Isabel Villanueva: «La pandemia nos ha hecho darnos cuenta de que vivir es un regalo»
La violista acaba de publicar su nuevo trabajo discográfico, 'Ritual', que define como un proyecto vital más que artístico
El disco incluye obras de Hildegard Von Bingen, Johann Sebastian Bach, Gyorgy Kurtàg y Heinrich Ignaz Biber
Isabel Villanueva: «Una cosa es la evolución y la fusión, y otra prostituir la música clásica»
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Iniciar sesiónEl diccionario de la RAE define la palabra 'Rito' como «costumbre o ceremonia» y 'Ritual' como «perteneciente o relativo al rito». Y 'Ritual', precisamente, es el título del nuevo trabajo discográfico de la violista Isabel Villanueva (Pamplona, 1988) -ayer lo presentó en Barcelona-, un ... proyecto que tiene, asegura, un significado particularmente especial; con él ha querido, de alguna manera, renacer. reencontrarse. «Ha sido -confiesa- una necesidad vital más que artística».
De hecho, la violista no tenía pensado llevar este proyecto al disco. «Era en realidad un proceso vital; quería transitar unas obras que me ayudaran a reconectar con una parte de mí que yo necesitaba en ese momento; necesitaba recogimiento y contacto íntimo desde lo más profundo de mí. Era mi propio ritual».
Isabel Villanueva «necesitaba» grabar estas obras; era, dice, un reto que ella misma se planteó. Y «necesitaba», también, hacerlo en la Iglesia de San Juan de los Caballeros, en Segovia. «Había conocido el lugar un año antes y me enamoró; tiene una energía especial». Lo grabó en septiembre del año pasado, y siguió durante los meses de verano un ritual mental y físico que le hiciera estar preparada. «Quería que se convirtiera en un ritual en todos los sentidos; me levantaba a las seis de la mañana, salía a correr, hacía mis rituales de meditación... Me lo tomé muy en serio para reconectar con una parte de mí que había dejado de lado y que la pandemia me había devuelto».
La pandemia
La pandemia... La fragilidad y vulnerabilidad que dejó al descubierto el COVID y sus consecuencias ha arañado especialmente la elevada sensibilidad de los artistas. Isabel Villanueva es un ejemplo de ello. «Tuve el virus al principio de todo y lo pasé mal física y mentalmente; además, el parón abrupto que sufrimos me descolocó. Me hizo pensar mucho sobre sobre la vida, sobre mi vida profesional, personal, sobre el futuro, sobre la música, sobre las cosas que de verdad importan. Y sentí que la forma de recolocarme otra vez era hacer este ritual, esta experiencia vital».
El paso siguiente a llevar a cabo ese ritual era hacerlo público. «Es como una confesión; estoy mostrando una parte de mí desconocida, porque mis proyectos anteriores son muy diferentes. Llevarlo al disco me supuso también un reto, porque queda para siempre...»
La grabación muestra, confiesa, su fragilidad en esos momentos. «Me planteé la necesidad de volver a grabar estas obras, que han sido archigrabadas ya; incluso hay músicos que lo han hecho en momentos muy diferentes de su vida. Y decidí hacerlo, en una nueva época vital, de más madurez quizás... Tenía que grabarlo, era una necesidad».
Reconoce Isabel Villanueva que no ha escuchado el disco completo, aunque sí algunos fragmentos. «Y me emociono al pensar cómo estaba en ese momento o cómo había llegado ahí. No es la música, es mi estado, mis circunstancias de esos momentos, y me resulta muy emocionante. De hecho, cada vez que hablo de 'Ritual' me emociono. Es algo que me ha costado tanto, una parte muy frágil de mí que he expuesto...»
¿Y cree Isabel Villanueva que ese estado especial en que se ha grabado la música llega al oyente? «La energía que está en el disco se nota. Es como cuando un pintor o un poeta se inspiran en un acontecimiento de su vida, a menudo trágico; le da un impulso, una fuerza diferente. Algo así me ha sucedido a mí con este disco. Y hay gente que cuando lo ha escuchado, ha leído el libreto o ha conocido sus circunstancias me ha escrito diciéndome que había entendido su mensaje y habían hecho suyo ese ritual. Y ese es mi deseo; que escuchen el disco no como otro trabajo cualquiera, sino que entren en ese ritual y lo hagan suyo; lo traspasen a su vida, y seguramente evocará momentos, despertará sentimientos... Es más una experiencia de meditación musical que la escucha habitual de un disco. Tiene un simbolismo y una energía que quiere llegar más allá de lo que es la música».
San Juan de los Caballeros
La iglesia segoviana de San Juan de los Caballeros, un edificio románico construido entre los siglos XI al XIII, en el que tuvo su taller Daniel Zuloaga y que alberga ahora el Museo Zuloaga, fue el lugar elegido por Isabel Villanueva para la grabación «La belleza del lugar es espectacular... La piedra, el sonido de las pisadas en ella... Me quedé absolutamente fascinada, y antes de tocar ya le dije al director del museo que quería hacer algo en ese lugar. Y cuando toqué... '¡Qué belleza', repetía. Era un momento especial, además, con mascarillas todavía; la asistencia estaba restringida... Estábamos todos con los sentimientos a flor de piel; esa fragilidad, esa sensibilidad, tuvieron mucho que ver, seguro».
La palabra 'fragilidad' ha asomado ya en un par de ocasiones en la conversación; es una condición humana de la que muchos han tomado conciencia durante la pandemia. «Quiero pensar que somos muchos los que hemos cambiado nuestra perspectiva respecto a la vida. Hemos pasado momentos difíciles, hemos visto a gente cercana pasándolo mal, incluso nosotros mismos. Y nos hemos dado cuenta de que la salud es tan frágil... La vida lo es. Vivir es un regalo, todo puede cambiar radicalmente de un día para otro. La conciencia del 'carpe diem', que para mí ha sido siempre importantísimo, se marca de forma directa con acontecimientos de esta magnitud. Nos damos cuenta de lo corta que es la vida y de que cambia sin permiso en cualquier momento. De que todo es relativo, y lo que te parecía muy importante no lo es tanto. Hay muy pocas cosas importantes en la vida: la salud y la familia en primer lugar».
Isabel Villanueva confiesa que atraviesa en estos momentos una época más introspectiva, incluso mística. Y, como no podía ser de otro modo, se nota en su forma de tocar. «Sin duda. Darse cuenta de estas cosas tan importantes te llevan a frenar en el pensamiento, en el movimiento, en el ímpetu, la fogosidad. Quizás me esté haciendo mayor, no lo sé, pero son ideas que me han venido de frente y estoy disfrutando de una manera diferente. He visto como una retrospectiva, como un flashback de mis últimos años, y ahora veo muchas cosas de un modo distinto a como las veía antes. Cada concierto, cada proyecto, el público de cada momento... Son únicos, especiales... un regalo. Me siento agradecida».
Bach, piedra angular
'Ritual' incluye obras de Hildegard Von Bingen ('O Virtus Sapientiae'), Gyorgy Kurtàg (cuatro fragmentos de 'Signs, Games and Messages': 'To Imre Foldes at 60', 'Perpetuum mobile', 'In Nomine – all'ongharese' e 'In Memoriam Blum Tamàs'), Heinrich Ignaz Biber ('Passacaglia') y Johann Sebastian Bach ('Partita nº 2, BWV 1004). Esta última pieza es, precisamente, el núcleo del proyecto. «Tenía claro que la iba a conectar con Kurtàg -explica-, porque aunque estén tan alejados temporalmente hay una coherencia en el sonido, el espacio, el silencio, la armonía, que los acerca. De hecho, Kurtàg siempre tocaba a Bach en sus conciertos. La pieza de Biber no la había tocado nunca; la adoraba pero le tenía un gran respeto. Me ha servido además para profundizar en el uso del arco barroco y para investigar en la época y en los significados de las obras».
«El Barroco nos da paz, serenidad, estabilidad... Nos ordena. Durante el confinamiento yo tocaba continuamente estas obras»
En cuanto a la obra de Hildegard Von Bingen, dice que 'O Virtus Sapientiae' es una canción que parece compuesta hoy. «Hubiera sido estupendo cantarla, y de hecho la estudié cantando, pero finalmente le hice una versión para viola. Aun así me quedó la espinita de cantarla, y lo hice en San Juan de los Caballeros, e incluso la grabé... Y también la versión que se oye en el disco, en la que hago con la voz un bajo continuo. Al menos está mi voz, que era lo que quería».
«El Barroco -afirma Isabel Villanueva- nos da paz, serenidad, estabilidad... Nos ordena. De hecho, durante el confinamiento yo tocaba continuamente estas obras, porque no había perspectivas de conciertos y no me quedaba otra cosa que tocar para mi, sola. No estaba motivada para otra cosa, la verdad. Pero sí lo estaba para tocar obras de viola sola, y además que tuvieran carácter introspectivo, filosofía, mística, espiritualidad. Pasé la mayor parte del tiempo de la pandemia trabajando este repertorio, a Bach y a Biber».
Isabel Villanueva ha presentado 'Ritual' en Segovia y Barcelona, y la próxima temporada tiene varios conciertos en perspectiva, tanto en España como fuera. Le gustaría incluir en ellos una charla previa o posterior para que la gente entendiera su objetivo. «'Ritual' está pensado desde el principio hasta el final, con una progresión que tiene su clímax en la 'Chacona' de Bach, y que cierra 'Pasacaglia'. No tiene por qué tener explicaciones, pero si puedo aportar un pequeño sentimiento de palabra...»
«Sin silencio y sin respiración, la música no tiene sentido. Un silencio, en la música, tiene su intención y su carácter»
El silencio tiene en la música una gran importancia; en 'Ritual' es una parte fundamental, dice la violista. El silencio que se produce antes de hablar, o al final de un texto, de una palabra, de un sonido... tienen un significado muy importante. Sin silencio y sin respiración, la música no tiene sentido. Un silencio, en la música, tiene su intención y su carácter».
'Ritual', insiste la violista, es un disco creado «desde la honestidad, desde la fragilidad, desde la sinceridad, desde la libertad... Es libre, transparente, desnudo, es como una confesión... Y el público lo vive así, aunque no lo entienda».
Ni trucos ni artificios
Las piezas elegidas, concluye, «son tan frágiles, tan viscerales, que no hay posibilidad de trucos ni artificios. El estado que se alcanza tocando estas piezas -yo así lo creo al menos- es un estado de meditación, elevado; hay una preparación, no se puede tocar de cualquier forma ni en cualquier momento».
Cada vez que termina un concierto de 'Ritual' termina, dice Isabel Villanueva, con un vacío emocional y, nuevamente, «muy frágil; puedo ponerme a llorar en cualquier momento. Porque me hace pensar de nuevo en todo lo que he hizo llegar hasta él. Este álbum marca mi vida; lo que transmita ya no depende de mí, pero me ha marcado muchísimo. Por eso necesitaba hacerlo, gustara más o menos. Necesitaba una limpieza, una depuración».
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