Cultura crea un grupo de trabajo para la «descolonización» de las colecciones estatales

Todo ello, en un contexto de debate en el que se cuestionó el papel de los museos como «herramientas de legitimación del pensamiento hegemónico y de su dominación del planeta y otras culturas». Algo, según Sáez Lara, que ya se está planteando en otros países del ámbito occidental, como Bélgica o Francia. «No podemos estar mirando para otro lado o metiendo la cabeza en el agujero. Tenemos que abordar este reto», señaló el director del MNA.

«Obviamente, las posturas más radicales nos llevarían a cerrar los museos, a devolver todas las colecciones a sus lugares de origen», añadió Sáez de Lara en su intervención. «Pero claro, desde la institución no podemos llegar a esos extremos. Tiene que ser desde fuera donde se plantee ese debate. A nosotros nos toca intentar hacer algo nuevo: descolonizar los museos. Estamos sometiendo a una visión crítica toda esa historia».

Noticia Relacionada

Palabras contadas

Alerta anticolonización

Jesús García Calero

Esta nueva línea de trabajo del Ministerio de Cultura para tener clara su postura ante el debate de la colonización de las colecciones museísticas, que en los últimos años ha cristalizado en la petición del Tesoro de los Quimbaya por parte de Colombia, está aún en una fase muy inicial, según ha podido confirmar este diario. Ni siquiera está claro que vaya a nombrarse así –«grupo de trabajo de descolonización de las colecciones»–, pero el departamento que dirige Miquel Iceta sí quiere tener un argumentario por si hay reclamaciones por parte de otros países, o incluso si el Gobierno decidiera tomar la iniciativa.

Cultura, en respuesta a ABC, dijo que «no se ha creado ni está previsto crear ningún grupo de trabajo sobre posibles reclamaciones o acciones de restitución». Y asegura que esta iniciativa se enmarca en los consensos o acuerdos alcanzados con el resto de países reunidos en Ibermuseos (septiembre 2022, México): «El ministerio está trabajando en la actualización de los discursos museográficos desde una perspectiva que enriquece el conocimiento de las colecciones desde la diversidad y la cooperación cultural».

Otros países europeos ya han empezado a abordar este asunto. En Francia ya se trabaja con el llamado 'informe Macron', que traza algunas líneas de actuación. También el Reino Unido ha empezado a debatir sobre si es preceptivo o no devolver piezas de arte a las antiguas colonias. De hecho, este pasado mes de septiembre se celebró en la ciudad de Brístol una conferencia internacional al respecto.

En España, los museos más afectados por esta cuestión son el propio MNA, el Museo Nacional de Escultura y, sobre todo, el Museo de América, que no ha recibido la más mínima comunicación al respecto sobre esta iniciativa. Desde este centro, este viernes, mostraron una sorpresa absoluta cuando fueron cuestionados por el anuncio de Fernando Sáez Lara, hecho con el permiso de la Subdirección General de Museos Estatales. Fuentes cercanas al museo relataron que en tiempos de Guirao, ministro entre 2018 y 2020, ya se planteó este debate entre el cuerpo de conservadores y desde las más altas instancias del departamento, tras estudiarlo, concluyeron que no procedía.

El Museo de América, por la naturaleza de sus colecciones, es el centro donde cualquier reivindicación tendrá sus objetivos más llamativos. De hecho, Colombia viene pidiendo desde hace años la propiedad del Tesoro de los Quimbaya, que no fue producto de ningún acto colonialista, sino que fue un regalo del presidente Carlos Holguín a la Reina Regente a finales del siglo XIX para agradecer su mediación en un conflicto fronterizo con Venezuela.

A finales del año pasado, este diario dio cuenta de una conversación entre la ministra colombiana de Cultura y Miquel Iceta, aunque el Ministerio de Cultura rebajó el encuentro a una simple «cortesía institucional entre ambos ministros». Según esta versión, la colombiana Angélica Mayolo «mostró su interés por realizar un intercambio de experiencias y conocimiento manteniendo el tesoro en su integridad en su ubicación actual, en el Museo de América», con un ciclo de conferencias en torno a la «divulgación virtual de la colección para que la ciudadanía colombiana pueda también disfrutar de ella».

En el entorno del museo, por su parte, consideran que hay que defender la naturaleza no colonial de dichas colecciones, aunque muchas piezas tengan su origen en los antiguos territorios de los virreinatos, que en ningún caso fueron colonias, sino provincias españolas. La postura del director del Museo Nacional de Antropología es distinta, tal y como expuso en su intervención en Sevilla: «Creemos que el museo debe explicitar cuáles son sus posiciones y sus puntos de partida para revisar su pasado». A modo de ejemplo, Sáez Lara mencionó la carta de compromiso sobre el tratamiento de restos humanos en el MNA, según la cual no se exponen restos humanos cuando la comunidad de origen de los restos esté en contra de su exposición pública, como es el caso del pueblo atacameño sobre las momias de Atacama. El debate está servido.

En Europa, varios países llevan años estudiando qué hacer con las obras procedentes de las antiguas colonias, ya sea devolverlas a sus países de origen o cambiar las cartelas explicando el contexto de las mismas. Holanda ha llegado a publicar un informe de un consejo asesor que recomienda la devolución «de cualquier objeto cultural saqueado en las antiguas colonias holandesas si el país de origen así lo solicita».

Alemania, que cuenta con alrededor de 50.000 objetos adquiridos en África durante la época colonial, trabaja en un inventario online y formó una comisión de expertos para atender a las personas e instituciones que deseen la repatriación de los objetos. Francia, que ha dado algunos pasos para restituir una treintena de objetos y obras de arte a Benin y Senegal, considera no obstante inalienable el grueso de su colección africana, que ronda las 90.000 piezas. En su día, Macron planteó un debate con Alemania, Reino Unido y Bélgica, pero no hubo demasiados avances al respecto.