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ABC Cultural

CRÍTICA DE TEATRO

«Cinco horas con Mario», el idilio sin fin

Lola Herrera vuelve una vez más a interpretar a su más emblemático personaje, Carmen Sotillo

Lola Herrera, en «Cinco horas con Mario» Pentación

Diego Doncel

Cuarenta años después de su estreno, con miles de representaciones por todas las geografías imaginables, atravesando la reciente historia cultural de este país, el mito de « Cinco horas con Mario » y Lola Herrera sigue vivo. Todos envejecemos menos los mitos, menos ... los idilios apasionados, y este de la obra de Delibes y Lola Herrera es el más largo, el más querido, el más recordado y el más aplaudido de nuestra escena. Un escenario negro, tres sillas, un sillón, la mesa de un despacho con una máquina de escribir y un termo, una papelera donde ir arrojando las basuras de la vida, un ataúd rosa chicle y una actriz sirven para poner en marcha de nuevo esta maquinaria de reproches , este ajuste de cuentas con un matrimonio gris que, como los grandes icebergs, ocultan más que muestran. Sí, es una radiografía de la familia, pero es también una radiografía de las ilusiones perdidas , del enorme fracaso en que consiste vivir. La cara B de los sueños de Menchu, de Mario, de Paco, de un país que se fascinaba con el desarrollismo y vivía anclado en morales asfixiantes.

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