Mitología y erotismo en el Prado (en tiempos del MeToo)
El museo reúne en una irrepetible exposición, por vez primera desde el siglo XVI, las seis ‘poesías’ que Tiziano pintó para Felipe II
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Iniciar sesiónLa sala C del Museo del Prado semeja una de las salas reservadas donde nobles y monarcas escondían de miradas ajenas las obras más subidas de tono de sus colecciones. Aunque aquí están a la vista de todos. Son 27 las pinturas (se ... suman una escultura y un libro) que ilustran estas 'Pasiones mitológicas' , pero es tal la calidad de las obras, es tal su intensidad emocional (fueron concebidas para el deleite de los sentidos) que no dejarán a nadie indiferente. Más bien todo lo contrario. El eje central de esta esperadísima e irrepetible exposición son las seis ‘poesías’ que Tiziano pintó para Felipe II entre 1553 y 1562 y que, casi cinco siglos después, vuelven a casa. En el siglo XVI colgaban en el Alcázar de Madrid y hoy vuelven a reunirse en la capital, esta vez en el Prado.
Ya de por sí, es más que motivo suficiente para visitar la muestra (las ‘poesías’ se han visto en solitario en la National Gallery de Londres y se verán, en otoño, del mismo modo en el Isabella Stewart Gardner Museum de Boston). No en vano, es uno de los conjuntos artísticos más bellos, complejos e influyentes de la Historia del Arte , un proyecto gestado por el pintor más famoso de su tiempo y el monarca más poderoso. Pero en el Prado han querido que las ‘poesías’ no estén solas, sino en muy buena compañía. «Nosotros no podíamos hacer lo mismo. Estos cuadros estuvieron en Madrid, determinaron el gusto de los Reyes españoles, fueron el modelo de otros pintores que también fueron coleccionados por ellos. El ADN del Prado son estas ‘poesías’, que vuelven a casa . Quienes visiten esta exposición será lo más cercano que podrán estar a lo que fueron las Bóvedas de Tiziano, que reunían las pinturas mitológicas de la Colección Real en el Alcázar», explica Miguel Falomir, director del Prado , experto en Tiziano y comisario de la exposición junto con Alejandro Vergara.
Tiziano espoleó la imaginación de sus colegas y sacó lo mejor de cada uno: Veronés, Rubens, Carracci, Ribera, Poussin, Velázquez... «Fue un paradigma que todos querían imitar», apunta Falomir. «La razón por la cual estas obras han sido tan influyentes, en primer lugar, es por su calidad intrínseca. Fueron concebidas como demostración de talento. Pero además la pintura mitológica es un terreno para la libertad y la experimentación –continúa el director del Prado–. No tenía cortapisas, los artistas podían desplegar sus recursos técnicos y estéticos. Lo sabían los pintores y los patronos. Tiziano, en la plenitud de su carrera, las convierte en obras absolutamente paradigmáticas. Algunas de las presentes en la exposición figuran entre las más osadas de su época y, como tales, despertaron la codicia de los más sofisticados coleccionistas e inspiraron a los artistas de mayor talento».
Juzgar obras del XVI con la mirada del XXI
Pero, ¿sería hoy posible un encargo similar, con semejante carga erótica, donde los dioses dieran rienda suelta a sus pasiones sexuales? A las puertas del 8-M , en pleno debate por la ley Montero del ‘solo sí es sí’ , en la era del MeToo , en medio de una ola de conservadurismo y censura en las redes sociales, donde se impone lo políticamente correcto, no parece muy factible. ¿Es válido, lícito y justo ver pinturas del siglo XVI y juzgarlas con una mirada del siglo XXI? ¿Es cierto que la violación se presentaba de forma aséptica y estetizada en el arte del Renacimiento? ¿Las obras canónicas del pasado justifican la violencia contra las mujeres? El debate está servido.
Zeus (Júpiter para los romanos) posee a Dánae en forma de una lluvia dorada (una Dánae que, para Giovanni della Casa, legado papal en Venecia, hace que la 'Venus de Urbino' parezca una monja), rapta y viola a Europa metamorfoseado en un toro blanco y hace lo propio con Ganímedes , al que el dios trata de penetrar convertido en águila. El cuadro de Rubens está basado en un dibujo de Miguel Angel para Tommaso Cavalieri, de quien estaba enamorado. «Rubens ofrece franqueza sexual», dice Vergara. Por no hablar de las ‘lascivas’ nalgas de Venus , que trata de retener a su amado Adonis con un abrazo apasionado en 'Venus y Adonis', de Tiziano (cuadro que inspiró a Shakespeare y a Lope de Vega). O 'La bacanal de los andrios' , que rezuma «sensualidad, seducción, energía sexual, deseo físico...».
Resulta sorprendente imaginar estas obras en manos de Felipe II , al que la leyenda negra ha retratado como un rey pío, fervientemente religioso y muy conservador. Aretino decía que es la grandeza del arte de Tiziano lo que generaba en Carlos V sentimientos tan encontrados: piedad ante la Trinidad y pulsión erótica ante Venus. «Es mérito de su estilo haber satisfecho a un tiempo el cuerpo y el alma del magnífico emperador».
En torno a Felipe II, comenta Falomir, «hay muchos tópicos interesados. En 1600 están en Madrid las colecciones de pintura mitológica más importantes de Europa. Rodolfo II aprende de su tío Felipe II. Felipe IV será el modelo para Luis XIV y Carlos I de Inglaterra». Según Falomir, a partir de 1568 decae el interés de Felipe II por la pintura mitológica. Como curiosidad, Isabel de Francia no quería ver los cuadros indecorosos que Felipe IV guardaba en el Alcázar, de modo que, antes de que entrara en los salones en los que colgaban, había que cubrir escrupulosamente con cortinas las pinturas de desnudos.
«Aplicar los criterios y valores morales de hoy a lo que se hizo hace 400 años es un anacronismo, que es uno de los peores pecados de los historiadores del arte –dice el director del Prado–. Hay afamadas series de TV en las plataformas digitales con un despliegue de desnudos gratuitos. Y nadie levanta la voz. Si viendo estas obras, solo nos quedamos en la epidermis , nunca mejor dicho, ¡qué pena! No son grandes obras por eso. Todo el arte occidental, hasta las vanguardias, gravita sobre el cuerpo humano, y la forma máxima de expresión era el desnudo, donde los artistas daban lo mejor de sí mismos. No voy negar que algunas de estas pinturas tuvieran una intencionalidad erótica (el erotismo es parte de la actividad humana). Pero la mitología es la que es, lo que no podemos hacer ahora es cambiarla.
En los amores de los dioses hay muchas conductas que están tipificadas en el Código Penal : hay estupro, hay violaciones... Pero, ¿qué hacemos? ¿Quemamos los cuadros? ¿Quemamos las ‘Metamorfosis’ de Ovidio? A lo largo de la Historia siempre ha habido llamadas a prohibir estas pinturas. Hubo debates muy agitados en el Siglo de Oro. El muy pío Carlos III mandó destruirlas . No se hizo gracias a Mengs. Las mandaron a la Academia de San Fernando para que los artistas se formasen. Fernando VII las ocultó a la vista de mujeres y jóvenes en una sala reservada. Pero nunca se concibió como pornografía».
Recuerda Falomir que en la exposición que comisarió hace unos años en el Prado, 'Las Furias' , «había desnudos masculinos sufriendo los tormentos más terribles. Y lógicamente no compartimos esos valores». Niega el director del Prado cualquier paralelismo entre 'Invitadas' y esta exposición: «Son aproximaciones distintas, pero ambas hechas con el mayor rigor historiográfico».
Para Alejandro Vergara , ‘El rapto de Europa’ tieme «un aura que lo purifica y lo distancia de lo que se está contando. Yo lo veo condicionado por mi biografía y mi historia. Pero a Ruoxin Wang (que llegó desde China a través de la Rice University de Houston para trabajar temporalmente en el Prado, y que me ayudó con el estudio de este cuadro), sí le molestaba lo que la historia del arte ha hecho con este cuadro, no hablando de la violencia sexual que está implícita. Decidí que tuviéramos una conversación. Así creo que hay que lidiar estas cosas. Yo le expresé mis argumentos. El arte me gusta por razones distintas de su contenido político, digamos. El arte es más personal y privado que político. Su propósito no es la justicia. No creo que la función del arte sea mejorar el mundo, en el sentido de conseguir mayor igualdad. Es cierto que hay una historia muy violenta. Somos todos hijos de ese pasado. Pero hay un riesgo de acercarnos al pasado intentando verlo con nuestros ojos. No creo que el pasado se pueda reescribir, pero se puede interpretar para mejorar el presente». Cree que sería arrogante por su parte «decir lo que la gente tiene que aprender de estas obras. Pero acercarse a ellas aporta . Yo enriquezco mi experiencia leyendo, viendo cuadros...».
En un directo en Instagram. Alejandro Vergara hablaba de ‘La Venus del delfín’ , única escultura presente en la exposición, muy cerca de ‘Las tres Gracias’, de Rubens . Es una copia romana de una obra de Praxíteles, ‘La Venus de Cnido’, primera diosa desnuda esculpida en Grecia, que alcanzó una fama legendaria. Estaba colocada en un templete. Y recordaba Vergara las palabras de Plinio el Viejo , que también se citan en la cartela de la obra en la exposición: «Un marinero, que se había enamorado de ella, la abrazó fuertemente y la mancha dejada sobre ella fue el indicio de su pasión». El marinero tuvo un orgasmo con la escultura . Una cita que ya ha tenido reacciones airadas en las redes sociales, antes incluso de la apertura de la exposición.
En el catálogo de la exposición se aborda este asunto en un ensayo de Sheila Barker , ‘Andrómeda liberada. Mujeres y mitología erótica en el arte del Renacimiento’. Arranca con el atentado que sufrió ‘La Venus del espejo’, de Velázquez , el 10 de marzo de 1914, cuando Mary Richardson atacó el cuadro con un hacha de carnicero, lacerando repetidamente el lienzo. Quería con ello presionar a los legisladores para que otorgaran el derecho a voto a las mujeres. También habla de la mirada masculina lasciva hacia los desnudos femeninos . Para Giulio Romano , los desnudos de Correggio «parecen carne y no pintados». Acerca de ‘Venus y Adonis’, de Tiziano, Lodovico Dolce decía que la diosa «es de carne, es la belleza misma, parece que respira». Aunque Sheila Barker advierte que pintoras como Lavinia Fontana, Artemisia Gentileschi y Michaelina Wautier «pintaron desnudos eróticos para una élite de clientes masculinos».
Según Barker, «algunos visitantes podrían cuestionar, no sin razón, si las imágenes de ‘raptos’ mitológicos pueden transmitir los valores de inclusión y democracia». Apuesta por «un diálogo abierto sobre las formas en que el arte visual condiciona nuestras creencias, emociones, acciones, deseos y, sobre todo, nuestras pasiones».
En una entrevista con 'Vozpópuli', Javier Solana , presidente del Patronato del Prado, preguntado acerca de si considera necesario cambiar el título de 'El rapto de Europa' por 'La violación de Europa', responde: «Démosle el nombre que le demos a las cosas, la obra continúa y se sabe lo que significa. Si se quiere cambiar el nombre para que la percepción sea más plena, se puede cambiar. No tengo ningún problema en hacer esas cosas. Se puede cambiar el nombre a un cuadro, pero el significado de la pintura sigue ahí ».
Abren la exposición tres desnudos recostados : el espléndido 'Venus y Cupido', de Hendrik van den Broeck (conocido como Arrigo Fiammingo), según un dibujo de Miguel Angel (para Alejandro Vergara, el mejor desnudo de la exposición: «Tiene un poderío formal que me desarma completamente, es muy ambiguo»); 'Venus y Cupido', de Allori, y 'Venus recreándose en la música', de Tiziano. Junto a ellos, en una vitrina, un incunable de la Biblioteca Nacional: 'Sueño de Polífilo', de Francesco Colonna . Sus ilustraciones contribuyeron a legitimar la presencia de desnudos eróticos en la pintura. La sala donde cuelgan las ‘poesías’ es arrebatadora .
«Es de una calidad estratosférica», dice Miguel Falomir. Se han enmarcado las seis pinturas en Londres: lucen el mismo marco, de inspiración veneciana. Si tiene que destacar una, Falomir lo tiene claro: «El rapto de Europa» : «Hasta hace muy poco el museo tenía prohibido prestarla. Me parece bellísima. Lo mejor del último Tiziano, todavía en plenitud de facultades, con una libertad maravillosa». Luce junto a «Las Hilanderas» , donde Velázquez reproduce el cuadro de Tiziano en el tapiz del fondo. Junto a la Dánae» de la Wellington Collection, la del Prado. A su lado, «Cincuenta sombras de Grey» parece una película de Disney .
En el centro de la sala, «Diana y Calisto» y «Diana y Acteón» , adquiridos hace unos años por la National Gallery de Londres y las National Galleries of Scotland de Edimburgo. Para Lucian Freud, «los cuadros más bellos del mundo» . Alejandro Vergara cree que «la gran virtud de Tiziano es el sentimiento trágico y profundo. Es buenísimo Tiziano en dolor y crueldad, especialmente. Quizá el mejor. Retrata a una Diana cruel, durísima. Un Tiziano muy radical , que parece pintar con rabia y desesperación . Rubens copió las poesías. Se compadece de Calisto, que es una víctima (fue violada por Zeus); Tiziano no. Es el pintor más sabio en cuanto a comprender cómo la pintura puede transmitir sentimientos. Hay historias de plenitud, sufrimiento, soledad, desamor, violencia... ».
«Perseo y Andrómeda» , de la Wallace Collection de Londres, es la ‘poesía’ que se halla en peor estado y se considera «la más floja» de todas. Es la primera de la que se desprendió Felipe II. Posiblemente, se la regaló a Pompeo Leoni . «La relación de Perseo y Andrómeda no está bien resuelta. La figura de ella es un poco alambicada», dice Falomir. Completan la sala «Diana y Calisto», de Rubens, y dos obras de Veronés: «Perseo y Andrómeda» y «Venus y Adonis». Concebidas como tres parejas, las ‘poesías’ responden a preocupaciones distintas de Tiziano: su rivalidad con Miguel Ángel acerca de la tridimensionalidad de la pintura, cómo representar emociones extremas...
La exposición, patrocinada por la Fundación BBVA y que permanecerá abierta desde mañana hasta el 4 de julio , reúne 29 obras (16 del Prado y 13 de otras instituciones). En palabras del director del Prado, « una reunión absolutamente irrepetible de algunas de las obras más influyentes de la pintura occidental. Se me ocurren muy pocas exposiciones que respondan mejor a la esencia del Museo del Prado que ésta». Falta una obra . Falomir confía en que llegue cuando se levanten las restricciones por la pandemia en Gran Bretaña. Se trata de «Cupido y Psyque», de Van Dyck , joya de la Royal Collection. Está aprobado el préstamo, pero es obligado que viaje con correo físico. De momento, se ha sustituido por una obra de Jordaens del Prado. En un par de semanas estará disponible en la web del Prado una visita virtual a la exposición , de entre 30 y 45 minutos. Su precio, el mismo que las audioguías. «No hay ánimo de lucro en este proyecto», puntualiza Miguel Falomir, que esta tarde a las 20 horas en las redes sociales hará un recorrido por la exposición, junto con Alejandro Vergara, para inaugurarla.
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