Pretty Yende, de un pueblo surafricano a la coronación del Rey de Inglaterra
La soprano, que cantará el 6 de mayo en la ceremonia, estará en España en agosto para intervenir en el Festival Cap Roc, en Mallorca
Festival de Cap Rocat: un festín de voces en una fortaleza mallorquina
Madrid
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Iniciar sesión«Una bella sorpresa». Lo dice, en italiano, Pretty Yende (Piet Retief, Suráfrica, 1985), y se refiere a la noticia de que el Rey Carlos III de Inglaterra quería que cantase en la ceremonia de su coronación, el próximo 6 de mayo ... en Londres. «Estaba en Viena, cantando 'La fille du régiment' y me llamó mi agente -relata la soprano-. 'Pretty, creo que tienes que sentarte'. Pensé: '¿qué pasa? Debe de ser algo muy gordo'. Y me dijo: 'Hay muchas posibilidades de que cantes en la Coronación de Carlos III. Lo ha pedido él expresamente'. Yo había cantado ya en el Castillo de Windsor, en el 75º aniversario de la Royal Philharmonic Orchestra, de la que él es patrón. La noticia me produjo una gran emoción; por un lado estaba muy alegre, pero por otro me sentí nerviosa y con una gran responsabilidad, porque suponía cantar en un acontecimiento histórico importantísimo. Pero claro, acepté. Es un gran honor, y una oportunidad de llevar a través de mi voz, de la música, un mensaje de reconciliación, de curación y de amor. Cuando hay tanto ruido alrededor como hay ahora, nosotros los artistas tenemos la oportunidad de poner un poco de armonía y contribuir a avanzar juntos. Estoy muy emocionada».
Después de esta cita tan especial, Pretty Yende seguirá con su carrera: 'Manon' en Viena, 'Les Contes d'Hoffmann' en Hamburgo, 'Roméo et Juliette' en París, y recitales; entre ellos el que ofrecerá en Mallorca, dentro del Festival Cap Rocat, junto a su amiga -y también soprano- Nadine Sierra.
Pretty Yende es sin lugar a dudas una de las grandes estrellas actuales de la lírica. Se dio a conocer hace poco más de una década en concursos como el International Hans Gabor Belvedere, Operalia, Leyla Gencer y Vincenzo Bellini. Desde su debut en Riga -como la Micaela de 'Carmen'-, su carrera ha sido un ascenso continuo y ha pisado ya los escenarios de los mejores teatros del mundo, desde las Óperas de Viena o París hasta el Metropolitan de Nueva York o la Scala de Milán (en cuyo programa de jóvenes artistas participó entre 2009 y 2011). Y todo empezó delante del televisor y con un anuncio de British Airways cuyo fondo era el 'Dúo de las flores' de la ópera 'Lakmé'. «He crecido en un ambiente musical; mi abuela me enseñó a cantar desde que tenía cinco años, y estuve también en un coro. Tenía 16 años cuando escuché el anuncio y me pareció algo sobrenatural; me produjo una sensación muy especial de alegría, superior a todo lo que había sentido desde niña, y lo quería compartir con todo el mundo. Le pregunté al día siguiente al director de coro y me dijo que eso era ópera. Le dije: ¿tiene un nombre? No creía que el ser humano pudiera tener algo así; y ya no había marcha atrás. Ese es, verdaderamente, el poder de la voz humana. Y ese es el mundo en el que he querido y quiero estar: la música».
Un don
Aquel momento se quedó grabado en la memoria. «No puedo olvidarlo. De hecho, cada vez que vuelo con British Airways regreso inmediatamente a aquel día; no recuerdo las imágenes, pero sí la música. Y soy feliz de haber encontrado por casualidad algo tan extraordinario que me ha permitido explorar este don que estaba dentro de mí y compartirlo, que es para mí una necesidad. Y aunque haya tenido mucho éxito, todavía soy joven y mi viaje de aprendizaje no ha hecho más que empezar».
Llegar desde una pequeña localidad de Suráfrica a la Scala de Milán no fue tarea fácil «El arte en general en Suráfrica no tiene el apoyo que necesitaría. Hay mucho talento. Pero se necesitaría mucho más apoyo para las artes. A mí no me resultó fácil. Yo estaba estudiando economía y contabilidad al tiempo que música, y veía que otros compañeros que cantaban mejor que yo no conseguían sin embargo dar el salto y viajar a otros países. Yo sabía que si quería hacer carrera como cantante tenía que salir y darme a conocer en algún concurso; sabía que todo el mundo de la ópera estaría allí, y lo podía usar, más que como competición, como una audición. Y fue lo que hice; conseguí que una familia me pagara un billete de ida y vuelta, me presenté a varios concursos y los gané. Parece fácil, pero en realidad no lo fue».
La precocidad con la que Pretty Yende ha conquistado los más importantes teatros de ópera del mundo y su juventud no le hacen perder, asegura, la perspectiva y sabe que decir que no es una de las mayores virtudes en un cantante. «Es la primera lección que aprendí de cantantes tan extraordinarias como Montserrat Caballé o Mirella Freni: que no fuera avariciosa en el sentido de querer decir que sí a todo. Recuerdo que Caballé me dijo: 'Debes cantar con la voz que tienes, no con la que tendrás'. De ellas aprendí a tener calma para desarrollar una carrera saludable y a rodearme de un equipo que tuviera el coraje de decir que no a determinadas tentaciones. Después de ganar el concurso Belvedere, en Viena, varios agentes me dijeron que me iban a convertir en estrella. Pero yo no quería ser una estrella; quería aprender cómo era este mundo y tomar las decisiones correctas para cuidar este don que he recibido, la voz, del que soy responsable. Allí mismo, en Belvedere, me invitaron a formarme en la Academia de la Scala; también hubo varios teatros de Alemania que querían que me uniera a su equipo de cantantes. Sabía que allí iba a trabajar inmediatamente, pero decidí irme a la Scala, porque allí iba a ser una estudiante, no una estrella... Podría estudiar italiano y música. Esconderme en la Scala fue una buena decisión... Sí, he tenido que decir muchas veces que no, y todavía lo hago. Y no me arrepiento». Pero enel mundo es ya una estrella. «No sé qué significa ser una estrella. Lo que me interesa es hacer arte de la mejor manera posible con lo que tengo dentro, mejorar cada día. Para eso hay que trabajar mucho... Y no hay modo de trabajar para ser estrella».
La faceta interpretativa, cada vez más importante para los cantantes de ópera, es algo que atrae especialmente a Pretty Yende. «Siempre me ha gustado contar historias. Incluso antes de estudiar música, era feliz cuando teníamos que representar escenas en clase de inglés, por ejemplo; y poder combinar mi pasión por contar historias y por la música y es algo extraordinario. Los artistas tenemos la obligación de transmitir lo que los autores quisieron decir -a veces para ello simplemente hace falta un gesto-, pero no se trata de imitar o de hacer lo mismo que otros han hecho, sino de poner el alma y la personalidad en cada interpretación. Un artista debe aspirar a poner su firma en todo lo que hace.
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Pretty Yende sonríe cuando se le pregunta si tiene predilección por algún papel en especial. «Dicen que soy divertida, que tengo vis cómica, y canto óperas cómicas como 'Don Pasquale' o 'La fille du régiment', pero el papel con el que noto un mayor crecimiento artístico y personal es con Violetta, de 'La traviata'. Aunque intimida, sigo aprendiendo cada vez que lo hago; también con 'Lucia di Lammermoor'». ¿Y para el futuro? «Espero algún día interpretar a dos Reinas de Donizetti, María Estuarda y a Ana Bolena, me gustan mucho... Y tal vez, al final, a Norma... Algún día, espero», sonríe en voz baja.
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