Sara Baras será Carmen Amaya

«Carmen Amaya es una maestra, una figura que siempre me ha fascinado y a la que he admirado». De forma inconsciente, Sara Baras siempre le ha rendido homenaje. Hace muchos años bailó, con pantalones, «una farruca que me ha marcado mucho en mi vida y en mi carrera». En ella, además de tener presente a Carmen Amaya se acordaba de Antonio Gades. El bailarín también sentía devoción por la legendaria bailaora: el día en que Carmen murió, Gades se fue al barrio barcelonés de Barcelona y cerró uno por uno todos los tablaos.

El proyecto lleva varios años sobre la mesa. «Yo no estaba siquiera embarazada cuando me la propusieron», recuerda Sara. Pero en aquel momento ella quería parar para tener un hijo, «y me dijeron que me esperarían». «Se construyó -dice la productora- un guión apropiado para las características de Sara, pero siendo siempre fiel a la vida y la personalidad de la bailaora. La esencia de Carmen Amaya fue siempre el amor: hacia su marido, un payo quince años más joven que ella; hacia su familia, que la acompañó por todo el mundo; y hacia su arte. Esto es lo que intentamos contar en esta película».

«Hay mucho cariño, mucho respeto y muchas horas de trabajo. Es un guión lindo y cuidado, en el que se piropea a Carmen». Sara asegura que desde que se le propuso el proyecto ha investigado mucho sobre la bailaora. «Hace años, un amigo me regaló un cartel original de la actuación de Carmen en el Carnegie Hall de Nueva York, y ahora he encontrado muchas más cosas. En París, una de las localizaciones, el director del teatro de los Campos Elíseos, donde yo he estrenado varios de mis espectáculos, me regaló el programa de la actuación de Carmen allí».

Carmen Amaya nació en el Somorrostro, un barrio marginal barcelonés, el 2 de noviembre de 1917, en una familia gitana de gran raigambre flamenca. Destacó desde niña por su baile preciso, salvaje y nervioso. Consagrada en Madrid, dio el salto a América, donde se convirtió en un ídolo en ciudades como Buenos Aires o Nueva York. A finales de los años cuarenta regresó a España y actuó en nuestro país y en las principales capitales europeas. Murió el 19 de noviembre de 1963, a los 46 años, de una enfermedad renal. «Era una mujer especialísima -concluye Sara-, siempre que sale su nombre está rodeado de un perfume artístico que hoy en día es muy difícil de encontrar».