La máquina de música perfecta
La Filarmónica de Berlín celebró ayer en el Teatro Real su 129 aniversario. Fundada en el siglo XIX, hoy es un ejemplo en lo musical y también en su gestión
La máquina de música perfecta
La Filarmónica de Berlín celebró ayer en el Teatro Real su 129 aniversario. Una cita musical que cada 1 de mayo celebra la formación alemana en una capital europea diferente. Fundada en 1882, la agrupación, que encabeza el ránking de las orquestas más importantes del ... mundo, ha sabido adaptarse al siglo XXI no solo en lo musical sino también en su modelo de gestión, además se haberse subido al tren de las nuevas tecnologías en busca de nuevos públicos. Todo esto le ha permitido capear la crisis económica. También ha ampliado su horizonte de compromisos, al musical se suma ahora el social. «No basta con tocar bien. Hay que salir de la sala de conciertos y acercarse a la gente». Este último tramo de su larga trayectoria ha estado capitaneado por Simon Rattle, director artístico y titular desde 2002. La excelente sintonía entre orquesta y director le ha valido al músico inglés la prorroga de su contrato hasta 2018.
Pero, ¿cómo se consigue alcanzar los 129 años en tan buena forma, musical y financiera? «El secreto es el compromiso artístico de los músicos con la orquesta. Hay instituciones en las que no pueden decidir sobre su destino, esto es algo terrible. La motivación de los intérpretes es más alta si están implicados en lo que se produce en el escenario y también en el resto de los proyectos de la Filarmónica de Berlín, como el educativo», explica a ABC Andreas Wittman que, además de ser el segundo oboe de la formación, en la que ingresó en 1986, es uno de sus representantes.
«La estructura de la orquesta es un poco compleja —añade—. Hay dos representantes, elegidos por tres años, que nos ocupamos de los conciertos en Berlín y de las giras». Otros músicos gestionan los proyectos de internet, las retransmisiones en cine —en mayo se estrena una película en 3D con obras de Mahler y Rachmaninov—, y las coproducciones, como las que les traerá de nuevo al Real a partir de 2013, realizadas en colaboración con el Festival de Pascua de Salzburgo.
La principal aportación económica de la formación alemana, que se gestiona desde 2002 a través de una fundación pública, procede de la ciudad de Berlín (no reciben subvención estatal), y asciende a 13 millones de euros. A esto se suman los cuatro millones que reciben del Deutsche Bank, patrocinador del proyecto educativo y de internet —«que va bien pero que no se autofinancia todavía»—. Sin acomodarse en los patrocinios, la orquesta genera importantes ingresos a través de los conciertos, giras, aquiler de salas... «Con este dinero se cubre el 60% del presupuesto total, 25 millones de euros, un porcentaje muy por encima de otras instituciones culturales».
La Filarmónica de Berlín se ha diferenciado durante décadas de otras orquestas por elegir democráticamente a su director titular, una forma de gobierno que se extiende a otras actividades de la orquesta, «aunque tiene sus límites —matiza Wittmann—. Hay algunas obligaciones que hay que respetar. En el escenario, en los conciertos y en los ensayos no hay mucha democracia porque es el director quien organiza».
Sin controles de calidad
Admirada por su técnica y musicalidad, la orquesta, que tiene una plantilla de 128 músicos, con una edad media de 38 años, no tiene «controles de calidad» para vigilar el rendimiento de sus intérpretes. «La presión artística es tan alta que te obliga a mantener el nivel. Hay una cierta competitividad con los músicos que tienes a tu alrededor», asegura.
En cuanto a qué es lo más importante que Simon Rattle ha aportado a la Filarmónica de Berlín desde su llegada, además de impulsar el proyecto pedagógico y liderar el uso de las nuevas tecnologías, Wittman señala la «flexibilidad». «En el sentido del repertorio, pues el suyo es muy amplio, desde el barroco a la música contemporánea. La orquesta se ha desarrollado más con él, pero lo ha hecho dando continuidad a la labor de Claudio Abbado (1989-2002). Cuando éste sustituyó a Karajan (1954-1989), muchos músicos se jubilaron y una nueva generación llegó a la orquesta, subiendo el nivel técnico. Ahora, un segundo violín tutti suena como un gran violín solista».
Cien conciertos al año en casa, dos meses y medio de gira, 20.000 abonos anuales vendidos —«estamos en el límite»— y una ocupación del 95% en las dos salas de la Philarmonie, su sede, demuestran que la crisis «no ha afectado» a la Filarmónica de Berlín, al contrario de lo que le está sucediendo a otras formaciones, que se enfrentan a la bancarrota. «No hemos tenido recortes, aunque durante unos años los sueldos fueron congelados».
El milagro se debe al modelo de gestión empleado. «Hemos encontrado la estructura perfecta para nosotros: una fundación pública que nos permite distanciarnos de la influencia de los políticos, algo que antes no sucedía. Hay un consejo de administración que supervisa nuestras cuentas, pero tenemos más flexibilidad a la hora de elegir en qué proyectos invertimos el dinero».
Compromiso social
Sobre cuál es el objetivo de la orquesta para el siglo XXI, Wittman afirma que ésta fue «la pregunta principal cuando elegimos a Simon Rattle. Antes de tomar la decisión hubo un proceso de más de un año en el que se habló sobre lo que necesitaba la orquesta. Además de seguir haciendo conciertos a gran nivel, había que hacer más proyectos sociales, desarrollando los medios tecnológicos... Hay tanta violencia y criminalidad en el mundo. que queríamos acercar a la gente lo que es más importante para nosotros, la música».
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