PALABRas contadas
Ludopatía
Solicitar a la UE el uso del catalán (y del euskera y el gallego) merma el peso de nuestro idioma común
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El INE ha contado 48.345.223 españoles en 2023. Durante décadas nuestro país ha sostenido una legítima aspiración de que el español se convierta en lengua de trabajo de la UE junto al inglés, el alemán y el francés, no sólo por el peso ... demográfico en el continente, sino como puerta al mundo iberoamericano (casi 600 millones de hablantes). Eso permitiría al español ser idioma habitual de la Comisión, el TJUE o el BCE e intensificaría el uso del español en todas las comunicaciones oficiales.
Desde la salida de Gran Bretaña por el Brexit, Francia pugna por ganar peso. España no. El Gobierno acaba de hacer lo contrario: ha dejado esta natural reivindicación aparcada para centrarse en otro esfuerzo que contente a los socios que podrán permitirle seguir en el poder. Como política de Estado deja mucho que desear. Porque solicitar a la UE el uso del catalán (y del euskera y el gallego) merma el peso de nuestro idioma común y destruye la aspiración de que algún día sea lengua de trabajo en la UE y de mayor proyección cultural.
A ojos de la UE, el número de hablantes nativos de español se reducirá en más de 10 millones si se acepta el catalán, y se restarán cifras importantes por el vasco y el gallego. Frente a Alemania (83 millones de hablantes), Francia (66) o Italia (60), España perdería incluso frente a Polonia, que con casi 40 millones ya nos ganaría en el peso objetivo para defender su idioma. Confundir intereses personales de un gobernante con los de Estado es grave. Jugar a sabiendas de lo que se pierde es de ludópatas.