'Carmina Burana', una cantata libertina con el acento de La Fura dels Baus
Vuelve a Madrid el espectáculo creado por Carlus Padrissa sobre la célebre cantata escénica de Carl Orff
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Una imagen de 'Carmina Burana'
Pocas piezas clásicas hay más populares que el 'O Fortuna' de 'Carmina Burana': «O Fortuna, velut luna statu variabilis», el heroico coro con que comienza la partitura que Carl Orff compuso entre 1935 y 1936 a partir de los poemas medievales hallados en ... una abadía de Baviera. Y también lleva camino de convertirse en un clásico la puesta en escena que hace catorce años puso en pie Carlus Padrissa, uno de los miembros de La Fura dels Baus. Y es que el espectáculo ha sido visto por 325.000 espectadores en Europa, Asia y América.
A ellos se suman los que estos días acudan al teatro Calderón de Madrid, donde se presenta el espectáculo hasta el 7 de julio. La dirección musical es de César Belda -que ha compuesto también los fragmentos que completan el espectáculo, en los que se explica la historia-, y actúan como solistas las sopranos Hevila Cardeña, Amparo Navarro y Virginia Esteban, los barítonos Lorenzo Moncloa y Rajiv Cerezo y el contrtenor Ángel Martínez.
Los 'Carmina Burana' son un conjunto de poemas creados en los siglos XII y XIII por los Goliardos, un grupo de monjes errantes y libertinos -«los hippies de la época», dice Padrissa-, en los que animan a vivir el presente, a gozar de la vida y a romper con las reglas establecidas. Sus canciones y textos quedaron resguardados en la biblioteca de la Abadía de Benediktbeuern, en Baviera, durante más de 600 años.
El compositor alemán Carl Orff utilizó una selección para componer su célebre cantata escénica «para imágenes fantásticas». Padrissa ha dado, dice, un paso más. «Lo que hemos hecho es darle una dramaturgia y hemos creado una ópera -una 'operilla'- con un guion. Le hemos dado unidad a la soprano».
Su primera aproximación a la partitura de Orff fue su participación en el espectáculo 'Estriptis', en el que utilizaba una adaptación para guitarra flamenca de la música y simbolizaba la consumación de la unión de los amantes y el placer sexual compartido a través de las diferentes tonalidades de una soprano. Un espectáculo creado conjuntamente con el Orfeón Donostiarra para una Junta de Accionistas de Iberdrola fue su segundo contacto con la obra, y la tercera fue el espectáculo que ahora vuelve al Calderón.
«Hemos dado continuidad a esta niña -explica Padrissa-, un poco ingenua pero que tiene ganas de aprender... Hasta llegar a 'In Trutina', que para mí es un orgasmo hecho música... No hay música que mejor lo represente... quizás solo una pieza de Pink Floyd. Ella termina empoderada, la levantamos en escena, crece... La mujer es la llave; todo termina muy arriba y la Fortuna le sonríe. Se ha ganado la suerte, pero por insistencia».
El espectáculo, dice Padrissa, no ha cambiado respecto al que se estrenó hace catorce años. «Solo aspectos y formatos técnicos». Y es que 'Carmina Burana' tiene un fuerte componente audiovisual. «Sobre el escenario, un gran cilindro de diez metros de diámetro envuelve literalmente la Orquesta, mientras unas imágenes proyectadas sobre él, ilustran toda la obra de principio a fin. Una luna gigante, el deshielo, cascadas de agua, un éxtasis floral, una vendimia en directo, vino, agua y fuego…»
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