Rosalía llena el Zócalo de Ciudad de México con 160.000 personas en un concierto con polémica política

De hecho, se produjeron aglomeraciones que casi acaban en avalanchas, aunque no se llegó a superar las 210.000 personas que asistieron, en 2007, al concierto de Shakira o los 280.000 espectadores del Grupo Firme que colapsaron las calles adyacentes. Siempre agradecida con el público latino, Rosalía no cobró, tal y como publicó la promotora Ocesa en un comunicado. La cantante exhortó desde el escenario que era una ciudad preciosa mientras aseguraba sentirse «muy agradecida» y «feliz» por poder cantar en este enclave privilegiado.

No faltaron los temas estrella de la Motomami como 'Con altura', que registra 2.080 mil millones de reproducciones sólo en YouTube, los saltos de 'Bizcochito', la original 'Saoko', el cover 'Hero' de Enrique Iglesias o su último single 'Beso' que canta en dueto junto a su prometido Rauw Alejandro, pero que no apareció durante la actuación. La española advirtió el apoyo fundamental que México le ha brindado en los inicios de su carrera y su inspiración interpretando 'La llorona', una de las 20 canciones con las que deleitó al público, y que había «estudiado» desde sus inicios.

Noticia Relacionada

Rosalía rompe a llorar durante su actuación con Rauw Alejandro en Coachella

J. M

La artista catalana subió a su pareja al escenario para interpretar 'Beso' y 'Vampiros' y no pudo evitar las lágrimas de emoción

Ofreció un recital de algo más de una hora y cuarto a una población aproximada a toda Marbella y que provocó el momento álgido con el tema popularizado por Chavela Vargas. «México, mira que esta plaza ya era bonita, pero con todos vosotros aquí, me da miedo enamorarme», confesó. Un show similar al ofrecido en el Auditorio Nacional y hace menos de un mes en el Festival AXE Ceremonia, ambos en Ciudad de México. Enfundada en un corpiño rojo y botas negras donde no faltaron los cascos luminosos confeccionados por el artista valenciano Carlos Sáez que se inspiró en el anime para su creación.

Quizá desconocedora del tamaño de la polémica generada en la Plaza de la Constitución, verdadero nombre del popularmente conocido Zócalo, por cierto, en honor a la de Cádiz promulgada en 1812. Se puede advertir que la bordea el poder político con el Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo Federal y residencia del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Y es que el espectáculo de Rosalía venía de la mano de una ardua polémica que ha enfrentado a la oposición con Morena, el partido presidencial, a dos años de la finalización del mandato. Pese a que por el Zócalo ha pasado artistas de renombre como Paul McCartney, Justin Bieber, Serrat o Manu Chao, la esperada actuación se enmarcaba, por parte de la oposición, como un acto propagandístico para subir la popularidad de Claudia Sheinbaum, gobernadora de la Ciudad de México (que administra a nueve millones de almas censados) y la mayor promotora del evento.

Fue acusada por el PAN-PRI-PRD de proselitismo y compra de votos por el evento gratuito para la población, aunque que costó más de un millón de euros para su producción por lo que se enmarca en un acto publicitario. Mientras, la política candidata a la presidencia de la nación hermana que podría convertirse en la primera mujer en dirigir México, defiende la democratización de la cultura. El PAN (Partido Accional Nacional) lo califica el espectáculo como «un derroche para impulsar sus aspiraciones presidenciales» e insta a resolver «la crisis del agua o a los graves problemas del Metro».

Otro partido como el izquierdista opositor PRD acusa, a la mano derecha de AMLO, por «jugar con el dinero de tus impuestos que debió destinar en infraestructura vial, mantenimiento del Metro, niños y mujeres con cáncer, seguridad». Y es que el concierto se inició con otra polémica ya que en la misma jornada el metro de la capital mexicana se incendió. Emilio Álvarez Icaza, senador independiente por Ciudad de México, afirma que «escasean medicamentos en los hospitales del Gobierno de Ciudad de México».

Si bien es cierto, las giras internacionales que siempre acaban gozando de una parada en suelo mesoamericano, por su cercanía con Estados Unidos y el abaratamiento de los costes en comparación con la megapotencia, suben desmesuradamente los precios como en el concierto de Bad Bunny, el pasado noviembre, en donde se llegaron a vender entradas en taquilla por 400 euros. Los defensores de AMLO apuntan a que este tipo de actuaciones masivas en el Zócalo las inició hace décadas Cuauhtémoc Cárdenas adaptándolas como un modo de «solidificar la cultura musical en México».