Eduardo Vasco busca el sosiego a través de Goldoni y 'Las locuras del veraneo'

El próximo director del Teatro Español -en cuanto esté el contrato preparado firmará y se incorporará al puesto, dice- presenta en las Naves del Español 'Las locuras por el veraneo', de Carlo Goldoni -el título original es 'Le smanie per la villeggiatura'-, una obra estrenada en Venecia en 1761. Lo hace junto a su compañía, Noviembre Teatro, y sus intérpretes son Rafael Ortiz, Elena Rayos, José Ramón Iglesias, Mar Calvo, Alberto Gómez Taboada, Jesús Calvo, Celia Pérez, Manuel Pico y Anna Nácher-. El equipo artístico lo completan Carolina González (espacio escénico y atrezzo), Lorenzo Caprile (vestuario) Miguel Ángel Camacho (iluminación)

Explica Eduardo Vasco que a la hora de montar a Goldoni ha querido aportar algo muy necesario hoy en día: el «sosiego a la hora de plantear las cosas, de contar las historias, de establecer un diálogo. Goldoni es el autor ideal para esto, además de ser un gran dramaturgo; sus comedias son maravillosas».

En el momento en que se estrenó la obra, «la Ilustración estaba estallando en toda Europa, y Goldoni trata, a través de su teatro, hacer reflexionar a los ciudadanos y hacerle progresar hacia un mundo sin tantas aristas». Las comedias de Goldoni, resume, están «provistas de una depurada técnica dramatúrgica, unos diálogos vivos -aparentemente cotidianos, pero exquisitamente compuestos- y un propósito concreto: retratar a la sociedad que le rodea en el teatro para que reflexione sobre algunos asuntos y los observe ya que, sin duda, un pequeño cambio en algunas costumbres podría hacer del mundo un lugar mejor».

'Las locuras por el veraneo' cuenta las peripecias de dos familias burguesas de Livorno mientras preparan sus vacaciones en Montenero, en la Toscana. «Y el mecanismo de la comedia triunfa de la mano del maestro Goldoni -explica Vasco-: dos galanes enamorados de la misma mujer, dos damas que rivalizan por estar a la moda, criados que no salen de su asombro pero enredan al servicio de sus amos, padres que no entienden nada y amigos gorrones que completan el cuadro de personajes de esta divertida y elegante comedia».

Eduardo Vasco ha llevado la obra a los felices años veinte, hace justamente un siglo. «Quería situarla en un mundo que se aproximase más al nuestro, y probablemente el límite estaba en esos años veinte, porque por un lado el sistema social, traspasado esa época, es más equivalente al nuestro -sobre todo en lo relacionado con la mujer y su emancipación-, y los años veinte tienen también un poso de locura. Me pareció una buena época para plantear la comedia».

¿Y qué sentido tienen estas locuras por el veraneo hoy?, se pregunta el propio Eduardo Vasco. «Muchos. Esta comedia nos habla de gentes que viven por encima de sus posibilidades sin preocuparse más que de atender a unos caprichos -que podríamos calificar como consumistas., que aparentan lo que no son y presumen de lo que realmente no tienen. Nos cuenta, desde la distancia temporal, algo que todavía nos ocurre y que nos impide ser, por ejemplo, solidarios o consecuentes con nuestros semejantes y nuestro medio ambiente. Y lo hace mediante unos personajes -unos caracteres sería más correcto decir- que podríamos encontrar hoy por nuestras calles y nuestras casas, pero que habitan un engranaje de comedia perfecto; divertidísimo y humano».

Como es habitual en las puestas en escena de Eduardo Vasco, la música tiene una importancia fundamental en 'Las locuras por el veraneo'. El director ha mezclado composiciones propias con canciones italianas de las dos primeras décadas del siglo XX que ha versionado; «son canciones que hablan de ese anhelo por salir a veranear, de la ensoñación por el lugar de destino, Montenero... Ese mundo idealizado se muestra a través de las canciones, es la manera de sublimar el verano».