Críticas de discos de la semana: Confeti de odio, Airbag, Tórtel y M.I.A.
Nuestros especialistas musicales hacen un repaso de las novedades discográficas más interesantes de las últimas semanas

Esta semana los críticos de ABC se concentran en los lanzamientos alternativos españoles con Tórtel, Confeti de odio y Airbag, además de valorar lo nuevo de la inglesa de ascendencia cingalesa Mathangi 'Maya' Arulpragasam, más conocida como M.I.A. (acrónimo de Missing in Action, o sea Perdido en combate... pero aquí la tenemos).
Por Fernando Rojo
Confeti de odio - 'Hijos del divorcio'
Ya lo ha dicho Xavi Hernández, y tiene razón: «No siempre gana el mejor». Si ganaran los mejores, Lucas Vidaur no andaría escribiendo autoparodias de perdedores para un puñado de inadaptados como él. Pero entonces nos perderíamos discos como este. Y él habría ganado, pero nosotros habríamos perdido.
Pop
Confeti de odio - 'Hijos del divorcio'

- Discografía Sonido Muchacho
Hay esperanza, pues, mientras él siga perdiendo (y nosotros ganando). Esperanza en que, de cuando en cuando, broten prodigios como Vidaur que sacrifiquen todo su talento en el altar del pop para minorías. Esperanza en que, tras encadenar las críticas de los últimos engendros de Red Hot Chili Peppers, Loquillo, Muse y Viva Suecia, te despierte una mañana Villuendas con el encargo de este 'Hijos del divorcio', que se escucha como los buenos discos de siempre, como se leen las buenas novelas: rezando por que no se acaben, esperando a ver qué himno generacional nos trae este chaval en sus quince minutos de gloria antes de volver a ser el guitarrista de Axolotes Mexicanos o ganarse el jornal escribiendo tonadillas para Amaia; con qué marcianada nos sorprenderá la próxima vez que chasque los dedos y diga 'eureka'.
Tras el huracán de extravagante descaro que supuso 'Tragedia española' para el indie patrio, Vidaur podría haber tenido un ataque de miedo escénico, pero no: ha salido al ataque desde el pitido inicial, poniendo a un coro de niños a reírse del resto del disco, que en cualquier otro caso habría sido una idea desastrosa y ha resultado ser una genialidad. Otra más.
En general, se nota que este trabajo está más pensado que el anterior (es más maduro, solemos escribir, tirando de argumentario) y mejor compuesto y producido, pero no por eso pierde el tono pesimista, lindando por momentos en el Apocalipsis, marca de la casa: «Poco nos queda, lo hemos hecho todo mal. Se nos acaba el chollo, vamos todos para el hoyo». Un cuadro tenebrista que se embadurna de repente de colores cuando, en un intento de agarrarse al único madero que queda en mitad del océano, entona: «No voy a rendirme hoy, aún me queda un poco más. Ya sé que puedo perder, pero tengo que apostar».
Escucha, Xavi: a ver si esta vez va a terminar ganando el mejor.
Por Fernando Pérez
Tórtel - 'Calavera suave'
Alquimista inquieto pero paciente, a la búsqueda de los secretos de una música elegante y fuera del tiempo, el valenciano Jorge Pérez lleva casi tres lustros de carrera en solitario avanzando sin prisa ni aspavientos por una carretera secundaria jalonada de hermosos hallazgos y fascinantes descubrimientos sonoros. Pura artesanía, cada vez más orientada hacia el material sintético, en la que Paddy McAloon parece congeniar con Brian Eno y una brisa mediterránea se cuela en el pequeño cuarto cerrado de la indietronica.
Pop
Tórtel - 'Calavera suave'

- Discografía Intromúsica
En su quinto disco, que se ha hecho especialmente de rogar, Tórtel consigue arropar de nuevo sus canciones con los más imaginativos arreglos sin que los fantasmas del barroquismo o la petulancia se manifiesten por ningún lado. Hasta el último efecto o el más inesperado giro rítmico parecen justos y necesarios. Brotan y fluyen de forma natural, como si tal cosa, generando una corriente sonora de elevado poder magnético.
Más que una revolución, en 'Calavera suave' hay nuevas revelaciones sobre el atrevimiento del antiguo líder de Ciudadano para proyectar su propuesta cinemática hacia horizontes inexplorados. Los coros místicos de 'Pirámides', los guiños urbanos de 'Algo sano', la emoción desnuda de 'Lo hago todo sin mirar', el aroma jamaicano de 'Dejaste de escribir'... son pasitos adelante en un disco cálido, hipnótico y por momentos incluso sensual, que se emparenta directamente con otra cumbre reciente del pop onírico en castellano, el 'Ruinas Futuras' de Wild Honey, por su capacidad para ofrecer resquicios de luz en tiempos de penumbra. «De lo malo queda lo mejor», por qué no. El mérito de Tórtel es lograr que nos lo creamos incluso sin haberlo visto, contra cualquier pronóstico y evidencia. «Esta es mi voz corriendo», repite cual mantra en 'Algo sano'. E igual no se puede decir que esprinte, pero de que es única ya no hay ninguna duda.
Por Javier Villuendas
Airbag - 'Siempre tropical'
Weezer, Offspring, Nirvana, Fu Manchu, Los Planetas, Weezer de nuevo... Airbag vuelve con este 'Siempre tropical' a hacer lo suyo en su octavo álbum, en la onda de los grupos mentados (¿he dicho Weezer?), punk pop ligero con el estribillo por bandera y la cosa amorosa y desamorosa tengan 94 años sus miembros en la línea de abrumadora hegemonía sentimental de la música popular, una dictadura (temática) que ya la quisiera Xi Jinping para su perpetuación como Mao II.
Punk pop
Airbag - 'Siempre tropical'

- Discográfica Sonido Muchacho
El disco comienza con el cameo de J Planetas en un potente homenaje, por su parecido también, a 'Mi hermana pequeña', primer hit de los indis granadinos, y alterna en las siguientes ejercicio de estilo con pocos temas memorables y una fallida veta Nikis o Punsetes con 'Una pena lo de Mario', por su menor colomillo respecto a estos. Luego declaran aburrirse con el cine de autor (textualmente «tu cine de autor», igual se refieren al caso concreto de la chica a la que le concierne; aunque de no ser así extrapolando al ámbito musical es una postura cercana al tiro en el pie) en 'Viva John Hughes', y brillan muy fuerte en 'Andrea', con su sencillez emotiva en lo letrístico que tiene su gran zarandeo cuando cantan la síntesis: «Una relación tan complicada, tengo miedo que salga bien».
En el último tercio del disco hay variaciones interesantes en lo musical, pues los de Estepona te hacen una más lenta distorsionada en 'Surf Riot', viñetas playeras turbias con miga alcoholizada, el amanecer de los muertos en trikini, y luego siguen con una de Bad Religion a toda leche en los 27 segundos de 'Todo mal' para recogerse en su fórmula de nuevo con la errática 'Siempre tropical', un poco más Nikis que las otras de nuevo sin llegar al gracejo de estos, cantando la huida de un gorila del zoo, con estribillo catártico liberador, para acabar por todo lo alto en belleza con 'Perros y Gatos', tema acústico en un microgiro de estilo para una canción sentimental muy bonita de dos minutos.
Por David Morán
M.I.A. - 'Mata'
Iba para diva de la electrónica trotamundos, sacó el dedo a pasear en el momento más inoportuno y justo cuando parecía que iba a redimirse, renacimiento espiritual mediante, va y la vuelve a pifiar. La carrera de M.I.A, sin duda, se puede explicar de muchas maneras, pero cuesta asimilar, no digamos ya entender, esa querencia por el autosabojate, como si hacerse la zancadilla cada poco formase parte de una performance conceptual que solo ella alcanza a entender. ¿Qué no? Veamos: seis años llevaba Mathangi 'Maya' Arulpragasam sin publicar música nueva, sequía mitigada en parte por una nutritiva gira que, a su paso por el Primavera Sound del pasado verano, parecía sugerir que algo bueno andaba cocinándose en los fogones de la siempre belicosa cantante
Hip-Hop
M. I. A. - 'Mata'

- Discográfica: Island-Universal
Pues bien: justo cuando 'MATA' estaba a punto de romper el cascarón, va M.I.A, acrónimo de Missing In Action, y se revela como conspiranoica y antivacunas con un inoportuno tuit que quizá explique que uno de los lanzamientos más esperados de la temporada haya acabado pasando de puntillas. «Qué lamentable que tengamos que cancelar a M.I.A cuando 'MATA' es su mejor disco en mucho tiempo», deploraba un internauta en un sentido mensaje lanzado al vacío de las redes sociales.
A ella, claro, todo esto se la trae al pairo, igual que le importó bien poco sabotear la actuación de Madonna en la final de la Super Bowl o que la expulsasen del festival Afropunk por hacer una declaración digamos que estrafalaria sobre el movimiento Black Lives Matters. Nada nuevo, de acuerdo, pero si algo ha conseguido la británica es opacar el impacto de un disco que, sin ser la bomba ni empatar con 'Arular' o 'Kala', sí que vuela más alto (difícil no era) que el ramplón 'AIM'. Por momentos incluso se llega a intuir tras las inaugurales 'F.I.A.S.O.M' (partes 1 y 2) y la adhesiva 'Beep' el frenesí rítmico y rebelde de aquellos primeros trabajos armados con toneladas de descaro e injertos de hip hop, bhangra, grime y electro. El ensalmo, sin embargo, dura poco, y demasiadas canciones acaban pasando sin dejar huella. 'Energy Freq' apenas hace cosquillas, 'The One' es hip hop puramente ornamental, y 'Popular' coquetea con el reguetón para acabar en tierra de nadie.
MÁS INFORMACIÓN
'MATA', explica la propia M.I.A, es como una suerte de duelo entre el ego y la espiritualidad, un combate tan desigual como el que libran aquí músicas y textos y como el de la M.I.A de 2022 con de la hace una década larga. Donde antes había novedad y éxtasis hay ahora repetición y autobombo; detonaciones rítmicas que no acaban de explotar y producciones que renuncian a la imaginación y al 'patchwork' estilístico para embobarse con el propio reflejo. ¿Lo mejor? Ese tramo final en el que, de 'K.T.P (Keep The Pace)' a 'Marigold' pasando por 'MATA LIFE', la londinense desmiente todo lo anterior fundiendo coros infantiles, espasmos digitales, melodías abiertamente pop, delirio polirrítmico y puntería de tirador olímpico. Aún hay esperanza. Por lo menos hasta que se meta en un jardín del que no pueda salir.
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