'Quino inédito', el certero ingenio del genial humorista más allá de Mafalda
Sale a la luz un volumen con una serie de viñetas del genial humorista, publicadas en la prensa entre 1968 y 2009, que no habían sido recogidas en libro hasta ahora
Las raíces andaluzas de Quino, el creador de Mafalda
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Iniciar sesiónAunque resulte difícil de creer, Quino (1932-2020) decía que no dibujaba bien. El inolvidable creador de Mafalda lo repetía a cada ocasión. «Pero no era cierto, lo que pasa es que le costaba», replica Julieta Colombo, sobrina y legataria del dibujante, en una ... respuesta que resuena mil veces pronunciada para allanar el camino del genio del humor gráfico. Esa autoexigencia fue lo que quizá le condujo a obsesionarse con el trazo en sus últimas etapas. Paralelo a ese empeño en la forma, sus viñetas se fueron haciendo cada vez más reflexivas hasta dejar un poso amargo. «Aunque siempre mantuvo su humor, al principio de su carrera se preguntaba '¿Adónde vamos a parar?' y al final decía '¡Adónde fuimos a parar!'», rememora Colombo. En esa zona de grises, entre el pesimismo esperanzado y el pesimismo resignado, se mueve 'Quino inédito' (Lumen), que recopila viñetas publicadas en la prensa española y argentina entre 1968 y 2009 por primera vez en formato libro.
Mano derecha de Quino desde el siglo pasado, Julieta conoce todos los dibujos que contiene el nuevo volumen al dedillo; sin embargo, «cada vez que los miro me hacen gracia. Siempre hay algo que interpela en sus viñetas. En ellas, además de sonrisa, hay reflexiones. Son las aristas de su obra». Colombo piensa que el humorista iba por delante del resto de los mortales. «Tenía una mente brillante. En los 60 y 70, cuando todo era 'happy flower', él ya empezó en sus tiras a alertar de los peligros de la contaminación». Por eso la obra de Quino trasciende generaciones, épocas, idiomas y geografías, y muchas de sus visiones siguen vigentes hoy en día. De ahí que, ante la perspectiva de descubrir 'nuevos' dibujos, se sienta una mezcla de curiosidad y regocijo, por saber qué necedades acerca de nosotros mismos nos desvelará esta vez o en qué contradicciones nos hará reparar. Ciertamente, solo un genio como él puede convertir ese duro ejercicio en un auténtico placer. Las penas con pan son menos penas.
Él mismo decía en una de sus últimas entrevistas que el humor servía para «poner en evidencia las cosas absurdas que hacemos los seres humanos». Lo cierto es que no hay más que echar un vistazo a nuestra historia, incluso la más reciente, para darse cuenta de que no hemos dejado de tropezar en las mismas piedras. Y hay que ver lo que nos reímos con las caídas, aunque sea a costa de nuestras vergüenzas.
Para conseguir ese efecto, 'Quino inédito' ha seguido el mismo proceso que todas las anteriores compilaciones de tiras en libros publicados cuando él todavía vivía ('Mundo Quino', 'Quinoterapia', 'Simplemente Quino' y el recopilatorio 'Esto no es todo') . «Yo siempre hacía una primera selección de sus dibujos. De ahí escogía Quino una serie y, finalmente, venía un último corte marcado por el montaje del libro: si había una secuencia que funcionaba mejor, si había alguno repetido, si gráficamente era más conveniente otro… En esta ocasión, lo hemos hecho de la misma manera, pero sin él. Aunque hemos contado con la ayuda de su agente en habla no hispana y con los editores en España y Argentina, eso ha sido lo más duro; no contar con su mirada», confiesa su sobrina.
Y tras éste, ¿habrá más Quino después? «Ahora mismo estamos inmersos en el material inédito de la primera época. Estamos catalogándolo», contesta Colombo. El proceso está resultando bastante arduo. Son dibujos de los años cincuenta, un tiempo en el que ni siquiera existían todavía las fotocopiadoras. Todavía es pronto, pero Julieta cuenta que están valorando la posibilidad de publicar otro libro que recoja esos primeros trabajos «junto a una investigación periodística que aporte datos de esa época de su vida».
Agudeza y lucidez
De momento, por 'Quino inédito' pasean sus asuntos de siempre: los oficinistas, la playa, la guerra, las desigualdades sociales, la reivindicación de la libertad, las costuras de Argentina, la omnipresencia de Estados Unidos, los exrevolucionarios entregados al capitalismo, las ilusiones rotas... Junto a ellos, otros menos habituales en los que su lucidez parece adelantarse de nuevo hasta los tiempos que nos toca vivir, como la creciente humanización de los perros o el suicidio. También parece asomarse el Quino más íntimo. En la mencionada entrevista, el también humorista gráfico argentino Tute le pregunta si se ha arrepentido alguna vez de la decisión de no tener hijos que tomó junto a su mujer. «No, no me arrepiento nada –contesta–, cada vez que leo los diarios me alegro. Los padres también son un poco inconscientes, ¿no? Lo traen a uno al mundo para luego largarlo solo sin prever cómo sigue uno. Y me pareció una mala jugada». En el libro aparece el envés. Un hombre acostumbrado desde niño a romper los planes por el futuro que dibujaban los periódicos da un giro de 180 grados al conocer a su compañera, Luz, que le enseña que lo que hay que romper son los periódicos para que sus hijos «aprendan a defenderse del apocalipsis».
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Con su habitual agudeza, Quino dibuja una y otra vez el baño de realidad que supone dejar los sueños y abandonar la cama cada mañana para ir a trabajar o enfrentarse a las propias contradicciones, y una y otra vez vuelve a quedar claro que la raza humana nunca dejó de asombrarle. En una aguda viñeta, un anciano en su sillón, mientras deja caer el periódico de sus manos, piensa perplejo: «¡Y yo que desde joven he venido creyendo que si esto seguía mucho tiempo así, esto no podía seguir mucho tiempo así!». A pesar de ese regusto amargo, Julieta Colombo afirma vehemente que el humorista siguió creyendo en las nuevas generaciones: «Estaba convencido de que la juventud sería capaz de hacer el cambio que ellos no pudieron hacer».
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