Cornelius Gurlitt, fotografiado en Múnich

Desde que, a principios de noviembre, funcionarios de las autoridades aduaneras descubrieran el tesoro en un destartalado apartamento de Múnich, parecía que Cornelius Gurlitt, dueño de la vivienda y que había heredado dicho «tesoro» de su padre , el marchante Hildebrandt Gurlitt , se hubiera evaporado. De hecho, esta misma semana el fiscal a cargo de la causa llegó a admitir que ni él mismo sabía dónde estaba.

Sin embargo, según publica «Paris Match» , este anciano de 79 años no ha cambiado sus hábitos desde que se publicara la noticia y suele pasear por el barrio de Schwabing , cercano a su domicilio en Múnich. Allí fue, precisamente, donde «Paris Match» lo encontró ayer por la tarde, en un centro comercial en el que estaba de compras .

Cuando los periodistas se acercaron a Gurlitt, solo obtuvieron una críptica mirada y la siguiente declaración : «La aprobación que viene del lado equivocado es lo peor que a uno le puede pasar», dijo con «una voz un poco temblorosa y sus penetrantes ojos azules llenos de ira y miedo», según recoge la publicación .

Un taxi en dirección al aeropuerto

Pero ahí no acaba el misterio de Cornelius Gurlitt en las últimas horas. Al poco de conocerse la imagen de «Paris Match», el blog de «The New York Times» (Arts Beat) publicaba una información según la cual ciertos testigos habrían visto al anciano salir esta misma mañana de su casa en dirección al aeropuerto de Múnich en compañía de una mujer.

Al parecer, Gurlitt salió de su edificio en la madrugada del martes y cogió un taxi para ir al aeropuerto en compañía de una mujer no identificada. Hasta ahora, el anciano ha declinado todas las peticiones de entrevista y se ha negado a contestar al teléfono y al timbre . Su exceso de celo llega al punto de que, según un vecino, el domingo dejó una nota manuscrita en su puerta diciendo que le dejaran tranquilo porque padecía un problema de corazón y asegurando que en breve emitiría un comunicado.

Cuando Cornelius Gurlitt cogió el taxi en dirección al aeropuerto vestía un abrigo largo gris y una bufanda de cuadros , y llevaba una maleta con ruedas.