'El presidente' y no 'la presidenta', la guerra cultural de Giorgia Meloni comienza por el lenguaje
Quiere que en las comunicaciones oficiales se la cite como «el presidente», y no «la presidente» ni «la presidenta»
Su primer discurso en el Parlamento decepciona a la izquierda, que esperaba 'trumpismo' y populismo
Roma
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Iniciar sesiónLas palabras cuentan. No solamente los hechos, también las palabras son importantes en política. El Gobierno Meloni, que acaba de arrancar, tendrá que ser juzgado a partir de ahora por los hechos. Pero, de momento, se analiza su lenguaje, en particular la utilización ... de algunas palabras, que han suscitado notable polémica, y que sin duda caracterizan ya esta época de la derecha 'meloniana'. En el uso de algunas palabras, se ve una opción ideológica y cultural. El evidente cambio lingüístico se ha apreciado ya en su primer discurso en el Parlamento, el de investidura, como primera ministra italiana.
Su deseo de ser llamada «el presidente» se ha convertido en un caso sobre el que discute Italia. En una nota de su oficina de prensa, Giorgia Meloni comunicó que, cuando se la cite para las comunicaciones oficiales, se debe utilizar el artículo masculino 'el' (el presidente del Consejo de Ministros) y no 'la' (no la presidente o la presidenta). En realidad, este caso concreto no es nuevo, porque incluso como presidenta de los Hermanos de Italia, se hacía llamar «el presidente». Pero es significativo que este escenario político-cultural lo haya trasladado al Gobierno, con llamativas repercusiones.
Claudio Marazzini, presidente de la Academia de la Crusca, institución que representa una referencia fundamental de la lengua italiana, explica que «es justo decir la presidente, la premier, la primera ministra». Pero también precisó que no es una obligación: «Quienes usan el femenino aceptan un proceso histórico que ya está en marcha».
Pero la lengua italiana no obliga al uso del femenino para referirse a los puestos ocupados por mujeres. «Cualquiera que prefiera las formas masculinas tradicionales tiene derecho a hacerlo», según el lingüista Claudio Marazzini. Por ejemplo, el expresidente de la República, Giorgio Napolitano, del Partido Democrático (izquierda), cuando se refería a Laura Boldrini, entonces presidenta de la Cámara de diputados, lo hacía en masculino: «El presidente». Pero Boldrini, diputada del Partido Democrático, siempre insistió en ser llamada «La presidente», dando esta explicación: «No es por ser puntillosa o por un formalismo vacío, sino la afirmación de que hay más de un género». En definitiva, se trata de una cuestión de preferencia y no hay error gramatical tanto en la utilización del masculino (el) o el femenino (la), pero es una elección que, según el presidente de la Academia de la Crusca, puede estar «dictada por pertenecer a una generación diferente o por una elección ideológica consciente».
Los periodistas de la RAI, la Radiotelevisión pública italiana, consideran que imponer el masculino es un «peligroso retroceso»
Desde luego, no se trata de un tema baladí, como lo demuestra el hecho de que los periodistas de la RAI, la Radiotelevisión pública italiana, consideran que imponer el masculino es un «peligroso retroceso». El sindicato de periodistas de la RAI (Usigrai) ataca en una nota a la dirección de sus canales televisivos y de informativos, que «están pidiendo a los compañeros que utilicen el masculino para indicar el nuevo cargo de Giorgia Meloni». Usigrai defiende que «ningún colega puede ser obligado a utilizar el masculino».
Sobre esta polémica, Giorgia Meloni echó mano de ironía en su discurso de investidura con esta frase: «Ha habido polémica: el presidente, la presidente... Nunca me he planteado que la grandeza de la libertad de la mujer fuera llamarse capatrena» (capatrena sería el femenino de capotreno, el empleado ferroviario con tarea de jefe de personal de servicio en el tren).
En su discurso de investidura, Giorgia Meloni pronunció 24 veces la palabra nación, ligada a Italia
Si las palabras son importantes, para Giorgia Meloni hay una fundamental, que es clave en sus discursos para referirse a Italia: 'nación'. La izquierda habitualmente dice «este país». Ella siempre habla de «esta nación». En Italia nadie dice Estado. En su discurso de investidura pronunció 24 veces la palabra nación, ligada a Italia. Giorgia Meloni utiliza también la palabra patria, que durante un tiempo se relacionaba siempre con la derecha.
Pero gracias a la labor político-cultural que realizó Carlo Azeglio Ciampi (presidente de la República entre 1999 y 2006), hoy la palabra patria la usa todo el mundo, al igual que la utilización de los símbolos, la bandera y el himno nacional, una recuperación que también se debe a Ciampi. Entre sus modelos de patriota está el Papa Juan Pablo II, un santo del que es muy devota, citado en su biografía 'Io sono Giorgia' y en su primer discurso en el Parlamento como primera ministra.
Patriotismo
Patriotismo no es sinónimo de nacionalismo, que fue un mal en el siglo XX. Precisamente, Juan Pablo II diferenciaba entre el patriota (el que ama y se siente orgulloso de su nación, pero está abierto y es solidario con las demás naciones) y el nacionalista (el que pone fronteras y es excluyente). El nacionalismo extremo ha encendido la mecha de la guerra de Ucrania. Giorgia Meloni utiliza la palabra nación para significar la unidad italiana indisoluble, que hoy en Italia casi todos aman.
Además, aunque en Italia nadie teme que pueda haber un retroceso al fascismo, Giorgia Meloni ha abjurado de tal doctrina, justo en la víspera del centenario de la Marcha sobre Roma, es decir, la movilización fascista que tuvo lugar entre el 27 y 28 de octubre de 1922, que dio origen a la dictadura de Mussolini. Giorgia Meloni ha condenado todos los totalitarismos, incluido el fascismo: «Los totalitarismos del siglo XX desgarraron toda Europa, no solo Italia, durante más de medio siglo, en una sucesión de horrores que asolaron a la mayoría de los Estados europeos. La libertad y la democracia –dijo Meloni– son los elementos distintivos de la civilización europea contemporánea en la que siempre me he reconocido. Y, por tanto, a pesar de lo instrumentalmente argumentado, nunca he sentido simpatía o cercanía hacia los regímenes antidemocráticos. Por ningún régimen, incluido el fascismo».
Giorgia Meloni ha utilizado en su discurso de investidura un lenguaje europeo y europeísta
Consecuente con esta idea de nación y de patria, Giorgia Meloni ha utilizado en su discurso de investidura un lenguaje europeo y europeísta, marcando una discontinuidad con el pasado de la derecha nacionalista. Incluso sobre la inmigración, no ha sembrado el temor y miedo que suele utilizar Matteo Salvini, al que le gusta hablar de «invasión de inmigrantes». En cierta forma, Giorgia Meloni ha 'decepcionado' a la izquierda, que esperaba un discurso programático con cierto contenido de nacionalismo soberanista. En cambio, en su discurso no hubo populismo, ni 'trumpismo', ni antieuropeísmo. Es más, en el centro de su programa planteó la necesidad explícita de querer más a Europa, para ayudar a resolver algunos de los más graves problemas que afectan al futuro de Italia, comenzando por el energético. En definitiva, con su programa y su lenguaje, Giorgia Meloni ha querido asegurar sus intenciones futuras, ofreciendo un modelo de derecha muy diverso a como la izquierda lo había imaginado.
Entre las muchas novedades del Gobierno Meloni, algunas de hecho históricas, está el cambio en los nombres de algunos ministerios, para mostrar con orgullo que se trata de un Gobierno de derecha, utilizando palabras clave de la derecha. Para el Ministerio de la Familia ha añadido 'Natalidad'. Teniendo en cuenta que Italia está a la cola de Europa en el índice de natalidad, propone el tema de apoyo público a las opciones procreativas de las familias. Al Ministerio de Agricultura se le ha añadido 'Soberanía alimentaria', un término criticado sobre todo por la izquierda porque introduce el concepto de soberanía, utilizado por la derecha. Pero la izquierda olvida que este ministerio del Gobierno Meloni es gemelo del francés Ministère de l'Agriculture et de la Souveraineté alimentaire, inaugurado por el liberal Emmanuel Macron.
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