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ABC Cultural

Cornada de 25 centímetros a Manuel Escribano en Las Ventas: «Me la ha pegado fuerte»

Durante una angustiosa espera sin noticias de la enfermería, Roca Rey emocionaba a Madrid

El pitón se hunde en el muslo izquierdo de Manuel Escribao Paloma Aguilar

Rosario Pérez

Al otro lado del morbo por el encuentro entre Roca Rey y Adolfo Martín, tres matadores se enfundaban el terno de los sueños y los desvelos en un hotel madrileño. La música de tantas tardes: quizá Sabina; quizá, Camarón; quizá, Bruce; quizá, quizá, ... quizá... Y entre tantos quizás la certeza que a veces pronto se olvida: los toros cogen, los toros hieren, los toros matan. El cuarto, de nombre «Español», no perdonó la cornada a Escribano. Fue un hachazo certero: «¡Le ha metido el cuerno hasta la cepa!», gritó una señora, blanca como la cera. El valiente de Gerena, cosido a heridas de guerra , sintió el fuego del pitón: «Me la ha pegado fuerte», dijo a las cuadrillas mientras el cáliz grana manaba camino de la enfermería. Y hasta allí se dirigieron los toreros al término del festejo en una angustiosa y larga espera. Al filo de las diez aún no había parte médico. Habló su apoderado, José Luis Moreno , roto en esas lágrimas en las que navegaba la sangre de tantos héroes caídos en la arena: «La cornada atraviesa el muslo, pero no afecta a vías principales, aunque sí hay mucho destrozo en vías colaterales». Y lanzó un emocionado mensaje en el micrófono de David Casas: «Todos los que amamos el toreo tenemos que estar orgullosos de hombres como Manuel, que ha cambiado un triunfo por una cornada. Ojalá todos cuidemos de gente así».

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