Annie Leibovitz en España: de Cayetano Rivera y Penélope Cruz a Pelé, Zidane y Maradona

En una entrevista con ABC en 2009, decía: «Es un privilegio estar en Madrid, es un lugar mágico. Pero tengo aún que acostumbrarme: aquí se acuesta uno muy tarde. Hay una enorme creatividad en España. Es el nuevo París. Queríamos estar aquí con esta exposición». Se refería a la muestra que le dedicó la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid. «Susan [Sontag, su pareja] adoraba España. Cuando estaba aquí no quería regresar a casa», contaba. Sobre Cayetano Rivera Ordóñez, decía: «¡Oh, Dios mío, es muy sexy. Estaba todo el tiempo diciéndole: date la vuelta... Es tan bello el torero... La manera en que se mueve es como un ballet». ¿Haría un reportaje de una corrida de toros?, le preguntamos. «Tengo interés, por supuesto, pero no sé si es políticamente correcto. Cualquier cosa que nazca de la tradición tiene derecho a sobrevivir. No estoy a favor de la crueldad de los animales, pero hay una tradición y es muy bella».

Un año después, en 2010, ABC desveló la visita de Annie Leibovitz a Madrid para retratar a tres mitos del fútbol, Pelé, Maradona y Zidane, de cañas por Malasaña y jugando al futbolín. Era una campaña publicitaria para Vuitton, firma con la que colabora desde hace años, con motivo del Mundial de Fútbol de Sudáfrica. Sólo Annie Leibovitz es capaz de reunir ante su objetivo a estos tres superhéroes del balón. Eso sí, posaron por separado: por la mañana, Pelé y Zidane; por la tarde, Maradona, que llegó con bastante retraso. La cita era a las tres y llegó a las siete y media. Es conocido el enfrentamiento y la rivalidad entre Pelé y Maradona.

¿Dónde fue la cita? Dos fueron los lugares escogidos para inmortalizar esta histórica cita, ambos en la calle Manuela Malasaña: el pub irlandés Molly Malone's y la cervecería Casa Maravillas (en los números 11 y 13, respectivamente). El catering se sirvió en la coctelería Ave Fénix, en el número 20 de la misma calle. Además, había tres suites reservadas en el vecino Hotel Ibis Madrid (M. Malasaña, 3) para que pudieran descansar las estrellas entre toma y toma.