El manager bosnio de las falsas pirámides y otros Indiana Jones «de pacotilla»
El periodista y fundador del Círculo Escéptico Luis Alfonso Gámez desenmascara en su último libro algunas estafas de la pseudoarqueología
El auténtico (y polémico) Indiana Jones
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Iniciar sesiónEra un hallazgo que, cómo no, obligaría a reescribir los libros de historia. Vestido de Indiana Jones, Semir Osmanagich anunció en 2005 el descubrimiento de la pirámide más antigua y más grande del mundo a las afueras de la ciudad de Visoko, a ... unos 30 kilómetros al norte de Sarajevo. Según este empresario de la construcción bosnio, que hizo fortuna en Estados Unidos, los ilirios que habitaban antiguamente la región habían dado forma a la colina de Visochica y la habían recubierto de losas hace unos 12.000 años.
«Tiene todos los elementos: cuatro pendientes perfectamente perfiladas orientadas hacia los puntos cardinales, una cima plana y hasta un complejo de entrada», aseguró Osmanagich en algunos medios de comunicación, que lo presentaron como un arqueólogo que llevaba quince años estudiando las pirámides latinoamericanas. En realidad carecía de formación académica, pero las autoridades locales le permitieron excavar en la montaña y no tardó en dar con las pruebas que buscaba. «Hemos encontrado los bloques de piedra que cubrían la pirámide. Hemos encontrado una entrada pavimentada y túneles subterráneos. No es necesario ser un experto para darse cuenta de qué es esto», declaró en diciembre de aquel mismo año.
A la bautizada como 'pirámide del Sol', le siguieron al poco la de la Luna, la del Dragón... El magnate aseguraba haber descubierto «el complejo piramidal más grande construido sobre la faz de la Tierra» y vinculaba sus 'descubrimientos' a la «pseudohistoria más loca», según relata el periodista Luis Alfonso Gámez en 'El anciano que murió haciendo el amor con un fantasma' (Menoscuarto, 2024).
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En su libro 'The world of the Maya' (2005), Osmanagich afirmaba que unos visitantes de las Pléyades llegaron a la Tierra y se establecieron en la Atlántida y en Lemuria, donde levantaron templos sobre potentes puntos energéticos del planeta que servían de entrada a otros mundos y dimensiones. Osmanagich sostenía que el conocimiento de estos pleyadianos se transmitió a otros pueblos, como los ilirios y asegura que «Bosnia es la fuente de la civilización de Europa».
Según el empresario, «solo los científicos conservadores y de mente cerrada» eran «incapaces» de reconocer su hallazgo.
Reputados arqueólogos y geólogos llevan años advirtiendo del engaño y protestando ante las autoridades bosnias de los recursos malgastados en el proyecto pseudoarqueológico de Osmanagich. Mark Rose, del Instituto de Arqueología de Estados Unidos, y otros 24 arqueólogos alertaron en una carta a la Unesco del peligro de las actuaciones del millonario en una región con asentamientos neolíticos, ilirios, romanos y medievales. «Amenaza con destruir elementos del patrimonio bosnio», alertaron los firmantes en 2006.
La Asociación Europea de Arqueólogos también protestó «enérgicamente», pero «desde entonces, nada ha cambiado», se lamenta Gámez, que dedica un capítulo de su último libro a 'La estafa piramidal bosnia'. Aunque los expertos han alertado desde el principio de que las pirámides bosnias son estructuras naturales, el fundador del Círculo Escéptico y autor de 'El peligro de creer' (Léeme, 2015) subraya que Osmanagich «ha excavado en esas montañas con el visto bueno de las autoridades locales y ha dañado valiosos restos arqueológicos reales».
La razón de este apoyo institucional al empresario radica en que ha promocionado las pirámides bosnias como atracción turística «con el apoyo de Novan Djokovic» y con su 'hallazgo' «apela a un pasado glorioso para Bosnia», alentando el orgullo nacionalista en un país traumatizado tras la guerra de los años 90 y la limpieza étnica.
El Roswell español
Las pirámides bosnias no son las únicas recientemente 'descubiertas'. Gámez recuerda que desde 1990 y hasta hace poco, se vendió la idea de que unas estructuras aterrazadas de piedras en Tenerife eran pirámides. Algunos las atribuyeron a los guanches y «el explorador noruego Thor Heyerdahl llegó a decir que eran la prueba del paso por Canarias de egipcios en el viaje hacia América en el que, según él, llevaron a los pueblos precolombinos el conocimiento sobre cómo levantar pirámides», relata el también creador del blog Magonia.
En el Parque etnográfico de las pirámides de Güímar, inaugurado en 1998 con el patrocinio del empresario noruego Fred Olsen, «se las comparaba con las egipcias y las mesoamericanas» aunque «los historiadores nunca han dado crédito a esas afirmaciones porque son amontonamientos de piedras hechas por agricultores en el siglo XIX para liberar tierras de cultivo». Sin embargo, Gámez remarca que desde las instituciones locales se respaldó durante años su 'autenticidad' con el fin de atraer visitantes y dinero a la zona. «Güímar es nuestro Roswell», sostiene el investigador.
En 'El anciano que murió haciendo el amor con un fantasma', Gámez no recoge este caso, ni tampoco los repetidos 'hallazgos' de la Atlántida cerca de Cádiz, que «ningún arqueólogo busca porque tiene tanto sentido como buscar la Tierra Media de 'El señor de los anillos'». Pero entre sus historias de lo paranormal no podía faltar la perturbadora y difundida idea de que seres de otros mundo construyeron las pirámides de Egipto.
Racismo solapado
«El pasado nos fascina y los monumentos antiguos nos cautivan. Es lógico que nos preguntemos cómo se hicieron y ahí es donde los charlatanes se aprovechan de nuestro desconocimiento de la historia y nuestros prejuicios», explica convencido de que «en general, minusvaloramos el ingenio de nuestros antepasados, sobre todo si no son europeos».
No se duda de que los griegos construyeron la Acrópolis de Atenas o de que Stonehenge fue obra de gentes que habitaban Gran Bretaña en el Neolítico, pero sí de cómo los egipcios levantaron la Gran Pirámide hace 4.500 años o los nazcas trazaron los geoglifos en el desierto peruano. «Ahí es donde los pseudohistoriadores meten a los extraterrestres y los atlantes como colaboradores necesarios de unas culturas que ellos consideran incapaces de grandes logros por sí solas. Es una forma de racismo», sostiene Gámez.
El periodista vasco del diario El Correo, que desde 2010 firma una columna en español en la web del Comité para la Investigación Escéptica (CSI) fundado por Carl Sagan, ofrece algunas pistas para detectar a los que denomina 'Indiana Jones de pacotilla': «Le gusta posar ante fotógrafos y cámaras de televisión con un atuendo al estilo de Indiana Jones, el trabajo del que come no tiene nada que ver con la arqueología, sus hallazgos son extraordinarios -la tumba de un gran rey, una ciudad perdida, pirámides...-, pero no los publica en revistas ni están avalados por expertos; es desconocido en la comunidad científica y lamenta que los historiadores no le hagan caso; y si revisas la hemeroteca, compruebas que en el pasado ya hizo otros descubrimientos impresionantes que nadie ha confirmado». Cualquiera de estas características deben despertar «los sentidos arácnidos» de nuestro sentido común.
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