De Caravaggio a Umberto Eco: la doble odisea de Milo Manara
Publican en España dos libros: uno aborda la historia del arte y el otro adapta 'El nombre de la rosa'
El autor iguala a las modelos con los grandes pintores del pasado y resalta el amor como el vínculo que los unía
Milo Manara: «Cada vez es más difícil escandalizar»
Asier Mensuro
El genial historietista italiano Milo Manara (Luson, Italia, 1945) está de actualidad en España con la edición de dos nuevos álbumes: 'El arte de Milo Manara', donde refleja su pasión por las grandes obras de la historia de la pintura, y 'El nombre de ... la rosa', adaptación al cómic de la novela de Umberto Eco y homenaje al libro ilustrado como antecedente del cómic. Lumen publica la celebérrima novela de Umberto Eco, en la que el semiótico italiano teje un relato detectivesco digno de Conan Doyle, y Norma se ocupa de reunir en un solo volumen las obras 'El pintor y la modelo' y 'Mujeres de Milo Manara', que giran en torno a la mujer como arquetipo fundamental de la historia de la pintura y de la propia obra del historietista.
Desde sus tiempos de estudiante de arquitectura en la universidad de Venecia, Manara siente fascinación por las mujeres que protagonizan los lienzos de la historia del arte. El historietista toma conciencia de que, salvo en casos contados en los que la modelo representada es una noble de alta alcurnia, poco o nada sabe de esas enigmáticas mujeres representadas en los lienzos. Decide reparar esta injusticia, y así surge el germen de 'El pintor y la modelo', que Manara explica con las siguientes palabras: «Todos conocemos el nombre de Caravaggio, e incluso el título de algunos de sus cuadros más célebres como 'La muerte de la Virgen' (1604-1606). Pero solo los especialistas saben que para pintar a la madre de Jesús utilizó el cuerpo inerte de una prostituta ahogada en el río Tíber, cuyo nombre era Phyllis».
Manara dibuja su versión de las grandes obras de la historia de la pintura para contar la historia de Friné, Anna Bianchi, Osane..., y tantas otras mujeres que pueblan los lienzos de la historia del arte y cuyos nombres han sido olvidados.
Desde sus tiempos de estudiante, Milo Manara siente fascinación por las mujeres que protagonizan los lienzos de la historia del arte
Como maestro del erotismo, Manara se lleva el tema a su terreno, igualando al pintor con su modelo, y sacando a la luz que el amor es, en muchas ocasiones, el nexo de unión entre el artista y la retratada. El historietista está convencido de que el deseo y el amor son el motor de muchas de las grandes obras de la historia del arte. Así sucede, por ejemplo, con Filippo Lippi y la bella Lucrezia Buti; con Raffaello Sanzio y Margherita Luti, apodada la 'Fornarina'; o con Rembrandt y su esposa, Saskia, y, tras su muerte, con la concubina Hendrickje Stoffels. Por supuesto, también se ocupa parejas de otra índole, como Suzy Solidor, modelo y amante de Tamara de Lempicka; o del deseo más básico, como los cuadros de Grosz, cuyas modelos eran en muchas ocasiones prostitutas de los burdeles que acostumbraba a visitar.
Canon femenino propio
En 'El Arte de Milo Manara' se incluye igualmente 'Mujeres de Milo Manara', un compendio de dibujos de las protagonistas de sus cómics e ilustraciones, en las que queda patente que Manara, como Praxíteles, ha sido capaz de crear su propio canon de la figura femenina.
La unión de ambos volúmenes en la edición española (publicados de forma independiente en el mercado francés e italiano) es, en mi opinión, un gran acierto. Ambas obras son tan diversas como afines y complementarias; y leídas en su conjunto, permiten entender de forma muy clara la pasión de Manara por la belleza clásica, y el modo que la depura y hace suya.
Respecto a 'El nombre de la rosa', Manara lo describe como «un libro que ha logrado éxito a nivel mundial y ya ha tenido adaptaciones tanto en cine como en televisión, por lo que realizar una nueva transposición es sin duda un gran reto. Por supuesto, inmediatamente pensé que el cómic en sí mismo es un libro y 'El nombre de la rosa', en cierto sentido, es un libro sobre libros. Pensé que, a diferencia de las transposiciones anteriores, podíamos ampliar el tema creando un libro sobre un libro que habla de libros, continuando este cruce de citas en un interesante juego de matrioskas».
Milo se lleva el relato a su terreno con gran inteligencia; y su terreno no es otro que el de la literatura ilustrada medieval, germen del cómic contemporáneo al que ha dedicado su vida profesional. Manara construye una historia que se articula en dos ámbitos diferenciados que tienen un nexo de unión. El primero es la abadía en sí, en la que viven los monjes y en la que se desarrolla el relato detectivesco propiamente dicho. El segundo se refiere a aquello que relatan los monjes, evocando acontecimientos que transcurren fuera de la propia abadía como, por ejemplo, las luchas por el trono de Ludovico de Baviera y Federico de Habsburgo, los desmanes de los herejes dulcinistas y su persecución por parte de la iglesia, o las tribulaciones de la infancia y vida del personaje de Salvatore antes de llegar al monasterio. Manara dibuja estas evocaciones alejándose conscientemente del estilo gráfico del resto del cómic, y adopta una estética seudogótica propia de los libros ilustrados de los siglos XIII y XIV.
Libros iluminados
El nexo común entre estos dos ámbitos se encuentra en los libros iluminados que consultan los monjes en el propio monasterio, que poseen igualmente una fuerte impronta gráfica medieval, ya que Manara dedica varias viñetas a mostrar en detalle las iluminaciones propias de los apocalípticos beatos medievales, los antiguos libros de maravillas, etcétera.
'El nombre de la rosa' de Manara es una obra pensada para ser publicada en dos volúmenes. En esta primera entrega, Manara mantiene conscientemente controlado el erotismo que habitualmente despliega en sus obras. El sexo solo se evoca de forma fugaz como libertinaje y fornicación en las viñetas dedicadas a los dulcinistas y como una suerte de velado erotismo masoquista en las viñetas dedicadas a las torturas inquisitoriales.
Sin embargo, en las últimas páginas, esta contención da un giro copernicano cuando el personaje del joven Adso descubre a la bella campesina de la que se va a enamorar. Manara la dibuja desnuda, como una de las mujeres que protagonizan sus cómics, dejando abierta la posibilidad de un segundo tomo en el que el deseo sea el motor que haga avanzar la historia. Se intuye que Manara quiere que el erotismo acompañe a la 'risa' como pecado capital intolerable por parte de los monjes de la abadía con las miras más estrechas. Así las cosas, Manara fagocita el relato de Eco para reflexionar sobre aquello que le es propio: la concepción pecaminosa del sexo, y el erotismo y la sensualidad como tabú. Ambas lecturas son muy comunes en la Italia de posguerra en la que crece.
Amor al cine
El cine también aparece de forma sutil en 'El nombre de la rosa'. El historietista italiano conoce a la perfección la adaptación cinematográfica de Jean-Jacques Annaud de 1986, y evita conscientemente que sus personajes compartan parecido físico con los actores que los encarnaron en el filme. Pero Manara ama el cine y quiere que esté presente en esta obra, por lo que encuentra una solución absolutamente genial: si Sean Connery es Fray Guillermo de Baskerville en el cine, en el cómic de Milo será un maduro Marlon Brando.
MÁS INFORMACIÓN
A modo de conclusión quisiera recalcar que la belleza femenina como arquetipo de la pintura y la narración ilustrada medieval son sin duda dos temas fascinantes que han dejado honda huella en Manara como artista. En su autobiografía ilustrada 'Milo Manara. Retrato de cuerpo entero', publicada recientemente en España por la editorial Dolmen, el historietista declara que el cómic llegó de forma tardía a su vida. En su niñez, la pintura y los libros ilustrados eran aquello que le inspiraba y le hacía soñar. Sueños que hoy se encarnan en papel en 'El arte de Milo Manara' y su adaptación de 'El nombre de la rosa', para el disfrute de todos los lectores de este maestro del cómic italiano.
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