sanfermines 2022
Javier Solano: «Miedo me da el encierro de mañana»
El jubilado comentarista de TVE, memoria viva de los encierros de los últimos treinta años, alerta sobre los peligrosos toros de Escolar en un día con gran afluencia de corredores
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónSi hay alguien que conoce bien el encierro, ése es Javier Solano. Fue corredor durante 15 años y desde 1988 ha sido la voz de los encierros en Televisión Española. El veterano periodista era quien explicaba los mil y un detalles que rodean ... a esta tradición y quien narraba por qué se caía ahí un toro o se producía un montón y cuántos se habían registrado en ese punto a lo largo de la historia. «El papel del comentarista de los encierros no es contar lo que pasa en la calle, porque eso ya se ve, es contar por qué pasa lo que se ve», sostiene. Y para enriquecer así una retransmisión, «hay que conocer antecedentes y estar muy al loro para darte cuenta de lo que está sucediendo en la carrera y lo que previsiblemente va a suceder en los siguientes metros».
Jubilado en febrero de 2021, en plena pandemia, estos son los primeros Sanfermines que vive fuera de los focos, al menos como comentarista, porque en estos días salta de entrevista en entrevista -«ha sido un verdadero bombardeo de medios de todo tipo»- y no deja de posar con los numerosos curiosos que le paran por la calle.
En su revólver cuenta las muescas de 400 encierros vividos o narrados y pocas cosas de las que ocurren en esos 875 metros entre la cuesta de Santo Domingo y la plaza de toros de Pamplona le pillan por sorpresa. «Casi todo ya lo he visto y sé lo que previsiblemente va a suceder», asegura. De ahí que su vaticinio para el próximo encierro de este sábado provoque un escalofrío. «Miedo me da el encierro de mañana», dice.
«Los dos encierros que, a priori, se presentan más complicados son el de mañana sábado, con toros de José Escolar que son muy peligrosos y el día 11 de Cebada Gago. Esos dos son los que más me preocuparían como corredor o como organizador del encierro. Sobre todo el de mañana, porque a los toros de Escolar, que tienen lo suyo, se suma la circunstancia de que es sábado y va a haber el doble de gente que hoy», explica.
A diferencia del encierro de los Núñez del Cuvillo, que le pareció «soso», en la carrera de los Fuente Ymbro de hoy considera que «ha habido más tomate, la manada se ha partido en varios grupos y eso ha permitido que muchos corredores que ayer se frustraron hoy hayan podido correr». El último toro, que ha entrado suelto en la plaza, ha dejado ver bonitas carreras y por suerte, no ha habido cornadas, aunque sí muchos traumatismos. «Ha sido un encierro limpio y vistoso en el que ha tardado en meterse el último toro y por eso ha pasado de los tres minutos, pero la carrera hasta aquí ha sido de apenas 2,15 minutos, muy rápida».
Junto al vallado del callejón de entrada en la plaza, donde debutó como corredor siendo apenas un chaval de 15 años, Solano echa la vista atrás con cierta nostalgia. No puede evitarla cuando le invitan a algún plató. Han sido más de treinta años de profesión, pero por otro lado ahora vive «una gran liberación», señala. Se limita a contestar a las preguntas de los compañeros, pero el programa ya no es suyo, ya no tiene que estar pendiente del tiempo o de lo que viene después.
La despedida que no fue
Se despidió de sus telespectadores el 14 de julio de 2019 sin saber que ése sería el último encierro que iba a retransmitir. «Hasta el año que viene. Esperamos contar con su presencia...», dijo como cualquier día 14 de cualquier año anterior. «¿Quién iba a saber qué iba a pasar en 2020 y 2021?» Le hubiera gustado mostrar su agradecimiento a la audiencia fiel que madruga cada día, año tras año, para ver el encierro. «El impresionante despliegue técnico y humano que hace TVE (este año se cumplen 40 años del primer encierro), no valdría un pimiento si no hay gente al otro lado», afirma convencido de que quien lo narre «es lo de menos» porque lo importante es lo que a esa hora sucede en la calle, esa carrera de toros con gente alrededor, y el interés que despierta.
Una pareja de venezolanos interrumpe la conversación. Quieren hacerse una foto con Solano. «Es que te reconocimos, te vimos por la tele», le dicen mientras él sonríe a la cámara. Sabe que en la difusión del encierro en las últimas décadas ha desempeñado un papel protagonista. Asegura que le fue fácil porque lo conocía bien. Durante muchos años corrió en la calle Estafeta y después en la curva de Mercaderes a Estafeta. Por entonces aún había aceras y acostumbraba a quedarse en la parte derecha, pegado a la pared. Ahí veía cómo los toros que llegaban a la carrera por la calle Mercaderes inevitablemente resbalaban al tomar la curva y caían. Era el momento en el que se abrían huecos y podía meterse y correr entre los toros sin dar ni sufrir codazos ni empujones. «Era un truco de vieja gloria, pero aquello pasó a la historia porque ahora, con el antideslizante, los toros ya no se caen», explica.
Su mayor susto
En 1986, se rompió la cabeza del radio en una caída, pero el mayor susto se lo llevó en un encierro en el que salió ileso. Lo describe gráficamente, captando la atención de algunos transeúntes que esperan a hacerse una foto con él. «Estaba corriendo, con un toro aquí -dice señalando a su izquierda- y me retiré porque el animal me estaba sobrepasando. Lo hice como hay que hacerlo, mirando al toro, y tropecé con la acera. Fui a caer sobre cuatro mozos que habían caído también y recuerdo que pensé: 'qué bien, he caído en blando', pero al volver la cabeza vi que venía un toro a trote lento a por nosotros. En ese momento no puedes hacer nada, no puedes levantarte. Imagínate la situación: medio caído en cuclillas y viendo la cabeza del toro que viene, que viene... Todavía sueño con esa cabeza». Solano se salvó por los pelos. «Le cogió al de al lado y a mí no me tocó, pero sin ninguna duda es el momento de mayor peligro que he tenido en el encierro de Pamplona. Si llega a cogerme, podía haberme matado».
«Los toros matan»
Porque «los toros matan», subraya, aunque haya quien entre en el encierro sin ser consciente del peligro real que entraña. Durante su etapa como comentarista, narró la cogida que le costó la vida al joven estadounidense Matthew Peter Tassio en la plaza del Ayuntamiento en 1996 y la de Daniel Jimeno en el tramo de Telefónica en 2009 aunque no llegó a dar la noticia de sus muertes porque despedían la conexión antes de tener la confirmación oficial de los fallecimientos. Solano recuerda que Tassio había llegado a Pamplona la noche anterior y no había visto un toro en su vida. Se metió a correr, se cayó y en lugar de quedarse quieto como debía, se levantó justo cuando llegaba la manada, que para su desgracia ese día abría un toro, no un cabestro. «El animal no tuvo más que bajar la cabeza y le metió una cornada impresionante», relata.
«Mucha gente se lo toma con cachondeo pero el toro es un animal que moviendo la cabeza te puede matar», repite el veterano comentarista que cree que eso es precisamente lo que hace atractivo al encierro. «Si fueran vaquillas emboladas los buenos corredores no madrugarían y se levantarían para correr. Lo haces porque tienes un riesgo real de morir. Y, ¿por qué lo haces? Porque te da la gana. Porque nadie te pone una pistola, ni te pagan dinero».
«Es como si le preguntas a un montañero por qué sube al Everest en invierno y por la cara norte -continúa-. Pues precisamente por eso, porque es invierno y cara norte. Es ese reto que te autoimpones de asumir un riesgo simplemente por la satisfacción de salir victorioso de este enfrentamiento con un animal que es ocho veces más fuerte que tú, mucho más pesado que tú y que te puede matar. En cambio, en el 99% de los casos, el débil, el humano, sale victorioso y eso te da una enorme satisfacción. Al menos a muchos corredores».
Ahora que ya no retransmite los encierros, a Solano le han tentado sus amigos con volver a correr, pero él es consciente de sus limitaciones. A sus 64 años no se ve en condiciones. «En un spring corto puedes aguantar pero como las cosas se compliquen, que en el encierro tienden a complicarse, ya no tienes fuerzas para seguir a un ritmo que te imponen los toros, que hoy en día van rapidísimos, mucho más rápidos de lo que iban en los años 70», dice.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete