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Rafael Chirbes, 'de senectute'

Memorias

Segunda entrega de sus 'Diarios'. Frente a aquella rabia, ahora se impone la melancolía. Hay menos intimismo, al tiempo que más sosiego de un lector que vuelve a mostrarse empedernido

Rafael Chirbes Magraner (1949-2015)

24/10/2022 a las 13:19h.

No resulta extraño que sea la lectura del ‘De Senectute’ de Cicerón la que acompañe un trecho de la escritura de esta segunda entrega de los ‘Diarios’ de Rafael Chirbes, cuya publicación considero una de las mejores cosas que le han ocurrido a la ... literatura española en los dos últimos años. La calidad sigue siendo soberbia, pero hay un cambio de tono, que responde a un cambio de espíritu. En el primer volumen, que tenía más fuerza, se impuso la rabia vital y descarnado testimonio de una vida erótica que vivió fracasada, casi tanto como sentía su lugar en el canon literario en la época de primera madurez. Frente a aquella rabia, en este segundo tomo se impone la melancolía de quien busca cerrar, terminar y no encuentra el modo de hacerlo, mientras pugna con una novela nueva que se le resiste y frente a la que no se siente seguro, precisamente aquella que le proporcionaría mayor éxito posterior.

Hay menos intimismo al mismo tiempo que más sosiego de un lector que vuelve a mostrarse empedernido. No los he contado, pero en el curso de los tres años escasos que estos ‘Diarios’ anotan no creo que haya registrado la lectura de menos de un libro cada dos días.

Imagen - 'Diarios. A ratos perdidos 3 y 4'

Autor Rafael Chirbes
Editorial Anagrama
Año 2022
Páginas 700
Precio 24,90 euros

No son libros simplemente citados, sino anotada su lectura, predominantemente de novelas y ensayos franceses e italianos, ambos en lengua original. De los españoles sobresalen, junto a ‘La Celestina’, agudas percepciones sobre episodios quijotescos, desde la titubeante primera salida hasta la fiesta de exaltación vital de las bodas de Camacho. De siglos posteriores, ‘La Regenta’, Galdós y Baroja son los que más le acompañan.

Hay cansancio vital, hay desconsuelo, y hay inseguridad como creador de novelas

Junto a vida de lector hay capítulos de viajero. Comienza en Nueva York donde me parece logra las mejores reflexiones ensayísticas sobre la ciudad y lo que significa la mirada museística como sinécdoque de un capitalismo que celebra y exhibe su dinero sin complejo. Pero lo reflexivo que arranca a Manhattan compite con el acerado bisturí de gran escritor que aplica en un viaje a Milán sobre los actuales habitantes de los palacios de ciudades italianas, esos descendientes quizá rentistas vestidos de una forma particular y una visión del mundo en cada gesto. Únicamente un escritor de la calidad de Chirbes puede regalarnos un trazo así.

Hay desasosiegos de ir de aquí para allá en bolos literarios, o incluso un Nápoles que se le impone muy influido por las lecturas del momento. Y claro está su París, al que vuelve una y otra vez, atrapando su frío y su elegancia inigualable, incluso cuando han decaído notablemente su cocina y estilo. Junto a perspicaces estampas pictóricas como las colinas bajas y campos de Toscana en invierno, hay otros desquites como un Aviñón al que no encuentra gracia y una Barcelona depauperada. No seguiré porque lo importante es la sinceridad con la que se expresa, nada atento a repetir tópicos.

Crítica acerba

En sus juicios sobre personas, que alguna vez no compartes, le señalan expresando su libre pensamiento que en el terreno político me ha sorprendido especialmente valiente, separándose del pensamiento dominante tanto frente a la máquina propagandística del PSOE y su periódico más afín (cuya contundente organización ideológica dice darle miedo) como a la cúpula del PCE, lo que mueve a un crítica acerba hacia lo que sus dirigentes han hecho con los militantes. No es extraño que tampoco le agrade el PP, pero lo otro si sorprenderá, como el retrato que dibuja un Javier Pradera intrigante, en comparación a una Martín Gaite con obra.

Hay cansancio vital, hay desconsuelo, y hay una sorprendente inseguridad como creador de novelas. Un escritor no tiene por que medirse solo en tal terreno, pues los ‘Diarios’ como el primer volumen mostró de modo excelso y confirman numerosas páginas de éste, puede levantar construcciones artísticas (también hay mucho cine revisitado) con ventanas abiertas a una vida que cuando lees no sientes que fue, sino que está siendo, prendida a su inteligente mirada crítica.