Eloy Tizón, cuentos de ruptura

Que Eloy Tizón es buen escritor no ofrece duda. Sin embargo su inventiva habría necesitado a mi juicio de un mayor embridamiento. Hay cuentos cuyos vaivenes y tumbos restan algo a ese reconocimiento de escritor maduro. Es como si estuviera experimentando.

RELATOS

'Plegaria para pirómanos'

• Autor Eloy Tizón
• Editorial Páginas de Espuma
• Año 2023
• Páginas 190
• Precio 18 euros

Esta doble dimensión podría albergar un elogio, porque el lector ve que un escritor encumbrado en su género, a la altura de los sesenta años, escribe con las dubitaciones y perplejidades de un joven que estuviera experimentando. Pero también puede albergar el reproche de que una impresión así no le corresponde ofrecerla a un escritor maduro.

Quizá esta doblez se deba a que el estilo de este libro vive una constante lucha entre la inspiración poética y la necesidad que todo cuento tiene de alguna tensión narrativa y quizá una historia que contar. Eloy Tizón nos lanza a la proeza de sucesión de imágenes y escenas, en que apenas hay personajes (salvo uno denominado Erizo que aparece en varios de los cuentos) o carecen de antecedentes y consecuentes, como si se vieran atrapados por el fulgor de un relámpago en un instante, a modo de fogonazo. Es como si hubiese una pertinaz lucha contra la trama, que solo poseen algunos de los cuentos como el que me parece mejor del conjunto, el titulado ‘Cárpatos’.

Este cuento de soldado es algo kafkiano. En realidad, algunos de ellos podrían recibir este calificativo, pues retratan situaciones cotidianas desde un extrañamiento nutrido de imágenes de desolación existencialista. Lo poético de su numen se cifra en la consideración metafórica que tienen las situaciones desde un sin sentido que está hurtado a todo racionalismo. Me parece que ese hurto a la racionalidad que extrema dimensiones embrionarias en muchos de los cuentos de Julio Cortázar, se realiza por doquier en el estilo de Tizón.

Son cuentos en su mayor parte urbanos, en dos de ellos hay contenido amoroso en su dimensión de ruptura, de imposible comunicación. Un activo notable del estilo de este libro es que las celdillas que cada historia va tejiendo, a modo casi de yuxtaposiciones de anécdotas, no pretenden elevar a dimensión simbólica o moraleja explicativa lo que se deja entender mejor como falta de sentido.

Es como si su estética hubiese abrazado el nihilismo existencial de las fuentes de la postvanguardia. Pero como todo intelectualismo, paga el precio de entregar un libro de cuentos dirigido a minorías iniciadas. Nada tiene eso de malo, al contrario, podría decirse que menos mal que existen estas experimentaciones. A alguna de las historias se le nota algo el origen de escuela de escritura. Como le ocurre a la poesía, los cuentos de Tizón tienen una estructura de significación muy abierta. Pero al modo de Carver, o Cortázar muy alejado del modelo de Chejov.