Los protagonistas de la trama
Quién es quién en todo el proceso del robo y recuperación del Códice Calixtino
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Manuel Fernández Castiñeiras. El ladrón
Fue más que electricista de la catedral. Pedía consejo espiritual, trataba a casi todos los canónigos y asistía a sus misas , incluso en otras iglesias. Dicen que luego en el bar arremetía contra ellos. Personalizó su venganza en el deán y ... archivero, José María Díaz, y le llegó a amenazar en público; también al administrador del templo que había ido a visitarlo al hospital cuando sufrió un ictus. A Manolo le parecía habitual pagar un café en un bar con un billete de 500 euros; también hacer copias de todas las llaves a su alcance y hacerse con la combinación de la caja fuerte.
Remedios Nieto. La esposa
Cobra una pensión de 380 euros , pero de vez en cuando seguía cosiendo para alguna vecina. El juez cree que estaba al tanto del dineral que entraba en su casa, aunque su marido le tenía prohibido entrar al santuario de los billetes y los facsímiles. Del Códice no sabía nada.
Jesús Fernández Nieto. El hijo
El juez le imputa un delito de blanqueo de capitales . Su padre le había comprado un piso en Milladoiro, justo enfrente de la casa del matrimonio, que figura a nombre del electricista. En esa vivienda, que compartía con su novia, apareció un facxímil del Códice robado en la catedral y una bolsa con dinero.
José María Díaz. Deán de la catedral
El robo del Códice le costó su puesto como archivero y u no de los mayores disgustos de su vida . Apoyó al electricista cuando lo despidieron y él le pagó amenazándolo primero y vengándose después. Cuando desapareció el manuscrito tuvo que soportar un aluvión de críticas por no haber puesto todos los medios para custodiar el tesoro y ha tenido dos desafortunadas declaraciones hablando sobre la sustracción cuando no era el momento. Ahora está satisfecho y feliz , él que conoce de sobra el valor espiritual y artístico del libro, pero el momento se le ha agriado por cuestiones personales: una grave enfermedad familiar y la reciente muerte de otro de sus allegados. La recuperación del Liber ha sido tan celebrada que se han arrinconado las espinosas cuestiones destapadas: por qué tardó meses en denunciar a la Policía que faltaban facsímiles y otros documentos y por qué los clérigos nunca contaron que les faltaba dinero.
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