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ABC desvela el parte de guerra del almirante Cervera en el que narra el desastre de Cuba de 1898

Los novelistas históricos Antonio Pérez Henares y Jesús Maeso de la Torre han hallado varias cartas manuscritas del militar

Algunos de los documentos desvelados por ABC ABC

Antonio Pérez Henares/Jesús Maeso de la Torre

La historia del Almirante Cervera y de aquella batalla del 3 de julio de 1898 en que España perdió su Armada y Cuba, nos salió al encuentro una luminosa mañana en Cádiz como si de una carta de náufrago en una botella se tratara y el mar hubiera arrojado allí.

Cartas eran, sí, cuadernos y un diario, pero cuidadosamente guardadas , generación a generación, y que habían ido a reposar en una de esas mansiones del esplendor colonial que hermosean la ciudad, capital de melancolías indianas y de recuerdos lastrados que perduraban en las calles por su pasado fenicio y romano , o cuando se convirtió en el emporio de las flotas de Indias y sede de la Casa de Contratación.

A pluma y lápiz

Todo estaba allí, de puño y letra , primero a pluma y cuando se acabó la tinta, a lápiz, en apretada escritura: el parte del Almirante , la crónica de la batalla, el hundimiento de los barcos, la pérdida de sus hombres, su cautiverio y la vuelta derrotados a España . Ahí, ante nuestros ojos, estaba el testimonio personal, el relato de la tragedia , el suyo propio y el de su fiel amigo y Primer Médico de la Armada, el doctor Lallemand, que añadía a lo transcrito el parte de guerra al completo; sus propias cartas a su esposa, las previas y estremecidas ante el desastre que se avecinaba y después las amargas del prisionero que ansía al menos volver al hogar.

El almirante Cervera ABC

El descubrimiento se produjo cuando la anfitriona y alma de la tertulia literaria, Susi Cigüela, nos invitó a su casa: una mansión típica de los ilustrados armadores gaditanos, en cuyos salones, en el tiempo de las Cortes de 1812 , se hablaba en todos los idiomas. Y entre las acaloradas partidas de billar, una copa de brandy y el humo de un habano, los negociantes y armadores de buques de aquel luminoso siglo arreglaban tratos, ordenaban fletes, enrolaban tripulaciones, disponían los precios del palo de Campeche, del café verde, de las salazones, del cacao, o de las sedas de Manila, o tasaban el valor del real de plata con el doblón mejicano .

En la casa Lallemand aún pueden olerse las esencias de las especias que se almacenaban en la planta baja. Estos comerciantes destinaban los pisos bajos para tiendas y almacenes donde se mostraban al público los escaparates y los mostradores de venta. Y en el florido patio crecen los mismos nardos, los jazmines, los geranios y los claveles blancos de entonces, y arrinconados en el patio pueden verse los oxidados tostadores de café , las deshilachadas sacas de especias y del tabaco apretado en mazos, los barreños donde se alaba el bacalao de Islandia, el azúcar de la Habana o el cacao de las Antillas.

El hallazgo incluye las cartas que el almirante Cervera y Alejandro Lallemad, médico de la Armada, enviaron a sus familias, así como el parte de guerra que escribió el primero al capitán general de Cuba

Cuando llegamos al segundo piso de la mansión dieciochesca de la dueña, por los ventanales penetraba una luz ambarina; la anfitriona, para captar nuestra atención de historiadores, nos mostró un cuaderno y unas cartas de color amarillento , de las que escapó un papel doblado, que hubo que desplegar con meticulosidad y prudencia sobre la mesa, pues podían desprenderse algunos trozos de sus bordes.

«Es el diario personal del almirante Cervera antes del desastre de Cuba y de las cartas que envió a su familia el médico de la Armada, Alejandro Lallemad y Lemos, bisabuelo de mi marido», nos dijo enfática y orgullosa nuestra anfitriona.

Fracaso militar

Asombrados vimos que se trataba de las epístolas del galeno militar que enviaba a su familia en Cádiz, desde que abandonara Cabo Verde con dirección al mar de las Antillas, hasta los días del fiasco de la defensa de Cuba , en las que el médico profetizaba el fracaso militar, dada la diferencia que había de barcos y armamento en la relación a los EE.UU.

Los escritos de Cervera destilan la amargura y la tristeza de un oficial al mando que veía que sus soldados y marineros iban al matadero y a la catástrofe militar

No obstante, lo que más atrajo nuestra atención fue un cuaderno perteneciente al ejército americano, concretamente del acuartelamiento y puerto militar de Portsmouth Harbor , USA. Y cuál no sería nuestra sorpresa cuando advertimos que el escrito, primero realizado con pluma y luego al acabarse la tinta, con un lápiz finísimo y durante una larga serie de apretadas páginas, era nada menos que el parte de guerra enviado por el Almirante don Pascual Cervera Topete a su superior, el Capitán General de Cuba, dando cuenta de todo lo sucedido, con total detalle, con la peripecia de cada buque, con las bajas y muertes de su sufrida dotación. En él se destila la amargura y la tristeza de un oficial al mando, que veía que sus soldados y marineros iban al matadero y a la catástrofe militar .

Valor incalculable

Los dos dijimos al unísono: «Esto hay que publicarlo, ahora que nuestra historia está siendo denostada por interesados ignorantes. Su valor es incalculable». Y ayudados por la generosidad de la viuda de Lallemand, nos propusimos desvelar la verdad de aquellos hombres, cuyas virtudes eran el honor , la audacia, la obediencia a unos políticos asustados y la dignidad.

Restos del crucero «María Teresa», buque insignia de Cervera ABC

Posiblemente, aquel diario de Cervera fue transcrito en el cautiverio como una copia de seguridad y, al ser repatriado junto con el médico, don Alejandro, se incorporó, sin advertirlo o con toda intención, a sus pertenencias, junto a sus otros papeles personales y cartas a familiares, también de singular valor. Pero gracias a ese capricho del destino hoy podemos conocer el espíritu intachable y desprendido de aquellos héroes. Este que a partir de hoy van a poder encontrar en absoluta y rigurosa exclusiva, rescatado del tiempo y del olvido en esta serie que hoy se abre en ABC, vehículo escogido de común acuerdo con la propietaria de la documentación, la viuda del bisnieto, también reputado doctor, Fernando Delgado Lallemand, de aquel primer médico de la Armada de Cuba , testigo al lado de Cervera, y a la postre víctima de la batalla, pues a resultas de las secuelas de las heridas sufridas entonces, falleció.

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