Kiko Veneno: «Mi valoración del ministro de Cultura es un cero, está desaparecido»

—El ambiente, buenísimo en todos. Los que amamos la música en directo somos la comunidad de los que escuchan en silencio. El silencio es el cachito que hay entre canción y canción en un disco. Hay una generación entera de españoles que no sabe lo que es el silencio. Para ellos, es algo que siempre hay que rellenar. Para los que amamos la música es otra cosa. Y, aunque seamos minoritarios, somos muy constantes. Para nosotros la música es una afición, y estos días me he dado cuenta de que es una afición muy adictiva.

— En el confinamiento fue esencial.

—La cultura es la sangre de un pueblo, y durante el confinamiento, sin música, ni libros, ni películas no hubiéramos podido aguantar. Pero, en cuanto se acaba el confinamiento, a la cultura se la aparta. Porque ahora lo que importa es la economía. España nunca ha creído en la cultura como una industria potente y, al no haber esa preocupación, se ha evidenciado esto. Mucho agradecimiento a los músicos durante el confinamiento, pero en cuanto ha acabado, puerta. A buscarse la vida.

— Y ahora, con el cierre del ocio nocturno, peor todavía. Aunque los promotores de conciertos cumplan con todas las medidas de seguridad.

—Suscribo lo que dice. He visto que todos los promotores han cumplido estupendamente. Pero si hace falta quitar algo, lo primero es la cultura.

— ¿Qué valoración hace del trabajo del ministro de Cultura en esta pandemia?

—Cero. Desaparecido, nadie sabe quién es el ministro de Cultura. El anterior ministro sí era interesante porque era un hombre de cultura, pero las situaciones políticas ya sabemos cómo evolucionan. Tampoco interviene en la SGAE. Bueno, vale. Pero déjanos trabajar con la SEDA! ¡No nos da los permisos, estando la SGAE inhabilitada!

— Leí que tenía una canción nueva llamada «Días raros». Imagino que habla de todo lo que está pasando.

—Sí, la canto todos los días en los conciertos. Y a la gente se le queda una cara muy rara, lo cual me encanta porque quiere decir que cumple su misión. La cantaré en Barcelona con un invitado sorpresa. Tengo ya el disco nuevo terminado, que en cierto modo seguirá la línea de «Sombrero Roto», y esta canción será uno de los dos primeros singles. La semana que viene la voy a mezclar, tengo muy dentro la sonoridad que quiero. Tiene un teclado muy raro, desestructurado, y genera un ambiente muy especial, con cierto clasicismo. También una guitarra flamenca, e intenta transmitir esa sensación tan extraña que nos invadió a todos metidos en casa, separados los unos de los otros como nunca habíamos estado. Curiosamente, nos hemos dado cuenta de muchas cosas. Pero el sistema reacciona, porque el silencio, la reflexión, no le conviene en absoluto. También nos hemos dado cuenta de que vivimos en una gran ignorancia. Esto se veía venir desde hace años, y ha coincidido con un momento de gran ignorancia.

— ¿Esa ignorancia es la que genera cosas como el negacionismo?

—¡Es normal! No hay que dramatizar tanto con eso. Es razonable pensar que en un mundo tan secretista, tan manipulado, tan ignorante y tan desinformado, se den todo tipo de opiniones y haya quien crea en conspiraciones. Estamos pagando el precio de la ignorancia, del no querer saber.