HISTORIAS DE MUSICALES (vi)
'Chicago', las tres vidas de un musical sobre dos asesinas en los felices años veinte
En junio se han cumplido cincuenta años del estreno de una obra que lleva el sello del legendario Bob Fosse
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Madrid
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Iniciar sesiónBob Fosse persiguió durante años a Maurine Dallas Watkins, la autora de 'Chicago' -una obra teatral estrenada en 1926 en Nueva York- para que le cediera los derechos y pudiera convertirla en musical. Pero la periodista y dramaturga se resistió. «Maurine Dallas ... Watkins se había vuelto una mujer muy religiosa y había retirado los derechos del mercado», revelaba hace unos años el compositor John Kander en una entrevista con ABC. Fosse, una de las grandes leyendas de la historia de Broadway, tuvo que esperar a que la autora muriera -lo hizo en 1969- y sus herederos decidieran vender los derechos de la obra. El director y coreógrafo unió al proyecto a John Kander y Fred Ebb (autores de 'Cabaret' y de la canción 'New York, New York', entre otras piezas) y pudo estrenar finalmente la obra en Nueva York en junio de 1975, con Chita Rivera y Gwen Verdon como protagonistas.
¿Por qué no quería Maurine Dallas Watkins vender los derechos? Según contó uno de sus herederos, sentía que su trabajo había servido para «ayudar a conseguir la absolución para una asesina» y eso la tenía perturbada. Y es que la autora trabajó como reportera a mediados de los años veinte del siglo pasado en el Chicago Tribune; en esa época cubrió, entre otros, los juicios de Belva Gaertner y Beulah Annan (de soltera Beulah Sheriff). Ambas mujeres fueron juzgadas -y absueltas- por el asesinato de sus respectivos amantes. Bautizadas por la prensa como «asesinas de jazz», sus juicios se produjeron en medio de un extraordinario revuelo mediático, en un Chicago donde el crimen y la corrupción caminaban de la mano del sensacionalismo periodístico. Los periódicos de la época convirtieron las sesiones en un espectáculo y las historias de las dos mujeres en lacrimógenos folletines -la propia Watkins llamó a Beulah «belleza del bloque de celdas» y a Belva «la más elegante de la fila de asesinos»-, y probablemente influyeron en su absolución.
Fue precisamente este alboroto mediático lleno de cinismo y de intereses más que de búsqueda de la verdad y la justicia lo que atraía a Bob Fosse, que veía en la obra una oportunidad para criticar la corrupción y el sensacionalismo de la sociedad estadounidense, al margen de que le permitía desarrollar su personalísimo estilo coreográfico, una de las columnas vertebrales del musical. Fosse consideraba 'Chicago' como una «comedia negra» en la que se demostraba cómo la popularidad y el carisma podían llegar a manipular la justicia y convertir a dos asesinas en dos estrellas mediáticas. El musical está lleno de vitriolo y no deja títere con cabeza: los periodistas, los abogados, los funcionarios, los jueces, salen muy mal parados en el retrato que se hace de ellos en la obra.
Concebida como un 'vaudeville', género muy en boga durante los años en que sucedieron los hechos relatados por Watkins y que combina música, comedia, danza, acrobacias... La partitura recoge el ambiente jazzístico de la época -Kander se inspiró en varios artistas de 'vaudeville' de la época, como Sophie Tucker o Bert Williams- y suma ironía y sarcasmo al libreto con canciones como 'All That Jazz', 'Cell Block Tango', 'When You're Good to Mama', 'All I Care About' o 'Nowadays'.
Precisamente la canción de apertura del musical, 'All That Jazz', es el título de la película en la que Bob Fosse contó -a su manera- el infarto severo que sufrió durante los ensayos de 'Chicago', que obligaron a posponer el estreno del espectáculo; Fosse tuvo que someterse a un bypass y a una recuperación más larga de lo que él hubiera deseado. Fumador y bebedor impenitente, consumidor de anfetaminas, mujeriego y adicto al trabajo, Fosse era un candidato claro al infarto, que supuso un antes y un después en el coreógrafo (que murió en 1987 a los 60 años) y también en su obra: cuando retomó el montaje de 'Chicago', Fosse creó un espectáculo más oscuro, y lo convirtió, según explica Sam Wasson en su biografía 'Fosse' (2013), en una metáfora de su propia lucha por el éxito y la inmortalidad a través del arte. Según contó Gwen Verdon, su esposa en ese momento, trabajaba como si cada momento en el escenario fuera una oportunidad para dejar un legado.
'Chicago': el vitriólico sello de Bob Fosse
Julio BravoEn 'Chicago' está toda la esencia de Fosse, que supo contar la historia con todo el vitriolo que tenía dentro para componer una exuberante y magnética pieza teatral en la que texto, música y coreografía formaran un único e indisoluble cuerpo
'Chicago' tuvo en la reposición de 1996 (que coreografió Ann Reiking, con quien estuvo Fosse tras separarse de Gwen Verdon) una segunda vida aun más exitosa que la primera, y una tercera en la película de Rob Marshall.
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SuscribeteMadrileño. Ingresó en la Redacción de ABC en 1985. Ha pasado por distintas secciones, pero siempre se ha dedicado a la información de música y artes escénicas. Es crítico teatral y de Danza
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