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Desaparece casi un tercio de la Gran Muralla china por la erosión y la destrucción humana

Un estudio alerta de los daños que sufre este monumento, que mide más de 6.000 kilómetros y es Patrimonio de la Humanidad

Desaparece casi un tercio de la Gran Muralla china por la erosión y la destrucción humana PABLO M. DÍEZ

PABLO M. DÍEZ

Frenó durante siglos las invasiones bárbaras de los mongoles y se convirtió en una de las obras más colosales de la Humanidad, pero la Gran Muralla china se enfrenta a un nuevo enemigo imbatible: el paso del tiempo. Según informa el «Diario del Pueblo» , altavoz del Partido Comunista , ha desaparecido casi un tercio de esta construcción, que tiene una longitud de más de 6.000 kilómetros , por culpa de la erosión, la falta de mantenimiento y la destrucción humana.

Tan desolador hallazgo ha conmocionado a los chinos, que ven cómo uno de sus símbolos nacionales se desvanece por no estar suficientemente protegido pese a que la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987. A tenor de un estudio llevado a cabo el año pasado por la Sociedad de la Gran Muralla, solo se conserva en buen estado el 8 por ciento del tramo levantado durante la Dinastía Ming (1368-1644), que es precisamente la parte más visible y visitada en la actualidad.

Además de la erosión que provocan las lluvias en Pekín y en la vecina provincia de Hebei, que causan corrimientos de tierra que resquebrajan al muro, los árboles y matorrales que crecen entre sus grietas amenazan con derribarlo. Pero, más allá de estos efectos de la Naturaleza, el mayor peligro al que enfrenta la Gran Muralla es la acción del hombre , que ha desmantelado buena parte de sus tramos para vender sus ladrillos. Algunos de ellos, que incluso tienen grabados caracteres en mandarín, se venden por solo 30 yuanes (4,3 euros), en el condado de Lulong, denuncia el citado informe.

Con el fin de atraer a los turistas, los gobiernos locales reparan pequeños tramos de la Gran Muralla, pero la mayoría de la construcción se cae a pedazos o ha sido engullida por la maleza o las tormentas de arena. Durante los últimos años, se han perdido casi 2.000 kilómetros. Para Dong Yaohui , vicepresidente de la Sociedad de la Gran Muralla, «la grandeza y longitud de esta obra arquitectónica la convierten en un magnífico legado cultural, por lo que su reparación y protección debería extenderse a todo su trazado, y no solo a determinadas secciones».

De hecho, la mayor parte de sus 6.000 kilómetros, que van desde el paso de Jiayuguan, al noroeste del país, hasta la costa oriental de Bohai, se hallan en ruinas y solo los tramos más turísticos, como los de Badaling, Shanhaiguan, Simatai o Mutianyu , resisten a duras penas el paso del tiempo. Con el propósito de captar visitantes, muchas de estas secciones han sido reconstruidas durante los últimos años, pero a veces de manera poco fidedigna a su estado original. Como ejemplo, destaca el paraje de Badaling, cercano a Pekín y donde se ha instalado una montaña rusa que serpentea en torno al muro para hacer las delicias de los turistas que han tenido la energía suficiente como para ascender a uno de sus puntos más elevados.

Saqueos

Por otra parte, esta descomunal edificación también sufre el acoso de los expoliadores, que se dedican a saquear sus valiosos materiales de construcción. En enero de 2005, 150 metros de la Gran Muralla fueron desmantelados para pavimentar una carretera en la región de Ningxia.

Por ese motivo, parece que el Muro de los 10.000 Li, denominado así por sus más de 6.000 kilómetros (12.000 li) de longitud, está sufriendo ahora tantas embestidas como cuando fue construido para repeler las invasiones de las tribus bárbaras de Asia . Según otros estudios, que cuentan sus distintas ramificaciones, la construcción total llega a extenderse por casi 22.000 kilómetros.

La obra original data de la Dinastía Qin y se remonta al año 221 antes de Cristo, cuando el primer monarca que unificó el Estado, Qin Shi Huang , restauró los diseminados muros de defensa antiguos, con más de cinco siglos de antigüedad y procedentes de la Época de los Reinos Combatientes, y los unió en una nueva construcción que medía 4.800 kilómetros. En el 206 a.C, la Dinastía Han extendió el muro hasta el Desierto de Gobi , en Mongolia, para conjurar la amenaza de los hunos que acaudillaba el temido Atila . Pero la Gran Muralla que hoy conocemos procede, en gran medida, de la Dinastía Ming (1368-1644), que introdujo ladrillos como los que se emplean actualmente y convirtió la obra en un prodigio de la ingeniería al extenderse por escarpadas montañas con pendientes de hasta 70 grados.

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