Fútbol

El silencio en los campos que beneficia a unos pocos

La ausencia de público en los estadios ha favorecido a Coutinho, Bartomeu, Peter Lim o Yansheng, entre otros

Coutinho, Bartomeu y Ada Colau durante un acto del Barcelona EFE

Sergi Font

El elemento diferenciador entre un gran futbolista y un crack radica en la capacidad para soportar la presión. La historia está plagada de grandes jugadores que se desmoro naban al llegar a un club grande o que no eran capaces de rendir ante una ... gran tensión ambiental. Hace dos años y medio, Per Mertesacker anunció su retirada y confesó que su vida había sido un calvario. «Seré libre por primera vez en mi vida» , sorprendió el exitoso internacional alemán. Esa presión que el ex del Bremen y del Arsenal reconoció ha atenazado recientemente a otros futbolistas como Coentrao o André Gomes en la Liga española. «Me preguntaba si se me había olvidado jugar al fútbol, me sentía el patito feo del Real Madrid», lamentaba el lateral izquierdo, mientras que el centrocampista portugués, compañero suyo de selección se sumió en una profunda depresión que le obligó a abandonar el Barça tras dos años de sinsabores. Todos estos casos ilustran a la perfección la importancia de la fortaleza mental por encima de las cualidades.

La ausencia de público en los estadios a causa de las medidas sanitarias adoptadas por la pandemia del Covid-19 beneficia a todos aquellos que debían lidiar con situaciones de presión extrema. Coutinho, Bartomeu o Peter Lim son algunos de los ejemplos actuales que escenifican el rédito que otorga el jugar a puerta cerrada. «Las investigaciones reconocen que la presión ambiental en el deporte condiciona lo que ocurre en el campo y en los jugadores, entrenadores, árbitros... La ausencia de público supondrá la eliminación de esa presión habitual sobre el jugador que será el más beneficiado. En el caso del jugador, no tendrá presión, pero tampoco apoyo», explica a ABC la psicóloga Silvia Rodríguez-Bautista .

El ejemplo que adorna la explicación lo encarna Philippe Coutinho , el fichaje más caro de la historia del Barcelona. El portugués, atenazado por el peso mediático del precio de su traspaso (160 millones de euros), fue incapaz de ofrecer el rendimiento con el que encandiló en el Liverpool. La paciencia del Camp Nou, que relacionó el precio con el rendimiento inmediato, se agotó rápido y recibió las críticas desde la grada . Aguantó un año y medio hasta que se fue cedido al Bayern, donde participó de la goleada contra los azulgranas en Champions, mostrándose liberado. Ahora ha regresado a la disciplina culé y disputó el primer partido de Liga como titular . Su juego ha variado, se le ve más suelto y confiado. Sin duda, la ausencia de público tiene mucho que ver. «La falta de presión favorece a la concentración y al rendimiento. Al no existir presión ambiental puede mejorar el rendimiento del jugador puesto que no hay exposición a un factor estresante y el futbolista podrá permitirse estar más concentrado en la práctica del deporte y en la cohesión con el equipo, puesto que se reducen los niveles de ansiedad » confirma Rodríguez-Bautista. No obstante, la ausencia de público no solamente beneficia a los jugadores a los que les cuesta gestionar la presión. El palco y el banquillo, casi siempre en el punto de mira de los aficionados cuando los resultados no son los idóneos, se han visto favorecidos por el silencio.

El palco, en el punto de mira

Josep Maria Bartomeu, Peter Lim o Chen Yansheng son algunos de los mandatarios que se han ahorrado las críticas de sus abonados. Con los dueños del Valencia y del Espanyol dirigiendo a sus clubes desde Singapur y China, respectivamente, el caso más flagrante es el del presidente del Barcelona, sometido a una moción de censura que tiene muchos visos de prosperar. Aseguran los analistas que si el Camp Nou hubiera podido acoger a su afición, el clima hubiera sido tan insoportable que el empresario catalán se habría visto obligado a dimitir. No obstante, la ausencia de crítica masiva en un espacio reducido ha privado al dirigente de atisbar el descontento de los abonados, una teoría que corrobora la psicóloga Rodríguez-Bautista: « Competir a puerta cerrada supone que ya no hay un feedback inmediato  y constante de la afición ni a nivel auditivo ni visual».

Sucede los mismo en Valencia. No hay que olvidar que hace dos semanas, coincidiendo con el inicio de Liga, se organizó una manifestación en los aledaños de Mestalla (el Valencia recibía al Levante) para protestar contra la gestión de Peter Lim. Aunque el magnate asiático no estaba presente, el enfado de la afición era un auténtico clamor, que exigía la salida del empresario y de Anil Murthy, el presidente que ha colocado. «El club es nuestro y podemos hacer lo que queramos» , soltaba pocos meses antes Kim Lim, la hija del máximo accionista, lo que soliviantó los ánimos de una afición que no podía servirse de Mestalla para expresar su malestar.

Zona de descenso

También se libró de la crítica y la pañolada el Espanyol a finales de la pasada temporada. Los seguidores tuvieron que conformarse con amenazantes pintadas en las fachadas del estadio de Cornellá y en la Ciudad Deportiva. Chen Yansheng , como cabeza visible del proyecto; Rufete , como director deportivo; y los pesos pesados de la plantilla, centraron el enfado de la masa social blanquiazul, que se veía en Segunda división muchas jornadas antes de que acabara el campeonato. Curiosamente, en el caso del Espanyol , desde el club perico se lamentó la ausencia de público, necesario, según afirmaban, para espolear a sus futbolistas y animarles a salir del pozo al que estaban cayendo. «Existen jugadores que tienen más tendencia a la motivación extrínseca, que es la que viene de fuera. Hay futbolistas que solo sacan su máximo rendimiento con el apoyo del público . Si no es así, sienten menos motivación, supone menos energía y más desconcentración», admite la psicóloga Rodríguez-Bautista.

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