que tuvo con la amiga de Hermoso durante la estancia en Ibiza y que ella, como testigo, dijo que le hicieron sentir incómoda pero le permitieron evitarle el trago a la jugadora, Rivera lo que ha explicado es que tuvo que hablar con la mujer por cuestiones de «logística» del viaje. También que tenían cosas en común porque tienen, conforme ha declarado, trabajos similares.
El siguiente punto en el calendario de la causa es el 2 de noviembre, cuando están convocados como testigos el ya ex dircom de la Federación, Pablo García Cuervo, su número dos, Enrique Yunta, y el seleccionador nacional masculino, Luis de la Fuente, todos en calidad de testigos.
La causa sigue creciendo y cuenta ya con dos acusaciones populares, el sindicato de futbolistas AFE y la asociación Equipo de Víctimas de la Guardia Civil, que ha presentado un recurso porque el juez les impuso 15.000 euros de fianza para poder entrar al procedimiento, si bien ya los han abonado. La defensa de Rubiales lo que ha recurrido es que les dejasen entrar. Considera que no están legitimados para ejercer la acusación en este asunto. A la AFE no le han puesto objeciones, como tampoco fianza en la Audiencia Nacional.
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