LIBROS
Rafael Chirbes, impresionante testamento literario y vital
Ensayo
Esta última entrega de sus 'Diarios' transcurre casi siempre en casa, en su vida interior y de lecturas. En estas páginas se acentúa la dimensión crítica
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Iniciar sesiónNo podrá leer Chirbes, quien como muestran sus 'Diarios' estaba muy pendiente de lo que la crítica decía (no solo sobre su obra), el aplauso unánime que estos escritos póstumos vienen recibiendo. Cuando cierras las mil páginas de esta tercera entrega piensas que le habría ... bastado escribir los tres volúmenes de sus 'Diarios' para merecer lugar señero en la Historia de la literatura del siglo XXI. Uno de los más altos cuando se trata de esté género, tan plagado de exhibiciones falsas o falsarias. Hace bien en envidiar Chirbes 'Los cuadernos de todo' de su amiga y mentora Martín Gaite, aunque reconoce lo mucho que su escritura le distancia de ella.
En Martín Gaite no hay apenas grito, cuando hay dolor es susurro, la discrepancia puede ser firme y valiente, pero nunca destemplada. Y el caso es que el lector agradece que Chirbes se distancie mucho de tales cualidades de Martín Gaite y se entregue tan de continuo a expresar su descarnada visión pesimista y agraz, que comienza sobre su propia figura, tanto de escritor (¡cuántos denuestos lanza sobre su novela 'Crematorio'!) como de su persona, incluso de una sexualidad cuya penosa dimensión furtiva y promiscua no acepta.
ENSAYO
'Diarios. A ratos perdidos 5 y 6'
- Autor Rafael Chirbes
- Editorial Anagrama
- Año 2023
- Páginas 961
- Precio 27,90 euros
Hay fragmentos suyos escritos a los sesenta años, en que describe su situación física, sus pocas ganas de hacer nada, su miserias fisiológicas y ofrece un testimonio tan descarnado de una vejez adelantada por la precaria salud, que el lector no puede sentir otra cosa que piedad. La pregunta de por qué este escritor que tanta comprensión muestra hacia muchos otros (no todos) se negaba esa piedad sobre sí mismo. En relación a las dos entregas anteriores el tercer tomo de los 'Diarios' disminuye la dimensión viajera, y las descripciones de lugares.
¡Qué raro resulta en escritores encumbrados la atención a los más jóvenes!
Queda la emocionada sobre París, como si se tratase de una despedida que le arranca páginas líricas, profundas. Pero estos 'Diarios' transcurren casi siempre en casa, en su vida interior y de lecturas. Se ha acentuado la dimensión de crítica literaria, pues las dos terceras partes de lo que escribe son comentarios que hace a sus lecturas. Poca gente habrá que haya leído tanto en los ochos años que va reflejando.
Supera seguramente los seiscientos títulos citados, y en buena medida comentados. Sus comentarios mejores versan sobre lo que un escritor ve que los otros (sobre todo si son grandes) van haciendo, lo que eligieron desechar, recortar o ampliar. Esta dimensión de escritor en la fragua de la escritura de otros me ha parecido de un valor inconmensurable. Bastaría con reunir las sesenta o setenta paginas que a lo largo de los 'Diarios' escribe sobre Cervantes para tener algunas de las más agudas reflexiones que se haya escrito sobre lo que hizo el alcalaíno.
Paisaje de sinceridad
Pero se muestra conocedor de lo que escribieron Azaña, Castro, Canavaggio y tantos otros. O el modo como se acerca a Quevedo, tan lucidamente discrepante de su ideología y reverenciador en cambio de su dominio de la lengua. Arranca sobre Rabelais las páginas más luminosas que sobre él he leído, y edifica la impronta que pudo tener en la línea de distanciamiento que inaugura Rabelais, pasa por Voltaire y Diderot y llega a Bertol Brecht. Tanto podría decirse de su entrega a la literatura que lo ves a los sesenta y cinco años releyendo toda la novelas de Carpentier, los 'Episodios' de Galdos y decenas de libros ingleses, franceses, austriacos (también).
Una de las líneas de fuerza de sus 'Diarios' es el desengaño político hacia los socialistas posteriores a la Transición, y el ninguneo que ensayistas hayan podido hacer de la lucha comunista. No es Chirbes condescendiente con casi nada. Incluso a quienes admira, como Muñoz Molina, no deja de señalar déficits que ve en su obra. Un lector podrá no estar de acuerdo con algunos de sus juicios críticos pero que el paisaje de sinceridad y nobleza que arrojan constituye un verdadero espectáculo, raro, muy raro en la comedida farsa en que habitualmente vive la vida literaria.
Una de las líneas de fuerza de sus 'Diarios' es el desengaño político hacia los socialistas posteriores a la Transición
Otro valor excelso me parece su atención a la escritura de jóvenes, algunos amigos (Barba), otros seguidos en la distancia (Vías Mahou, Marta Sanz). ¡Qué raro resulta en escritores encumbrados literariamente la atención a los más jóvenes! Evita los halagos si no son sinceros, sabedor de que cuando se leyeran él ya no estaría. Es sabrosa su reflexión sobre el carácter anfibio del género 'Diario', pues decir que está escrito para uno mismo sería como hacerse trampas en el solitario, aunque una cosa es el 'Diario' que se escribe con conciencia de ser póstumo y otra el expuesto en escaparate coetáneo. Cobra dimensión en este volumen de cierre la cotidianeidad y achaques mutuos de su ayudante Paco, y las visitas con él a la Seguridad Social y sus miedos por el futuro de este fiel servidor.
Hay en esas páginas de la relación con el ayudante que ha cobijado, y la preocupación por su futuro, una humanidad que convierte al Chirbes gruñón en una persona llena de nobleza, más atento al débil que al poderoso. Aunque solo fuera por la rareza de que tal cosa ocurra merece atención. Queden atentos los lectores también a estos susurros, entreverados de aquellos gritos. La vida y lecturas de un escritor que sus 'Diarios' han hecho mas grande.
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