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cine

La cara y la cruz de Escarlata

Hermosa, volátil, taimada y de una fragilidad hercúlea capaz de dejar su huella sin necesidad de pisar

La cara y la cruz de Escarlata abc

oti rodríguez marchante

No es preciso sumergirse en el archivo de Vivien Leigh , ése que pronto , para saber que no fue una mujer feliz. Basta apartar el visillo del cine y ver el kilo de ansiedad, determinación y astucia que puso en el rostro de ... Escarlata O’Hara , o el vacío pesado en el de Blanche Dubois , para darse cuenta de que la insatisfacción y la angustia eran las velas de su navío. Bipolar como la Luna, pero sin fases, llena o vacía de sopetón, vivió escondida tras las bambalinas del teatro y de la sombra más ancha que larga de Laurence Olivier , de quien fue Ofelia y Lady Macbeth, pero también Escarlata y Blanche. Sus dos personajes, sus dos Oscar, son el mejor puente hacia ella, hacia esa mujer hermosa, volátil, taimada y de una fragilidad hercúlea capaz de dejar su huella sin necesidad de pisar.

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