La polarización social en Argentina alcanza también a la cultura
El presidente del país, Javier Milei, ha acusado públicamente a Mariana 'Lali' Espósito de ser «un parásito que vivió chupando de la teta del Estado» y decenas de artistas han salido en defensa de la artista
El primer mes de 'la revolución libertaria' de Javier Milei
Buenos Aires
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Iniciar sesiónSon días difíciles los que se viven en estos momentos en Argentina, donde a la innegable crisis económica que atraviesa el país se añade también otro ingrediente: el altísimo grado de polarización social en el cual las críticas son tomadas casi como amenazas y cualquier ... comentario o sugerencia es inmediatamente respondido desde la agresión. Esta semana la división social ha escalado hasta el ámbito de la cultura y esto se ha evidenciado en la pelea del presidente Javier Milei con la artista de renombre internacional Mariana 'Lali' Espósito. La polémica ha dividido –aún más- las aguas y artistas e intelectuales han salido en su defensa.
El desacuerdo entre Javier Milei y la actriz y cantante argentina se remonta a agosto del año pasado. Cuando el entonces candidato presidencial resultó victorioso en las elecciones primarias, la cantante expresó su sentir en las redes sociales. «Que peligroso. Que triste», dijo. A partir de ese momento, quedó en la mira del político. Si bien, en su momento, el economista dijo desconocer quién era la artista –famosa a nivel internacional al punto de haber sido la escogida para cantar el himno en la última Copa del Mundo en representación de su país-, la cosa no quedó ahí.
Lo que parecía un simple episodio ha sido reflotado la semana pasada cuando el ahora mandatario, desde Roma y en el contexto de una feroz pelea con los gobernadores provinciales, cuestionó los costos del festival Casquín Rock, donde se presentaba la artista, y publicó en sus redes sociales contenidos de otros usuarios que la atacaban de manera personal. Acto seguido, Espósito le respondió desde el escenario: «Esta fiesta que somos los argentinos, esta unión que genera el arte, la música, la cultura, nadie nos la va a sacar jamás».
Cuatro días más tarde, el mandatario, que otrora soñaba con dedicarse a la música, arremetió contra la cantante en una entrevista, acusándola de ser «un parásito que vivió chupando de la teta del Estado» e incluso de hacer playback, incitando a llamarla «Lali Depósito». La artista contestó con un descargo escrito en sus redes sociales en el que calificó su discurso de «injusto y violento» y lo invitó a presenciar alguno de sus conciertos.
Artistas de un lado, o del otro
La polarización social, que se agudiza a diario en el país del tango, no es ajena al ámbito de la cultura y el arte. Desde los inicios de este Gobierno, la escisión –que los argentinos llaman «la grieta»- ha colocado a los artistas de un lado y del otro del escenario del poder.
El célebre cantautor Andrés Calamaro, que a los inicios de la actual gestión felicitaba al presidente por su llegada a la Casa Rosada con un mensaje en el que expresaba «Vamos al futuro con alegría y las ilusiones intactas», recientemente salió en defensa del artista Dillom, quien fue también crítico con el Gobierno. «Tiene que decir lo que quiera», opinó. Entre los apoyos fieles al presidente se encuentra siempre el de su pareja, la comediante Fátima Flores, quien alcanzó la fama imitando a la expresidenta Cristina Kirchner.
En las últimas horas, decenas de artistas argentinos se pronunciaron en defensa de la Espósito. Entre ellos, el músico ganador de dos premios Oscar Gustavo Santaolalla, además de entidades como la Asociación Argentina de Actores y Actrices y el colectivo Actrices Argentinas. El músico Fito Páez es también muy cercano a la «Lali» Espósito.
En Argentina muchos comparan lo sucedido esta semana con el público enfrentamiento del expresidente de EE.UU. Donald Trump y la cantante Taylor Swift.En su última visita a argentina, sus admiradoras también se mostraban en contra de la llegada de Milei al poder.
Una vez más, el ámbito de la cultura no está exento de los efectos de lo que ocurre en la sociedad, y frente a una delicada situación económica, la polarización en el mundo del arte es inevitable y distrae la atención de la prensa en un país en el que más de la mitad de los ciudadanos continúan viviendo en la pobreza.
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