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ABC Cultural

GRAN CINE DE GRAN LITERATURA

‘El nombre de la rosa’: de Bond a Baskerville

Como ya señalara el citado Borges, un clásico es una obra que nunca termina de decirnos todo lo que contiene

Sean Connery y Christian Slater en ‘El nombre de la rosa’
Fernando R. Lafuente

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Escribió una novela llena de referencias filosóficas, teológicas, detectivescas, políticas, literarias. Lo que parecía no una novela de culto sino una novela para cultos (los que quedaran), le salió un best-seller. Fue tal el éxito, los críticos por un lado; los lectores mondos y ... lirondos, por otro, que tuvo que publicar unas ‘Apostillas’ para desenmascarar, con un poco, o un mucho, de retranca, su propia obra. ‘ El nombre de la rosa ’ (1980) de Umberto Eco se convirtió en un acontecimiento. Poco importaba que tratara de una abadía benedictina en el norte de Italia, hacia 1327, de los inquietantes crímenes que en ella sucedían; que hubiera sido Guillermo de Okham , sí, el de la navaja, quien tildara al Papa de Roma de hereje; que la orden franciscana estuviera bajo la no menos inquietante e implacable lupa de la Inquisición; que el libro (II de la ‘Poética’) de un filósofo griego, Aristóteles , estuviera en el centro de la trama, que las acciones y las reflexiones tuvieran, o pretendieran, unas explícitas referencias a la política italiana del momento (Democracia Cristiana, Partido Comunista, galimatías de grupos izquierdistas, ortodoxia y heterodoxia), que los protagonistas recibieran nombres que alertaban del profundo ‘private jokes’ que es toda la novela.

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