Nadine Sierra: «La ópera me da alegría y paz; me ha salvado la vida»
La joven soprano estadounidense ha recibido el elogio unánime del público en su presentación en el Teatro Real con la ópera 'La sonnambula'
Madrid
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Iniciar sesiónPocas veces ha habido en el Teatro Real un veredicto tan unánimemente positivo para una cantante como el que ha logrado la joven soprano Nadine Sierra (Miami, EE.UU., 1988) por su interpretación de Amina en la ópera 'La sonnambula'. Era la ... primera vez que cantaba el papel y la primera vez también que pisaba el escenario del coliseo madrileño, al que volverá esta misma temporada para interpretar a Liu en la ópera 'Turandot'.
Aunque lleva veinte años cantando -empezó a los 14 en la Palm Beach Opera-, la cantante, de padre puertorriqueño y madre portuguesa, ocupa un lugar en el Olimpo operístico impropio de una cantante de su edad. Se enamoró de la ópera en cuanto la conoció, y a pesar de que ha tenido que renunciar a cosas normales para otras jóvenes de su edad, no se ha arrepentido ni un solo día de haber tomado el camino de la ópera. «Al contrario; siempre me ha dado mucha alegría y mucha paz en los momentos tristes o difíciles de mi vida. De algún modo, me ha salvado la vida, porque siempre ha sido algo positivo, algo que me ha llenado de buena energía. No dejaré esta profesión mientras sienta amor por ella».
«Nuestra vida no es fácil»
«Nuestra vida no es fácil -dice la soprano-. Es complicada; los cantantes pasamos mucho tiempo solos, estudiando, cuidando el cuerpo, la salud y la voz; no bebemos demasiado, no fumamos, procuramos hablar lo menos posible... Pero se compensa con la pasión; hay que encontrar el equilibrio entre nuestra vida y nuestra carrera. Eso lo que todos buscamos».
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'La sonnambula': Nadine Sierra se consagra
Alberto González Lapuente
Nadine Sierra tiene la suerte, asegura, de mantener una relación muy estrecha con su familia y sus amigos, y de tener su apoyo. «Mi vida musical y mi vida personal están muy unidas. Mi familia, mis amigos y mi novio apoyan mi carrera, así que no siento que mi vida y mi carrera sean dos cosas separadas. No siento que me falte algo en mi vida, y sí lo sentí hace unos años. Estuve muy sola y trabajaba muy duro; pero necesitaba sacrificarme para poder ser no sólo la artista que soy hoy, sino la mujer que soy hoy».
Cantar feliz
Nadine Sierra no responde -ya muy pocas lo hacen- al estereotipo de la diva. Pasea por el teatro repartiendo sonrisas y chapurreando en español -su novio es argentino-. Se la ve feliz, la misma sensación que transmite sobre el escenario. «Tengo una relación especial con la ópera, con la escena -admite-. Cuando canto es cuando más cómoda me siento, es el entorno en el que más feliz me siento. Y me encanta compartir mi pasión por la ópera con el público; ese sentimiento me da mucha felicidad. En el escenario, cuando canto, no siento miedo ni inseguridad. Al contrario, me encuentro muy segura cuando canto. A veces me olvido de que estoy cantando, no pienso en lo que tengo que cantar. Solo estoy dando algo... Sí, estar en el escenario es algo muy especial para mí... Muy especial».
La ópera ha cambiado mucho en las últimas décadas; a los cantantes actuales se les exigen hoy determinadas características -interpretativas, de imagen- que antes no se les pedían. Pero Nadine Sierra es rotunda cuando dice que hay algo imprescindible en la carrera de un cantante de ópera, y que eso no ha variado. «Ha de encontrar un buen maestro, alguien que conozca muy bien tu voz y en el que puedas confiar. Y yo lo tengo desde los 13 años: Kamal Khan. Me ha estado acompañando estos días en Madrid porque era la primera vez que cantaba 'La sonnambula. Todavía después de tantos años me enseña cosas que siempre me sorprenden; información nueva sobre una ópera, sobre un personaje, sobre el estilo o el lenguaje, o sobre cómo actuar en el escenario. Para ser cantante de ópera, y eso es igual que hace treinta años, lo más necesario es encontrar a alguien que te pueda ayudar para mantener la salud vocal».
Y que le ayude a saber decir que no. «En la ópera, decir que no es más importante que decir que sí», asegura Nadine Sierra. ¿Y ha tenido que decir que no muchas veces? «¡¡Claro!! He dicho que no a papeles demasiado pesados para mi voz en estos momentos: Mimí en 'La bohème', Desdémona en 'Otello', Marguerite en 'Faust'... Puedo cantarlos, claro que puedo cantarlos. Pero ¿debo?... No».
«Algunos teatros tienen mucha prisa y precipitan las cosas, especialmente con los jóvenes. Desprenden una energía diferente, a veces inocencia o espontaneidad, aunque les falte madurez o sabiduría»
Los intereses de los cantantes chocan entonces con los de algunos teatros. «Algunos tienen mucha prisa y precipitan las cosas, especialmente con los jóvenes. Es muy agradable ver en escena a una pareja bella y de aspecto juvenil. Desprenden una energía diferente, a veces inocencia o espontaneidad, aunque les falte madurez o sabiduría. Es verdad que los personajes suelen ser más jóvenes que quienes los interpretan; muchos de los que yo canto son al menos diez años menos que yo. Son personajes que no saben nada de la vida, de los hombres; cuando crecemos, perdemos esa inocencia, así que es normal que a los responsables de los teatros les guste ver en esos papeles a intérpretes jóvenes. Y enseguida piensan que han descubierto al nuevo Pavarotti o al nuevo Domingo. Pero eso tiene una contrapartida muy peligrosa, porque la salud de la voz es lo fundamental para un cantante, y para ello hay que tener paciencia y dejarles desarrollarse de manera natural».
Hay otro lugar, además del escenario, en el que Nadine Sierra se siente muy cómoda: las redes sociales. Su cuenta de Instagram la siguen más de 92.000 personas, y son frecuentes sus publicaciones cantando o ensayando de manera informal. «Me divierte -reconoce-, pero sinceramente grabo esos vídeos para que otros cantantes los vean. Para mostrarles que puedes cometer errores cuando cantas, que no siempre va a ser perfecto. Para inspirar. Y para mostrar un aspecto más privado de mí misma, no sólo mi lado profesional; me divierto mucho con ello y, de paso, permite acercar la ópera a gente que no la conoce». Pero, al mismo tiempo, dice, siente una responsabilidad y le gustaría en un futuro poder desarrollar un proyecto dirigido a los jóvenes cantantes. «Yo he recibido un tesoro -dice-, y quiero compartirlo, devolverle a la vida lo mucho que me ha dado. Éste es mi gran sueño para el futuro».
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